Durante la época de los noventa fue el crush de cientos de hombres y mujeres. Enamoradas y enamorados de su físico y su look acudían las arenas México y Coliseo para suspirar nomás de verlo, así como para gritar “Vampiro, Vampiro, Vampiro” en clara manifestación de apoyo en sus contiendas, especialmente cuando apostó la cabellera contra Pirata Morgan en 1992, batalla que registró lleno en la llamada catedral de la lucha libre.

El éxito que significó Vampiro Canadiense como imán de taquilla y de imagen para la televisión motivó a que su figura fuera llevada al cine con la película Vampiro, guerrero de la noche, dirigida por José Nieto Ramírez. Era el hombre del momento, el deportista extranjero más vitoreado en México.

Imposible pensar en ese instante que un día iba a envejecer; Vampiro era percibido como un privilegiado de haber bebido agua de la fuente de la eterna juventud. La parafernalia sobre su personaje impulsó la creación de leyendas urbanas por parte de prensa y público. Se llegó a decir que en realidad se alimentaba de sangre, humana o animal, para mantenerse atractivo. También se dijo que dormía en un ataúd para regenerar su cuerpo. Vaya, que era un digno heredero de Drácula, Nosferatu y Lestat.

De haber sido cierto que ofrendaba su sueño al interior de un féretro para sanar, Ian Hodgkinson (nombre real del luchador) no estaría sufriendo las consecuencias físicas derivadas por su trayectoria arriba de los cuadriláteros. Ser estrella tiene un precio que en ocasiones es demasiado caro, más costoso de lo que se puede creer.

En la ficción, Darren Aronofsky abordó con The Wrestler una historia sobre los estragos físicos y emocionales que padece un gladiador en decadencia, enfocándose también en los daños colaterales con sus relaciones personales, especialmente con los seres que más se aman, tal es el caso de los hijos, que en esta película es con una hija.

Esa versión ficticia puede aproximarse a la realidad. Muestra de ello es la propia vida de Ian Hodgkinson, un hombre que fue estrella de lucha libre con una personificación vampírica y ahora intenta reinventarse como individuo entre un cuerpo lesionado, un pasado que lo persigue a través de otros (que siguen considerándolo Vampiro Canadiense) y una relación que lo confronta pero que gran parte del público desconoce, es decir, su rol como padre de una chica.

Como parte del Festival Macabro 2021, el documental Nail in the Coffin: The Fall and Rise of Vampiro se exhibe entre los títulos seleccionados para esta edición. Dicho trabajo visual nos adentra en esa actualidad que Ian Hodgkinson vive y construye con lo que hay, con lo que tiene al alcance y con base en sus capacidades para desnudar al ser humano que está lejos de los mitos que se crearon alrededor de él.

*Sábado 28 de agosto se exhibirá en la Cineteca Nacional.