Tras su aceptable pero un tanto deslucida participación en el Mundial de Clubes, River Plate se enfocó en el mercado de pases. Las exigencias de Marcelo Gallardo se acumularon de inmediato teniendo en cuenta los objetivos del Millonario en el segundo semestre del año, con la siempre anhelada Copa Libertadores de América como vedette.
Maximiliano Salas y Alex Woiski fueron los primeros refuerzos confirmados, sumándose así a las repescas de Sebastián Boselli y Lautaro Rivero. Paralelamente, los de Núñez están muy cerca de finiquitar los desembarcos de Juan Fernando Quintero, Juan Carlos Portillo y Matías Galarza Fonda para seguir conformando al Muñeco.
Pero los tentáculos de un River ambicioso en torno a la actividad relacionada con la ventana de transferencias siguen desplegándose y buscan capturar a otros futbolistas del calibre de Maher Carrizo, una de las máximas promesas tanto de Vélez Sarsfield como del ámbito doméstico en general y quien viene sorprendiendo con sus virtuosos rendimientos.
Sin embargo, pese al seguimiento por el colombiano Nicolás Arévalo, River continúa sin ir a fondo por el puesto más necesario de todos: el de volante central. De más está ahondar en la importancia que tiene un ‘5’ en cualquier equipo, no solamente en lo relacionado con la contención sino también en las transiciones y en la generación de juego.
En la actualidad, el mediocampista central titular de River es Enzo Pérez, una leyenda viviente del club pero que se encamina hacia los 40 años y que se encuentra en la recta final de su carrera, sin poder afrontar una cargada seguidilla de partidos. Más allá del cariño extremo que los hinchas le tienen, el mendocino no puede responder como en su mejor momento.
Al mismo tiempo, un Matías Kranevitter que en su segundo ciclo en la institución no pudo repetir ni por asomo el nivel que lo llevó a Europa, recibió el cartel de prescindible por parte de Gallardo y dejó de ser una opción de recambio para Enzo Pérez. Una clara evidencia de la postura del entrenador con respecto a la jerarquía que se necesita en la medular.
Kevin Castaño no parece ser una opción. El colombiano ha adquirido un rol importante al lado del volante central y es considerado como una pieza clave como mediocampista mixto, desprendiéndose y acercándose al área rival. Además, quien llegó procedente del Krasnodar de Rusia no se caracteriza por la marca férrea.
Del resto, ninguno puede ser considerado claramente como volante de marca: Giuliano Galoppo, Nacho Fernández y Matías Rojas no pueden desempeñarse en esa faceta y los demás que mínimamente se asemejaban a las necesidades de River en la mitad de la cancha, como Rodrigo Aliendro y Santiago Simón, también recibieron el pulgar abajo de Gallardo.
En medio de ese escenario, hay que volcarse en la figura de un juvenil sin rodaje y sin condiciones probadas en un plano exigente como Giorgio Costantini. Con 19 años, el nacido en el territorio brasileño recibió la confianza del cuerpo técnico de River, inclusive en pleno Mundial de Clubes contra Inter. De todos modos, no cuenta con el perfil indicado para este cargado presente Millonario.
En definitiva, se traduce en un grave error el hecho de que River no haya priorizado, desde el inicio del mercado de pases, la contratación de un mediocampista central de jerarquía y de cualidades notorias para acoplarse rápidamente al andamiaje pretendido por Gallardo de cara a las metas que ya lucen en el horizonte.
Una vez más, el Millonario está demorando en demasía la búsqueda y el posterior fichaje de un futbolista que no solamente pueda pelear el puesto con Enzo Pérez, sino que también tenga las capacidades suficientes como para adueñarse del puesto en el corto o mediano plazo. Y las consecuencias de esta equivocación pueden ser devastadores.
Lo cierto es que el Torneo Clausura ya arrancó mientras que se aproximan los octavos de final de la Copa Libertadores y River sigue sin conseguir avances con relación al arribo de un volante central. No alcanza con la potencial llegada de una apuesta y mucho menos con el eventual hecho de conformarse con el escaso material que hay en el plantel. La ambición debe primar si se tiene algún deseo de cosechar cosas importantes.
