Tras eliminar a Nacional de Montevideo en la segunda fase de la Copa Sudamericana, el cuadro del certamen ponía en frente de Universidad de Chile a otro ex campeón de Copa Libertadores, nada más ni nada menos que a Flamengo de Brasil.
La U de Sampaoli ya se había consolidado, pero medirse con el cuadro brasileño ya eran palabras mayores. Por los cuartos de final, la ida se jugaría en condición de visitante por los octavos de final del certamen. El escenario sería el Estadio Joao Havelange, actual Nilton Santos de Rio de Janeiro.
Los azules desde el arranque mostraron que ellos marcarían los términos del encuentro y ya a los 13 minutos del lapso inicial, tras un remate de José Rojas que da en el tubo y luego da en la espalda del arquero Felipe termina entrando a portería para marcar la apertura inicial.
Tras aquello, Flamengo sufre la expulsión de Airton y la lesión de Darío Bottinelli. Un Ronaldinho que era mero espectador de la orquesta de Jorge Sampaoli, los brasileños solo observaban. Minuto 41 aparece Eduardo Vargas para el dos a cero y noventa segundos más tarde, el propio Turbomán decreta la tercera diana.
El comentarista de Fox Sports en la transmisión de aquel partido, Juan José Buscalia señaló que “cuando veo al Barcelona hay que ver lo qué hacen los compañeros y no solamente el que no tiene la pelota, aquí la U me hace acordar aquello y por favor, no estoy comparando con Barcelona, que nadie entienda mal, pero ¡qué movilidad la de los jugadores de la U de Chile!“.
Ya en el segundo tiempo se pudo aumentar las cifras a través de un penal de Matías Rodríguez que contiene el golero y que si bien el balón ingresó, no fue sancionado por el juez Saúl Laverni. Pero en el 71 la oda máxima de un contragolpe. Salida express de Charles Aránguiz para Edu Vargas y este cambia de orilla para Matías Rodríguez, quien espera a Gustavo Lorenzetti y de taco le da el pase para que el Duende meta un zurdazo magistral dejando sin opciones al portero.
Una verdadera demostración de categoría, fútbol y sobre todo capacidad para vulnerar a uno de los grandes del mundo, que alguna vez se tuvo que inclinar con su gente ante un equipo de Chile, frente a la Universidad de Chile.