Año 2016. Usain Bolt se cuelga una, dos y tres medallas de oro ante un Estadio Olímpico entregado a merced del mejor velocista de todos los tiempos. Acaso, su última gran actuación. Tras ese triple-triple (ganador en las todas las pruebas de velocidad desde 2008), sólo manchado por el positivo de su compañero Nesta Carter en los relevos de Pekín 2008, el jamaicano empezó, lentamente, a despedirse. En definitiva, ocho medallas de oro que lo elevaron al altar sagrado de los grandes deportistas de todos los Juegos Olímpicos.

Del otro lado del televisor, Franco Florio tiene 16 años y decide probar y probarse. Se siente rápido. De hecho, lo es. Tanto que, como jugador de Belgrano Athletic, logra ser parte de los Pumitas seven, el seleccionado juvenil argentino de rugby 7. La ovalada es su deporte desde los 5 años pero tiempo después, este hombre tiene 21 años (30 de mayo de 2000) llega a la final de los Juegos Panamericanos Junior de Cali 2021. En una final electrizante queda tercero, nada menos.

En el estadio Pascual Guerrero y después de una carrera muy apretada, Florio terminó con un tiempo de 10,37 segundos y logró quedarse con el tercer puesto en los 100 metros llanos para obtener la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos Junior Cali Valle 2021. El ganador de la prueba fue el brasileño Erik Felipe Barbosa Cardoso (10,33), mientras que la segunda posición quedó en poder del colombiano Neiker Jesus Abello Sanchez (10,36).

“Desde los 5 años que practico rugby y nunca dejé de hacer en Belgrano Athletic. En cambio, el atletismo lo empecé hace no tantos años. Mi hermano más grande jugaba y lo seguía a todos lados y de ahí mi raíz rugbística. La posibilidad del atletismo aparece a fines de 2016 cuando tenía 16 años, después de los Juegos Olímpicos de Río. Lo miré casi todo y me llamaron la atención los 100 metros y me puse a pensar por qué en el colegio nunca había tenido una clase de atletismo”, le contó Florio al suplemento Enganche hace unos años. Y agregó: “Desconocía por completo el deporte hasta los 16 y me motivó probarme. Enganché la final de los 100 metros que ganó Bolt y me sabía rápido porque tanto en el colegio como el club le ganaba a los chicos como wing. Y pensé en probar sin saber nada ni creer si podía ser bueno”. Recién un año después (en 2017), cuando ganó el Nacional U18, Florio tomó conciencia que tenías condiciones para correr a toda velocidad. “Estaba solo comiendo en mi casa almorzando y me quedé fascinado, fue el conjunto, el todo y quise probar. Por eso le pregunté a mi hermana, Natalia, que es periodista. Al principio medio que no me creía. A los dos días le mando datos de tiempos y cosas que había visto y al verme con interés consiguió el teléfono de Javier Morillas, mi actual entrenador. Creo que el arrojo mío a aprender, a hacer cosas nuevas ,e impulsó a probarme”.

Su desembarco en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) fue un miércoles, días posteriores a la clausura de Río 2016. En verdad, un rato antes de irse a entrenar con Belgrano Athletic, fue a verlo a Morillas (entrenador de atletismo especialista en velocidad entre otras grandes virtudes) quien, con cierta incredulidad, le tomó una prueba. “Fui con la camiseta de los Pumas y zapatillas comunes. No sabía lo que eran spikes (zapatillas con clavos). Al verme, Javier me dijo que estaba muy duro, andá a trotar un poco y me tomó un testeo de 80 metros. Se sorprendió y hasta pensó que lo había tomado mal el tiempo, entonces lo llamó a Matías Robledo, campeón argentino de 100 metros en ese momento, para que me tomaran el tiempo los dos juntos, desde diferentes lugares. Y se volvieron a sorprender pero no me lo dijeron”, recuerdó. “Directamente le pregunté si era bueno y Javier me dijo que eso no podía decírmelo en el momento, que para eso tenía que dejar pasar el tiempo. Y empecé a ir una o dos veces por semana. En 2016 gano el Metropolitano U18 y eso me motivó para el año siguiente pedir de entrenar tres veces por semana”.

La vida de Franco es la vida de cualquier pibe que apenas supera los 20 años. Deporte, amigos, familia y estudio. Salidas, también, “pero no tantas” para el atleta y rugbier adormecido que admira al mítico Bryan Habana, el veloz sudafricano que frustró a Los Pumas en la lucha por el bronce en el Mundial de 2015.

Franco Florio, el hombre que va tras los pasos de Carlos Gats (1998) y Gabriel Simón (1999). Apenas lo separa de Gats y Simón, los argentinos más rápidos de todos los tiempos, una centésima. Fue en el Nacional disputado en diciembre del año pasado, donde logró su mejor registro al detener el reloj en 10,24 segundos. Una marca que lo elevó a ser el mejor registro Sub23 nacional. Florio, el pibe que soñó con Tokio 2020. El mismo que ahora piensa en París 2024.