Los tiempos deportivos de la Universidad de Chile vienen siendo muy irregulares, quedando al debe con su desempeño en materia resultados y títulos. Con el oasis que significó aquel equipo que logró consagrarse en la Copa Sudamericana 2011, este siglo mostró mayor cantidad de decepciones. Y uno de los tantos motivos para que se dé esta circunstancia, seguramente, fueron las malas contrataciones.
Obligado a ser protagonista de forma permanente, el Romántico Viajero busca reforzarse con las mejores opciones que le presenta el mercado. Aunque a veces, no parecen tener un ojo selectivo para este tema. Son muchas las malas gestiones en contrataciones, porque se sumaron muchos nombres, pero solo algunos lograron afianzarse. Con fichajes que llegaron y partieron sin haber aportado demasiado, a continuación, te mostramos cuales son Los peores fichajes de Universidad de Chile en este siglo.
Walter Ávalos
Cuando llegó para comienzos de la temporada 2004, la expectativa era grande. Es que, su apodo era el Zidane paraguayo, sin dudas, una gran carta de presentación de cara al hincha. Pero claro, los números después mostrarían que la historia fue otra: jugó 13 partidos y no convirtió goles en su paso por la U.
Un mediocampista que en Olimpia fue figura, lo que le permitió llegar a jugar las Eliminatorias con la selección paraguaya, pero que en los azules no logró convencer a nadie. Solo duró un semestre y en la parte final del año, fue sencillamente cortado por el DT, Héctor Pinto. Su puesto se lo ganó el juvenil Cristián La Nona Muñoz.
Marcos Riquelme
El delantero argentino tiene un largo curriculum, donde cuenta con pasos en el fútbol trasandino, peruano, chileno y boliviano. En el caso del fútbol local, el ariete defendió las camisetas de Audax Italiano, Palestino y Club Universidad de Chile. Tuvo un buen rendimiento en su paso por los dos clubes, sin embargo, en los estudiantiles no pudo afianzarse y pasó sin pena ni gloria.
Riquelme llegó al Centro Deportivo Azul para el segundo semestre de 2019 como el remedio para curar la anemia de gol que tenía el equipo. En su paso por la U, el ariete solo disputó 10 partidos y marcó tres goles, dejando malas sensaciones entre los hinchas del club que lo recuerdan, principalmente, por el remate que sacó del estadio en un compromiso contra Unión La Calera.
Hugo Notario
Llegó como una de las figuras que traía Sergio Markarián para el torneo de 2009. Utilizó el número 7 en su espalda por lo que, además, los hinchas lo apodaron como HN7. Jugador con escasa técnica, pero que se entregaba por completo y el hincha lo valoraba. Su asistencia a Nicolás Larrondo en el clásico universitario del Apertura 2009 fue su momento de gloria.
Tras ese partido, donde la U jugó con un equipo B y ganó 1-0, algunos empezaron a llamarlo Cristiano Notario. En total, fueron 9 partidos y sin convertir goles. Hugo llegó desde el club 12 de Octubre de su país y luego defendió a Guaraní y a General Caballero. Había nacido en Argentina, pero jamás jugó al otro lado de la cordillera. Y en Chile… lo hizo muy poco.
Álvaro Brun
A comienzos de 2022, Álvaro Brun fue contratado por el cuadro azul para suplir la ausencia de jugadores en el mediocampo. Sin embargo, su estadía en el club no fue la mejor y a mediados de temporada se decidió el fichaje de Emmanuel Ojeda, argentino que dejaría totalmente relegado al uruguayo. Disputó tan solo 12 partidos antes de despedirse, disparando contra todos, de los azules.
Claro, traer un mediocampista de corte de 35 años es un riesgo. Fue un paso tortuoso, donde estuvo lesionado y donde terminó no siendo citado por el DT. Tanto así que, con contrato vigente, viajó a Uruguay sin goce de sueldo. “Un club se hace más fuerte cuando todos saben lo que tienen que hacer, no cuando tres hacen una cosa y cuatro otra”, manifestó al partir de la U.
