En términos generales, el futbol en el cine mexicano fue retratado en el siglo anterior como un deporte popular que se prestaba bien para la comedia y el absurdo. Se recurrió a las figuras estelares del humorismo en pantalla grande para trasladar de la cancha a la pantalla ficciones que querían extender la pasión de las tribunas hacia las salas cinematográficas. Entre esos filmes se encuentra El Chanfle, protagonizadopor Roberto Gómez Bolaños.
Con El vividor (1955), Germán Valdés ‘Tin Tan’ fue aprovechado para impactar entre los atlantistas de esa época y así motivarse para alentar al equipo en la vida real porque atravesaba una etapa de deterioro deportivo y económico. Esa jugada sirvió poco en materia de resultados para Atlante, pero funcionó para que los aficionados azulgrana se sintieran representados por una personalidad de primer nivel. Ah, es que Tin Tan era un gran aficionado de los Potros.
Algo similar ocurrió con Las Chivas Rayadas (1964) y Antonio Espino ‘Clavillazo’. La diferencia es que el equipo tapatío ya estaba consolidado como ‘campeonísimo’, así que se decidió reforzar su extraordinario momento con una película donde su protagonista fuera uno de los seguidores más fieles del Rebaño en el mundo artístico.
Con Atlante y Chivas simbolizados en el cine con cómicos de renombre, Televisa no se quiso quedar atrás en esa cultura, por lo que eligió a Roberto Gómez Bolaños ‘Chespirito’ para que el América trascendiera más allá de la pantalla chica. Fue entonces que apareció El Chanfle (1978), filme que tuvo una segunda parte en 1982.
Siendo el cómico del momento por el inusitado éxito del programa El chavo del ocho, Gómez Bolaños interpretó a un utilero torpe y honesto del club que cumple con el sueño de convertirse en papá. Los americanistas de la época recibieron bien esta historia por tratarse de su equipo y porque aparecía Chespirito. Durante dos décadas perduró ese aprecio, al grado de decirse que era una película simbólica para todos los aficionados del América. Pero esa idea cambió con el paso de los años.
Nuevas generaciones de americanistas que no tenían gusto por el humor de Gómez Bolaños y sentían aversión por su programa de televisión, prefirieron tomar distancia de esa conexión que se hizo entre el americanismo y el filme. De hecho, tal como ocurre hasta la fecha, muchos consideran que es pésimo.
El choque generacional, el envejecimiento de la propia película, la división de opiniones respecto a la comicidad de Chespirito y la evolución futbolística del club son un cúmulo de aspectos que hoy día ponen en predicamento la premisa de que El Chanfle representa de alguna u otra manera al americanismo. Otros tantos ni siquiera saben que existe. Y lo peor o mejor de todo, según desde el cristal con que se mire, es que tuvo una secuela, El Chanfle 2.