ACOSTUMBRARSE A GANAR
Escrita por Darío Sanhueza.
Es un buen momento para mirar hacia no mucho tiempo atrás. Después de esa dolorosa derrota con River en Argentina, Colo Colo rescató un laborioso empate en Rancagua luego de ir perdiendo 1-0 y quedar con diez jugadores a los diez minutos, pero luego vino esa dura caída ante Fortaleza, no pudo imponerse en el Monumental ante Ñublense y no pudo salir del cero como local ante Temuco en el partido de ida en la Copa Chile. Una racha de cinco partidos sin ganar, interrumpida por la goleada de visita en el Germán Becker, la meritoria victoria como local ante Inter de Porto Alegre y el valioso punto rescatado en Viña con nueve jugadores, pero los dolores y las dudas se restablecieron después de la eliminación de la Copa Sudamericana en Brasil.
¿Por qué hacer referencia a esto? Porque la historia reciente -ya no remontándonos a haber estado peleando el descenso hace un año y medio, sino que a haber estado varios partidos sin ganar en este 2022- es un buen elemento para valorar el presente en su justa medida, con seis triunfos consecutivos y obtenidos de diversas formas: un partido raro con La Serena lleno de condicionantes climáticas; el agónico triunfo ante Audax en Rancagua; otro triunfo in extremis con el derechazo de Zavala ante Huachipato; una nueva victoria contra una U que jugó un muy buen primer tiempo pero no le alcanzó para ser competitiva en el segundo ante un Colo Colo que nunca encontró un gran nivel; una victoria maciza en el trámite pero corta en los números ante Antofagasta; y estos valiosísimos tres puntos ante uno de los mejores equipos de la segunda rueda.
Probablemente la mayor parte del partido se jugó como lo pretendió Gustavo Costas, desgastando física y mentalmente a Colo Colo y sin permitir que lograse asociaciones, especialmente por los costados. En el segundo tiempo creo que no pocos tuvimos la sensación de que, en algún momento, Palestino iba a lograr enhebrar alguna contra, y no estuvieron lejos, con un Cacique que no terminaba de acomodarse en la cancha.
Pero el equipo anda con buena estrella, y encontró premio a su mayor ambición casi terminando el partido, luego de una jugada de pocos trazos -pecado imperdonable de un rival que estaba sacando un buen punto desde el Monumental-, en que Gil, quizás el mejor de un Colo Colo con escasas luces -literalmente-, encontró a un criterioso Marco Rojas Walen; el Kiwi consolidó un buen debut al no atarantarse luego de un control donde la pelota se le quedó algo atrás, y adoptó la mejor decisión posible para habilitar a un Bolados al que, definitivamente, le debería venir bien para su confianza el haber sido el “jovencito del poster” en este partido, considerando que ha tenido un año en que ha mostrado menos de lo que sabemos que puede dar.
No hay nada más virtuoso en el fútbol que acostumbrarse a ganar y ya son seis partidos en fila, que nos permiten estar nueve puntos arriba de nuestros más cercanos perseguidores, y qué decir de nuestros rivales tradicionales, uno sumido en un pozo sin fondo, y el otro sufriendo más que los rivales a los cuales supuestamente iban a hacer sufrir. No está nada dicho, por supuesto, máxime considerando lo que vivimos durante el 2021, y hay que ir partido a partido, pero este torneo no se nos debe escapar. Probablemente venga en un buen momento este “cambio de aire” y pasar a otra competencia como la Copa Chile, para descansar algo del desgaste emocional de los últimos partidos y poder enfrentar la recta final del Campeonato con energías renovadas.