Juan Ignacio Sills
Sills llegó a Chile en 2013, para reforzar a la U de Chile en el inicio del torneo Apertura 13/14, el primer año que en el fútbol chileno se decidió llevar una temporada a la europea. Y el argentino agarró de inmediato camiseta de titular. Eso sí, le duró poco la estelaridad, pues en septiembre sufrió una gravísima lesión de ligamentos en la rodilla derecha que lo hizo perderse el resto del torneo. Fueron apenas 9 encuentros con la U.
Es cierto, hubo un detonante que perjudicó su paso por el cuadro azul, pero tampoco pudo descollar e intentar mantener al futbolista dentro del plantel. Encima, el defensor regresaría al fútbol chileno luego de una década, al fichar en Deportes Iquique, donde se consolidó como titular y en Deportes Copiapó también tuvo un buen rendimiento. Su karma fue la U.
Juan Pablo Raponi
Llegó el 2003 al elenco laico, proveniente de River Plate (donde fue dirigido por Ramón Ángel Díaz), nada menos. Había mucha expectativa en su desempeño, sin embargo, su paso fue para el olvido y dejó el club sin pena ni gloria con pocos 8 encuentros disputados.
El mediocampista llegó con 20 años y nunca logró afirmarse en el equipo. En lo poco que se vio no influyó en el juego universitario, que ya llevaba tres años sin ser campeón. Tras seis meses de préstamo, volvió al fútbol argentino para vestir la camiseta de Banfield. Luego su carrera seguiría en cuadros de Argentina, Paraguay y el ascenso de España.
Sergio Velázquez
Cuando los azules vendieron a Matías Rodríguez a la Sampdoria en 2013, pensaron en este jugador con pasado en Defensa y Justicia para reemplazarlo. Lamentablemente, terminaron equivocándose. Sin orden defensivo y con poca proyección ofensiva, después de un semestre y solo 14 encuentros, el lateral derecho terminó dejando la institución. “Mi idea es jugar, que no sea un paso por la U solamente, sino dejar una huella”, había dicho en su presentación.
Hoy, ya retirado, Velázquez se atreve a hacer un análisis de una salida más pronta de lo deseado: “Me fui a préstamo con opción de compra y hasta una fecha antes de perder 0-3 con la Universidad Católica de visita estaba todo encaminado como para seguir, pero se ve que ese partido fue un desencadenante”.
Matías Pérez García
En enero de 2011, Pérez García arribó a la U desde All Boys de Argentina y se le entregó el número ’10’ tras la salida de Walter Montillo, ariete que el año anterior había partido al Cruzeiro de Brasil. Sin embargo, su paso por Chile no fue fructífero y tan solo disputó nueve compromisos con la camiseta azul. Aunque, a diferencia de otros, ganó un Campeonato Nacional.
Fue un refuerzo pedido por Jorge Sampaoli. El problema es que el técnico notó que no le aportaba juego y sólo completó 40 minutos en cancha. El argentino se desahogó en Twitter: “Quiero recuperar la alegría que sentía dentro de una cancha y que esta persona (DT) me sacó… Quiero que pase este mes rápido para que termine esta pesadilla”. Y si, concluidos los seis meses, volvió para su país.
Máximo Lucas
Contratar un central uruguayo es para afirmar una zaga defensiva. El charrúa venía de una buena campaña en el Tecos de México, pero no lo pudo ratificar en Chile. Llegó en 2005 y se lo notó lento en las coberturas, cometiendo muchas faltas y su única alegría en el club fue un gol a Cobresal en el norte.
Lucas vino con el precedente de haber jugado en River Plate (apenas tres partidos). En la U duró solo un semestre y partió con 16 partidos en el cuerpo y un gol (si, ese a Cobresal). Bajo rendimiento de uno por el que se esperaba más. Llegó a jugar Copa Libertadores con los azules, como cuando eliminaron a Quilmes para clasificar a Octavos de final.
Francisco Arancibia
La familia Arancibia tenía historia en la U. Eduardo y Franz, tíos del jugador, habían vestido la camiseta azul en el pasado y la llegada de Francisco por más de 700 mil dólares desde O’Higgins provocaba expectación. El puntero llegó, en junio de 2017, al equipo campeón que era dirigido por el argentino Ángel Guillermo Hoyos.
