Uno de los personajes consentidos en la lucha libre mexicana es Kemonito. Sean rudos o técnicos, los aficionados tienen un particular aprecio por ‘el Peluchito azul’. Por eso no perdonan cuando es violentado por luchadores que abusan de su estatura y corpulencia para lastimarlo. En el ánimo popular sigue muy presente la imagen de Último Guerrero pateándolo por la espalda para hacerlo volar hacia la primera fila, pero hubo una agresión peor y de mayor repercusión. ¿Quién la cometió? Vampiro Canadiense.
Hay que remontarse a 2007. Fue un año del periodo de boom luchístico en la Arena México con grandes enfrentamientos y rivalidades. A lo largo de esa primera década del siglo XXI, el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) fue un hervidero de emociones para los propios gladiadores. Muchos de ellos quisieron experimentar la sensación de ser vitoreados o repudiados en el bando rudo. Entre esos luchadores, el Casanova de Ontario, quien tiempo atrás había sido ídolo como técnico.
Durante una lucha que parecía normal dentro de la rudeza permitida, Vampiro Canadiense perdió la cabeza. Luego de ser descalificado junto a su compañero Pierroth Jr. en contra de Negro Casas y Shocker, el Casanova de Ontario arremetió contra Kemonito. Primero le propinó una patada al pecho para mandarlo a la lona y posteriormente le aplicó la llave prohibida: el martinete. Pero su desquicio no terminó ahí.
Atendido por el médico e inmóvil por el impacto del golpe, Kemonito fue trasladado en camilla a la enfermería de la arena, sin embargo fue alcanzado en el camino por el rudo para continuar siendo agredido pese a encontrarse en estado casi inconsciente. Un gran sector de la afición reprobó la acción.
Afortunadamente para Kemonito, todo quedó en una lesión en las cervicales que obligó a uso de collarín y reposo. Se salvó de una tragedia. Y es que el martinete puede dejar cuadrapléjica a una persona, o incluso quitarle la vida. Hay luchadores que se han retirado tras haber sido víctima de esa llave ilegal.
Vampiro Canadiense se ganó el rechazo de aficionados que no vieron con buenos ojos su actitud. En contraste, seguidores del bando rudo validaron su acción. Bueno, no todos. Hubo algunos que se indignaron tratándose de Kemonito, un personaje al que nadie en su sano juicio le haría daño.