El pasado 23 de junio, en Buenos Aires, Argentina, Jarrell Miller regresó a los cuadriláteros con victoria en decisión unánime ante el localAriel Esteban Bracamonte. Significó su primera aparición desde noviembre de 2018, producto de un cóctel que mezcló la pandemia con reiterados casos de dopaje positivo que no solo lo sacaron de más de una pelea programada sino que le valió además perder su contrato con Top Rank.
A menos de dos semanas de esa pelea, se confirmó que el invicto estadounidense, dueño de un récord de 24 victorias y un empate, volverá a combatir el 23 de este mes en elEmbassy Suites Nashville de Murfreesboro, aunque todavía falta designar quién será su rival.
Sucede que el plan de Miller, quien con 33 años todavía confía en cumplir su cometido de volverse campeón mundial de los pesos pesados, consiste en pelear todos los meses para comenzar a limpiar su imagen y desandar el camino que lo lleve a tener la oportuniudad de participar de una pelea de campeonato.
“El plan es luchar todos los meses, quitarme el óxido y volver a donde necesito estar en los próximos meses.¡Big Baby ha vuelto!Perdí a mi esposa. Perdí mi hogar. Perdí mi carrera.Ahora estoy en la corte luchando por estar con mi hijo. Financieramente, estoy obligado a pagar honorarios legales”, dijo el boxeador que perdió la oportunidad de pelear ante Anthony Joshua por dopaje positivo.
La cartelera organizada porTri-Star Boxing tendrá como combate estelar el cara a cara entre el zurdo local de peso crucero Keith Rydell Mayes Jr buscando tomarse revancha del único verdugo de su carrera,Jaden Booth de Knoxville.