El Comité Olímpico Internacional (COI) está ante una encrucijada. Tironeos de un lado, tironeos del otro. Así se mueven el presidente del COI Thomas Bach y el resto de los miembros del máximo ente deportivo a nivel global ante la nueva idea de analizar incluir de nuevo a los atletas rusos y bielorrusos para que puedan competir sin bandera ni himno en los próximos Juegos Olímpicos, siempre y cuando no hayan avalado la guerra.  

Un medida que llevó a Ucrania y al menos 40 países a reunirse en formato virtual para evaluar un posible boicot a los Juegos Olímpicos de París 2024 si se les permite a los rusos y bielorrusos estar en La Ciudad Luz.

Mientras el tablero político y económico del mundo se mueve al compás de la invasión que Rusia perpetró sobre Ucrania hace poco más de un año, el Consejo de la World Athletics (WA) acordó la reintegración de la Federación Rusa (RusAF) tras siete años de suspensión debido a graves violaciones institucionales de dopaje. Sin embargo, los atletas, funcionarios y personal de apoyo de Rusia y Bielorrusia siguen excluidos de la competición debido a la invasión de Rusia a Ucrania.

La decisión se tomó en base a la recomendación del grupo de trabajo de Rusia para que la RusAF, que fue suspendida durante siete años debido al dopaje, sea reinsertada después de cumplir con todos los requisitos del plan de reinstalación confirmado por una auditoría independiente.

Estas Condiciones Especiales están diseñadas para permitir que la Unidad de Integridad del Atletismo supervise, evalúe, comunique, oriente, supervise y ayude a RusAF y sus partes interesadas externas para asegurarse de que mantengan buenas prácticas gubernamentales y que protejan a RusAF de las presiones externas y los intentos de influir o controlar su funcionamiento.

Se centran en cuatro áreas: buen gobierno organizacional, protección contra influencias y controles externos inapropiados, capacidad y capacidad operativa (con un énfasis particular en los requisitos éticos y antidopaje, y el cambio en las regiones), y asignación de presupuesto y gestión fiscal.

La postura de la World Athletics:

Además, el Consejo de World Athletics ha ratificado la decisión que tomó originalmente en marzo de 2022, de excluir a los atletas, personal de apoyo, funcionarios de las Federaciones Miembro y oficiales que son ciudadanos de Rusia y Bielorrusia de todos los eventos de la Serie de Atletismo Mundial en el futuro previsible debido a la guerra en Ucrania.

En todo este juego de intereses yuxtapuestos, el Comité Ejecutivo del COI discutirá la semana que viene el futuro de los deportistas rusos y los bielorrusos. Sus conclusiones y decisiones, claro, pueden generar un terremoto expansivo en el mundo del deporte, un área globalizada que pone en juego miles de millones de dólares.

Se sabe, el deporte es un mercancía que mueve dinero a raudales con contratos millonarios en sponsoreo, marketing y negocios inmobiliarios. Por más que Bach y los suyos se esmeren en decir lo contrario, la mercantilización del deporte se hace cada día más evidente y se impone por encima por encima de todo.