El 2020 fue un año trágico; el COVID-19 se llevó decenas de miles de vidas y el mundo se paralizó por completo durante varios meses. En la Fórmula 1, 13 Grandes Premios fueron cancelados y recién para julio se empezó a correr con gran cantidad de prevenciones en temas de salud.

Sin embargo, esa temporada de la F1 es recordada por algo aún más crítico que se vivió en pista y paralizó miles de corazones. El 29 de noviembre, en Bahréin, Romain Grosjean fue protagonista de lo que pudo haber sido una tragedia, pero resultó siendo un milagro.

El francés estrelló su Haas contra las barreras de contención, una cortina de fuego se desprendió el monoplaza y, por algunos segundos que parecieron eternos, todos presagiaban lo peor. Hasta el propio Grosjean. “Me senté y pensé en Niki Lauda. En su accidente. Pensé que no podía terminar de esta forma, no podía ser mi última carrera, no podía terminar todo de esta manera”, relató el francés en diálogo con The Guardian tiempo después.

Así quedó el auto de Grosjean luego del accidente.

Grosjean estaba atrapado, con sus cinturones trabados y era incapaz de salir del VF-20 mientras éste se incendiaba. “Lo volví a intentar. Estaba trabado. Hubo un momento menos placentero donde mi cuerpo comenzó a relajarse. Me sentía en paz conmigo mismo y pensaba en que iba a morir“, admitió Grosjean. “Me preguntaba ‘¿Se quemarán mis pipes o mis manos? ¿Será doloroso? ¿Dónde comenzará?’“, recordó.

Segundos que parecieron eternos y un escape milagroso

Una cicatriz de una quemadura en su mano izquierda es el único recuerdo físico que Grosjean se llevó de aquel accidente. “El Fénix” apodaron al francés luego de verlo salir del auto en llamas y a los brazos del doctor Ian Roberts, encargado de la salud en la F1.

La quemadura en la mano de Grosjean es el recuerdo viviente de lo que atravesó.

“Fueron milésimas que para mí fueron una eternidad, pensé en mis hijos, en que no podían perder a su padre ese día“, admitió Grosjean al relatar su escape. “Rompí el respaldo con el casco y eventualmente logré pararme. Mi pie izquierdo quedó atrapado en el chasis. Tuve que tirar tan fuerte como me fue posible para destrabarlo. El zapato quedó allí pero mi pie se liberó y pude salir del auto.”

Grosjean no salió ileso del accidente, pero fue un milagro que escapara con vida, y él mismo así lo reconoce.

No hace falta aclarar que si el accidente de Grosjean, el cual la Fórmula 1 luego informó que se dio a 192km/h con una fuerza de 67g, y que atravesó una triple barrera de contención, hubiera sido años atrás, la historia a contar no sería la de un milagro. Por fortuna, la protección y seguridad en el deporte han sido un punto focal de la FIA por años y, en aquella oportunidad en Sakhir, dieron su resultado.

Este fin de semana el Circuito Internacional de Bahréin vuelve a recibir la fiesta de la Fórmula 1 y, gracias al milagro del 29 de noviembre de 2020, puede hacerlo sin tener el recuerdo latente de una tragedia, como sucede en varios otros trazados del calendario.