Pero la realidad es que, salvo en contadas ocasiones, Francisco nunca logró deslumbrar, y en la Universidad de Chile optaron por mandarlo a préstamo a su anterior equipo hasta que terminó por dejar definitivamente el club, dejando un pálido recuerdo en los hinchas de los universitarios. Una pérdida de dinero importante por un futbolista que no cumplió ni cerca las expectativas.
Rodrigo Mora
Si Felipe es el Mora bueno, Rodrigo es el Mora malo. Es cierto que anotó golazos, incluso de chilena, pero el rendimiento del uruguayo quedó en el debe durante su paso por Universidad de Chile. Eso sí, la vida le fue generosa porque en River Plate lo ganó casi todo: torneos locales, Copa Sudamericana 2014 y Copa Libertadores 2015.
El delantero tenía como cartel de presentación pasos por Peñarol y Benfica, pero la apuesta no resultó y solo jugó nueve partidos y anotó un gol. Fue justamente tras ese traspié, cuando su carrera renacería y terminaría ganando nueve títulos nacionales e internacionales con el equipo Millonario.
Hernán Losada
Tras dos años con buenos números en Independiente de Avellaneda llegó en 2005 a la U este mediocampista de 23 años. Jugó cinco partidos en el Torneo de Clausura, se lesionó y Héctor Pinto no pudo contar más con él. Trapito tuvo un paso que bien se podría calificar como… nefasto: fueron solo seis los partidos que jugó en la Universidad de Chile.
Ya en 2006, el nuevo DT Gustavo Huerta fue clarito: “Hablé con él. Le dije que mi intención era buscar un jugador con otras características”. Adiós Trapito. Luego, siguió su carrera en clubes menores de Bélgica, en una carrera profesional que sería exitosa y terminó extendiéndose hasta casi los 40 años.
Emanuel Centurión
Luego de ser uno de los jugadores importantes en Chacarita, el mediocampista por izquierda dio el salto al fútbol chileno, luego de acumular un total de 36 partidos, anotar un gol y entregar seis asistencias en el torneo argentino, lo que le llamó la atención de Universidad de Chile. Pero su paso fue sin pena ni gloria: solo estuvo una temporada en el cuadro azul, en donde dejó la suma de ocho partidos oficiales, entregando solo dos asistencias.
El Mago llegó a reforzar a los azules para la Copa Sudamericana, donde quedaron eliminados contra Oriente Petrolero en primera fase. Fue pedido por el DT Gerardo Pelusso y en su presentación dijo: “Me destaco por lo ofensivo y con el correr de mi carrera me acomodé mejor en la parte defensiva”. No se vio ni uno, ni lo otro. Después de esto, se fue a jugar al Stuttgart alemán.
Sergio Vittor
Tras una gran campaña con Universidad de Concepción en 2018, nadie dudó de su llegada a los azules para cubrir el centro de la zaga un año más tarde. Sin embargo, no se vio el mismo jugador. En la U, Vittor se mostró lento y dubitativo en la marca. En total, fueron 12 partidos, en los que no convirtió goles.
Una de las peores campañas de Club Universidad de Chile en el último tiempo fue en 2019. El conjunto estudiantil coqueteó con el descenso durante gran parte del Campeonato Nacional. El defensor solo duró seis meses en el Centro Deportivo Azul, su mal rendimiento hizo que llegara a un acuerdo con el club para rescindir el vínculo contractual. Al partir fue claro: “No tuve mucha continuidad con el DT (Alfredo Arias). Es una realidad, son gustos futbolísticos”.
Gabriel Torres
En 2019, el Romántico Viajero apostó por los goles de Gabriel Torres, quien venía de anotar 15 tantos en Huachipato y de una temporada extraordinaria en el fútbol chileno. Sin embargo, la estadía del panameño en el Centro Deportivo Azul fue un bodrio y la U pagó un total de 1.1 millones de dólares por la carta del jugador.
Torres pasó con más pena que gloria por la U, donde sólo estuvo 6 meses, ya que el jugador descontento con su situación en el equipo pidió el préstamo para ir a Independiente del Valle, club donde se consagró campeón de la Copa Sudamericana en 2019. Luego, el panameño emigraría a México para jugar en Pumas y al Alajuelense de Costa Rica, antes de cumplir algún otro paso por el fútbol sudamericano.
