Así como Cristian González está llamado a ser algún día entrenador de Boca, por su pasado como jugador del club y por la buena relación que mantiene con Juan Román Riquelme, actual presidente, también estuvo entre los candidatos a tomar el timón del Valencia español en tiempos de emergencia, muy diferentes a los que vivió en su paso entre 1999 y 2003, antes que se designara a Carlos Corberán como sucesor del destituido Ruben Baraja.

El Kily, que se encuentra en plena pretemporada con Unión de Santa Fe a esperas del debut en la Copa de la Liga Profesional que lo enfrentará con Estudiantes de La Plata el próximo sábado 25 de enero, habló de su vínculo con el equipo Ché y de los contactos que han existido.

Uno siempre intenta crecer y seguir aprendiendo de un montón de situaciones para poder dar ese salto que todo el mundo sueña, tanto el jugador de fútbol como el entrenador. Lo que yo no tolero es la comodidad. La relajación lleva a la mediocridad. En ese sentido, no me lo permito”, dijo al referirse a la búsqueda de nuevos desafíos como DT.

Estoy en contacto con la gente de Valencia. Por lo que me ha llegado, estoy siendo visto de una manera muy particular, porque he jugado cuatro años ahí y eso también es importante para poder llegar a ser entrenador en un club”, agregó para confirmar que estuvo al tanto del interés del equipo español. Aunque para tranquilizar al pueblo Tatengue, aclaró: “Pero lo primero hoy es Unión. Yo estoy comprometido y voy a hacer todo para que nos vaya de la mejor manera. El día de mañana, veré si sigue estando esa posibilidad”.

Actualidad crítica de Valencia

Sin estar jugando competiciones europeas y aunque se mantiene con vida en Copa del Rey, Valencia atraviesa un presente crítico en La Liga de España, ocupando la última posición al cabo de 19 jornadas y con la urgencia de comenzar a sumar para evitar el descenso.

Ya son siete los partidos que acumula sin conocer de victorias en la competencia. De hecho, solo consiguió sumar de a tres dos veces en el presente curso. La primera en septiembre, 2-0 ante Girona; la segunda en noviembre, 4-2 sobre Betis.

La crisis puso fin al ciclo como entrenador de Ruben Baraja, quien fuera emblema como jugador, y para la Navidad se confirmó a Carlos Corberán como su reemplazo, firmando un contrato de largo plazo, hasta 2027, del que nadie dudará en olvidarse si el panorama no se revierte.