En años en que Lennox Lewis era el gran orgullo del boxeo británico, poco acostumbrado a tener campeones mundiales en la división de peso pesado, hubo un peleador de físico imponente, nacido en Nigeria pero radicado en Norwich, que se ilusionó con hacerle sombra: Herbie Hide.

Ambos habían hecho su estreno profesional en 1989. Ambos se mantuvieron invictos hasta 1994. Lewis fue el primero en coronarse campeón mundial, en 1992 y en las oficinas del CMB tras la renuncia al cinturón del entonces campeón Riddick Bowe. Logró legitimar ese título en mayo de 1993, con su primera defensa exitosa imponiéndose a Tony Tucker. Poco menos de un año después, Hide noqueó a Michael Bentt en el séptimo asalto y fue campeón mundial de los pesados por la OMB.

Aunque fueron contemporáneos, sus caminos nunca se cruzaron arriba del ring. Por el contrario, el ascenso continuado de Lewis, que llegó a derrotar a peleadores como Shannon Briggs, Evander Holyfield, Mike Tyson y Vitali Klitschko; para Hide sería caía precipitada entre derrotas que lo marcaron y un sinfín de episodios extradeportivos que trasladaron su nombre de la sección deportiva a la policial.

Ya había mordido el polvo ante Riddick Bowe cuando en 1997, tras recuperar el título de la OMB que había quedado vacante con victoria por nocaut ante Tony Tucker, fue encontrado culpable de agredir a dos policías y condenado a realizar tareas comunitarias. Justificó aquel episodio explicando que atravesaba un momento de gran fragilidad emocional ligada a la leucemia que padecía su hermano de once años, que moriría poco después. En medio de ese calvario, Hide pudo de todos modos hacer dos defensas exitosas de su cinturón.

Hide llegó a estar 26 combates invicto y coronarse campeón mundial de peso pesado de la OMB.

Por aquel entonces, había declarado más de una vez que quería enfrentar a Mike Tyson, que estaba planeando el regreso a los cuadriláteros tras la larga suspensión que se le había impuesto por su vergonzoza pelea de revancha ante Evander Holyfield, de la que fue descalificado por morder y arrancar un pedazo de oreja a quien le había arrebatado el título de la AMB meses atrás. Pero sus conflictos con la ley continuaron.

Denunció haber sido víctima de un plan de chantaje en el que creía que estaban involucradas las fuerzas policiales. “Soy un hombre pacífico e inocente, y siguen acosándome”, había declarado en 2001, dos años después de la derrota por nocaut en el segundo asalto ante Vitali Klitschko que lo despojó para siempre de su status de campeón mundial de los pesados, a la vez que lo sacó de la escena de las grandes carteleras. Las teorías de conspiración no eran disparatadas. Por el contrario, más de un cargo con el que intentaron inculparlo, como secuestro y violación, fueron desestimados tiempo después.

Hide, a quien habían apodado “El Destructor Bailarín”, acumuló las otras dos derrotas que tuvo en su carrera ante peleadores de poca monta: el zambiano Joseph Chingangu en 2001 y el lituano Mindaugas Kulikauskas en 2004. De todos modos, prolongó su carrera hasta abril de 2010 con un pleno de 14 victorias que hicieron de su récord de despedida uno mucho más que discreto, con 49 victorias y solo 4 derrotas.

Vitali Klitschko lo noqueó en el que fue su último combate de título mundial.

Detención en 2013

Los problemas para Herbie Hide continuaron tras ese retiro. En 2012, un joven de 20 años fue apuñalado en su casa dejándolo como principal sospechoso del crimen, aunque tiempo después la policía concluyó que el excampeón mundial no se encontraba allí al momento del asesinato. Un año más tarde, terminaría de todos modos en prisión a causa de la investigación de un periodista encubierto que lo documentó haciendo trato con un conocido narcotraficante para vender cocaína.

“Si eso es la cárcel, he estado en ella toda mi vida. He estado en prisión desde la primera vez que pisé Inglaterra. Es exactamente como es un internado y como es el entrenamiento de boxeo: te levantas, vas al gimnasio, sigues con el entrenamiento y te vas a dormir. Es igual, salvo que no te dan unos cientos de miles después“, declaró el excampeón a finales de 2014, tras cumplir con una condena que originalmente había sido de 22 meses, pero le fue reducida.

“Soy un hombre duro, duro por naturaleza, no es nada para mí. Era un poco como entrenar para una pelea, como ir a un campamento de entrenamiento. Estaba en muy buena forma, corría todos los días. La gente cree que te dan una paliza, pero ¿qué prisionero querría meterse conmigo?“, agregó sobre su experiencia en la cárcel.

Cuando Hide salió de prisión, volvió a radicarse en Norwich junto a su esposa e hijos. Mantuvo un perfil bajo en el vecindario y se mantuvo alejado de las redes sociales. Hace un par de años atrás se supo que uno de sus hijos, Henry, estaba siguiendo sus pasos en el boxeo amateur. Hoy el excampeón mundial tiene 54 años.