Nahuel Luján
Luján llegó a Universidad de Chile en 2021 como refuerzo top. Venía de brillar en Belgrano de Córdoba y los azules pagaron casi 400 mil dólares por el 50 por ciento de su pase. Sin embargo, la apuesta estuvo muy lejos de resultar. Jugó poco para el tiempo que estuvo, estuvo lesionado (se cayó de un caballo paseando) y no convenció a ningún DT.
Entre lesiones y bajo rendimiento, el atacante terminó relegado y sin espacio, por lo que a mediados del 2022 partió a Agropecuario, elenco de la segunda categoría de Argentina. A inicios del 2023 retornó a la U, pero otra vez le buscaron una salida y llegó a San Felipe para disputar el Torneo Ascenso. Fueron 27 partidos y sin goles. Todo mal.
Eduardo Morante
Morante llegó en 2012 desde el Emelec por petición expresa de Jorge Sampaoli, quien en su momento indicó que el zaguero era uno de los más destacados de Sudamérica. Sin embargo, su nivel estuvo lejos de eso y causó varios dolores de cabeza. El ecuatoriano le costó a la U un total de 2 millones de dólares, uno de los pases más caros de su historia, ya que sólo jugó 2 partidos y marcó un tanto.
El espigado defensa de 1.88 de estatura firmó un cuantioso contrato por 4 temporadas. “El problema que tuve con la lesión fue en un momento donde me dejé meter presión. Me desgarro y me dijeron ‘en 21 días estás listo’… En 17 días me meten a entrenar y me rompo más”. “No me cuidaba mucho, lo juro. Me gustaba mucho la noche, el alcohol, las mujeres. Eso me apartó mucho del fútbol”, reconoció en el programa.
José María Carrasco
Llegó en 2022: lo presentaron el 6 de enero y el 22 de junio le rescindieron el contrato. Uno de los motivos del fracaso deportivo en su paso por el cuadro azul fue que Carrasco venía inactivo y nunca alcanzó el nivel necesario de un equipo que buscaba mejorar su rendimiento después de haber peleado por el descenso en la campaña anterior.
El defensor boliviano dejó la U tras disputar 11 partidos, nueve oficiales por el Campeonato Nacional y dos amistosos en el Torneo de Verano, para retornar al Blooming de su país, club donde se formó y dueño de su pase. Al partir de Chile se confesó. “Yo venía sin jugar, pero me quedo con la conciencia tranquila, porque siempre di lo mejor de mí. Lo tomo como un aprendizaje personal”.
Thomas Rodríguez
El paso del jugador, hijo del recordado exmediocampista azul Leonardo Rodríguez, no fue bueno, y probablemente será recordado como uno de los peores fichajes de la Era Azul Azul. Los números hablan solos: 21 partidos jugados sin goles ni asistencias fueron parte del registro de Rodríguez.
Luego de su trunco andar por la Universidad de Chile, el futbolista tuvo pasos por Unión La Calera, Audax Italiano y Unión Española, aunque en ninguno tuvo el éxito esperado. Más allá de eso, terminó recalando en la división de ascenso de España, para jugar en la segunda categoría, vistiendo la camiseta del Burgos.
Armando Cooper
El mediocampista panameño llegó a inicios de 2018 con el cartel de seleccionado de su país y futuro mundialista en Rusia. Todo cierto, Cooper finalmente terminó jugando en Rusia, salvo que en la U su rendimiento estuvo lejos de ser de talla mundial y pasó sin pena ni gloria con solo dos partidos jugados en seis meses.
Armando Cooper puede lucir el amargo rótulo de ser uno de los refuerzos de menos participación en la historia del club, totalizando apenas 111 minutos. Además, jugó un solo encuentro como titular: el nefasto 1-6 ante La Calera en Quillota, la antesala de los siete goles de Cruzeiro que le costaron el cargo de entrenador a Ángel Guillermo Hoyos. El mundialista terminaría marchándose al Dinamo Bucarest de Rumania, para luego pasar por el fútbol israelí.
