La polémica no mermó. Las diferencias se maximizaron. De un lado, aquellos que piden por la igualdad y la equidad. Del otro, quienes se oponen de manera tajante a que las personas transgénero o con diferencias en el desarrollo sexual (DSD) y sufren hiperandrogenismo puedan competir en la categoría femenina.
Por ello, a partir del próximo viernes 31 de marzo de 2023, entrará en vigor una nueva normativa de elegibilidad para atletas transgénero y con DSD.
Para las personas DSD, las nuevas regulaciones requerirán que cualquier atleta relevante reduzca sus niveles de testosterona por debajo de un límite de 2,5 nanomoles por litro (nmol/L) durante un mínimo de 24 meses para competir internacionalmente en la categoría femenina en cualquier evento.
Christine Mboma, subcampeona olímpica en Tokio 2020 en los 200 metros (Getty)
De esta manera, las atletas no podrá competir dado el endurecimiento significativo respecto a la anterior norma, que fijaba un límite de 5 nanomoles por litro, el doble, y lo restringía a las pruebas entre los 400 metros y la milla (1609 metros).
Asimismo, ninguna atleta que haya transicionado a mujer después de haber crecido como hombre durante su pubertad podrá competir en la categoría femenina. Entonces, cualquier mujer en esa situación será excluida de los rankings mundiales desde el próximo 31 de marzo, de acuerdo al anuncio dado por el presidente de World Athletics (WA), Sebastian Coe.
“Las decisiones siempre son difíciles cuando involucran necesidades y derechos en conflicto entre diferentes grupos, pero seguimos opinando que debemos mantener la equidad para las atletas femeninas por encima de todas las demás consideraciones”, dijo Coe. Y sumó: “Nos guiaremos en esto por la ciencia en torno al rendimiento físico y la ventaja masculina que inevitablemente se desarrollará en los próximos años. A medida que haya más evidencia disponible, revisaremos nuestra posición, pero creemos que la integridad de la categoría femenina en el atletismo es primordial”.
Casos Semenya y más…
Este endurecimiento de la normativa afecta, por caso, a atletas como la sudafricana Caster Semenya, dos veces campeona olímpica de 800 metros, que se pasó a los 5.000 metros tras negarse a someterse a un tratamiento para anular la testosterona que su cuerpo generaba de forma natural y luego de un largo proceso judicial que no le permitió regresar al mediofondo. Aunque en la nueva prueba no había conseguido resultados relevantes, si ahora persiste en su negativa no podrá competir en ninguna prueba.
Beatrice Masilingi (Getty)
El otro caso es el de la atleta de Namibia Christine Mboma, subcampeona olímpica en Tokio 2020 en la prueba de 200 metros después de que no pudiera correr los 400 metros. O la burundesa Francine Niyonsaba, subcampeona olímpica de 800 metros, justo por detrás de Semenya en Río 2016, y ganadora de los 5.000m en la Liga de Diamante 2021 y que ya se probó en medio maratón, la namibia Beatrice Masilingi, 6° en 200m de Tokio, o la corredora de Níger Aminatou Seyni, 4° en los 200m del Mundial de Eugene. A todas, hoy por hoy, les corre la misma suerte: deberán tratarse o dejar de competir.
Francine Niyonsaba, subcampeona olímpica de 800 metros, detrás de Semenya en Río 2016 (Getty)
WA detalló que sus casos deberán suprimir su testosterona por debajo de ese nuevo límite (2,5 nanomoles por litro) durante al menos seis meses antes de que puedan competir de nuevo.
Por ello, su participación en el Mundial de Budapest (del 19 al 27 de agosto de 2023) parece descartada. Es una excepción a la regla, solo seis meses, como antes, cuando ahora se pedirán dos años por debajo de esos niveles, y en todas las pruebas. Las atletas de entre 400m y la milla no entran en la excepción, y tendrán que estar dos años por debajo del umbral.
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Sebastian Coe, presidente de WA (Getty)
Estudios:
De acuerdo a lo informado por WA, sus decisiones se basaron en más de 10 años de investigación y evidencia científica de las ventajas de las atletas trans o con DSD, y que trabajaron durante más de un año con un comité independiente de expertos, federaciones y atletas, una de ellas transgénero.
Y en el caso particular de los transgénero, WA reconoció que no hay ningún caso actual en la competición internacional, y por ello no hay evidencia específica de su impacto en la equidad en la categoría femenina del atletismo.
Aminatou Seyn (Getty)
Sin embargo, el Consejo acordó establecer un grupo de trabajo durante 12 meses para seguir considerando el tema de la inclusión transgénero.
Este Grupo de Trabajo incluirá un presidente independiente, hasta tres miembros del Consejo, dos atletas de la Comisión de Atletas, un atleta transgénero, tres representantes de las Federaciones Miembro y representantes del Departamento de Ciencia y Salud de WA.
Su mandato será consultar específicamente con atletas transgénero para conocer sus puntos de vista sobre la competencia en el atletismo; revisar y/o encargar investigaciones adicionales donde actualmente hay investigaciones limitadas y presentar recomendaciones al Consejo.