José Luis García
Otro de los tantos futbolistas que duró seis meses. Inolvidable fue su presentación en 2007, cuando el síndico, José Manuel Edwards, le dio la bienvenida al nuevo lateral izquierdo. Ante ello llegó la corrección del jugador: “Juego como enganche o volante de salida, aunque un poco retrasado”. Ahí partió mal todo y terminó mal también. Jugó poco y dejó una imagen muy pobre (10 partidos, 1 gol).
Bautizado por hinchas y periodistas adeptos al equipo azul como Chocolo por su larga chasca pichanguera tipo Pedro, El Escamoso, el mediocampista argentino llegó junto al entrenador Salvador Capitano. Tenía un currículum relativamente decente pues había jugado en San Lorenzo y en Morelia de México. Sin embargo, nadie esperaba un rendimiento extremadamente malo, que significó su salida del club sólo meses después de haber puesto un pie en el entonces Caracol Azul.
Lucas Ontivero
Ontivero llegó en el año 2017 a la U de Chile luego de haber pasado sus anteriores temporadas siendo un trotamundos: jugó en siete equipos diferentes en cuatro años. Con pasos por el fútbol uruguayo, turco, húngaro, esloveno y canadiense, el mediocampista arribó a los azules con 22 años, como refuerzo para disputar la Copa Sudamericana, donde los universitarios quedaron eliminados en primera ronda ante Corinthians, perdiendo en Sao Paulo y Santiago.
A pesar que no tuvo momentos sobresalientes, fue bastante regular en algunos lapsos de tiempo, convenciendo a Ángel Guillermo Hoyos de ganarse un lugar en el equipo. Allí apareció su karma más grande: el mal estado físico. Ontivero jugó solo siete partidos y se fue sin marcar goles. “La responsabilidad de que Lucas no esté en la U es pura y exclusivamente del jugador. Reaccionó tarde, no se puso nunca bien físicamente”, expresó su representante.
Cristián Barros
Llegó a fines de 2020 a la U en calidad de promesa, pero nunca se le dieron oportunidades. En los azules apenas pudo participar de seis encuentros, entre los que solo sumó 120 minutos. Sin mayor participación en la escuadra dirigida por Rafael Dudamel, decidió volver a Defensor Sporting de Uruguay, su club de origen.
“Mis expectativas son poder tener la mayor cantidad de minutos, jugar y lograr cosas importantes con el equipo”, comentó al momento de su llegada. Pero la realidad fue totalmente opuesta, ya que no pudo jugar como titular en ningún encuentro. Se supone que jugaba de extremo derecho, pero su incidencia en el juego azul fue nula.
Ronnie Fernández
Uno de los futbolistas que quiere olvidarse rápidamente de su estadía con la camiseta azul es Ronnie Fernández, delantero que pasó sin pena ni gloria por el club. Sin embargo, pese a las críticas de los fanáticos, logró asentarse en el fútbol boliviano y brillar con los colores del poderoso Bolívar. Está claro que fue uno de los que puso el pecho cuando las cosas no salían bien en el club.
El chileno llegó con mucha expectativa, pero durante el año que vistió la camiseta del Bulla jugó 32 partidos y marcó apenas cinco goles. Su falta de efectividad y peso en el área adversaria motiva a que los hinchas no quieren volver a verlo cerca del club, pero él mismo destaca que hay que hacer una autocrítica general: “Hay momentos malos y buenos, que no son responsabilidad de un jugador. El análisis hacia afuera es muy fácil y sencillo, pero por atrás pasan otras cosas, momentos y sacrificios”, comentó.
Matías Campos Toro
El lateral izquierdo tenía una larga trayectoria por detrás que podía justificar su llegada a la U, pero se terminó convirtiendo en uno de los peores refuerzos de la década porque no cumplió las expectativas. Antes de recalar al Chuncho en el año 2019, pasó por Granada CF, Universidad Católica, Udinese…, sin embargo, esta experiencia no le bastó, y rápidamente terminó siendo enviado a préstamo hasta el fin de su contrato.
El lateral fue resistido desde su llegada, señalando que era un jugador del montón. Nunca pudo ganarse la titularidad y tras 6 partidos jugados se marchó a préstamo a Santiago Wanderers, a mediados de ese mismo año. A finales de esa campaña su vínculo con el club expiró. En 2021 se postuló a concejal por La Florida.
Benjamín Vidal
El defensor central formado en O’Higgins de Rancagua venía como una buena opción para recalar en la U, ya que había sido partícipe de la obtención de la Supercopa Chile en 2014 con su anterior equipo. Llegó para la temporada siguiente a los azules y disputó hasta la Copa Libertadores. Aunque tuvo más de 20 partidos jugados, no pudo convencer a la hinchada y partió dos años después de su llegada.
Es que Vidal arribó a Universidad de Chile como el central del futuro, por la no despreciable cifra de 1.5 millones de dólares. Pero el defensa nunca rindió y jamás ganó una camiseta de titular. Se marchó dos años después con solo 23 partidos jugados, y años más tarde llegó al clásico rival, Universidad Católica, donde tampoco destacó.
Reinaldo Lenis
Los azules necesitaban de emergencia a un jugador por la banda derecha para la temporada 2020, y el colombiano Reinaldo Lenis, con meses de inactividad en Banfield de Argentina, parecía una buena opción. Pero el delantero nunca pudo encontrarse con su mejor versión y no marcó diferencias en nuestro fútbol.
Eso sí, a diferencia de sus antecesores, Lenis pudo marcar dos goles realmente importantes en sus 9 partidos jugados. Después de hacer una evaluación general de su actuación (con lesiones que perjudicaron su regularidad), la dirigencia optó por no renovar el contrato del colombiano, que se iría a jugar primero al Ionikos de Grecia y luego a la liga de Arabia Saudita.
Yeferson Soteldo
El habilidoso atacante venezolano tuvo una pasantía de un año por la U de Chile, con un préstamo de 1,5 millones de dólares con condición de compra que se aumentaba otros 2,5 millones. Soteldo llegó en 2018 para reforzar el equipo de cara a la Copa Libertadores de ese año. Ángel Guillermo Hoyos siempre lo alineó de titular, aunque sus mayores líos en el equipo fueron con Frank Kudelka y sus reiteradas indisciplinas: “llegaba tarde, no era muy responsable”, se comenta por los pasillos.
La institución tenía pretendido en un inicio firmar la extensión, aunque por su rendimiento, esto no ocurrió y lo dejaron ir, tras solo un año en el club. Aun así, logró convertir cinco goles en el equipo. La relación entre el venezolano y los hinchas culminó de la peor manera, con declaraciones cruzadas en las redes sociales.
Jimmy Martínez
Martínez se convirtió en uno de los pilares de Huachipato en 2023. En contraste, su experiencia en la U de Chile no fue de muchas alegrías, ya que solía ser suplente, de hecho, jugó menos de 900 minutos en toda esa campaña. Por ello, fue enviado a préstamo en Deportes La Serena.
Fue en el 2019 cuando, para reforzar el mediocampo, en la U de inmediato fueron por Jimmy Martínez. El jugador venía realizando grandes temporadas, las que lo llevaron a participar de diversos partidos internacionales junto a la Selección Chilena. Un costo de $1 millón de dólares para un jugador que nunca encontró su espacio dentro del equipo y que, tras vivir temporadas irregulares lo llevaron a salir a préstamo en 2021. Finalmente fue vendido, nuevamente a Huachipato, aunque por una cifra mucho menor que por la cual fue comprado.
Cristián Vilches
El experimentado defensor nacional, que se mantuvo activo hasta después de los 40 años, en su camino tuvo altos y bajos. Precisamente, el exfutbolista de Colo Colo llegó a Universidad de Chile después de tener su única experiencia fuera de Chile, en Atlético Paranaense. Para mal del central, era claramente rechazado por la hinchada del Romántico Viajero dado a su pasado en el archirrival.
Pese a buenos o malos rendimientos, la estadía de Vilches en la U se vio marcada por este tema y, a lo largo de su estadía de dos años (llegó en 2016 y se mantuvo hasta fines de 2018) en el club, nunca terminó de asentarse. Encima, se fue envuelto en enojo: “Si la decisión de no renovarme el contrato estaba tomada de antemano, entonces me mintieron, porque al salir de vacaciones me aseguraron que el entrenador me tenía considerado en el plantel para el próximo año”, apuntó en aquel momento.