El tenis femenino ha sido escenario de apariciones rutilantes que han movido los cimientos de la WTA y uno de ellos fue el de Martina Hingis, que en sus primeras temporadas como profesional demostró estar a la altura y siendo adolescente alcanzó la cima del ranking.
Junto con la fama y la gloria, llegaron también las polémicas y un juicio con Sergio Tacchini que provocó un quiebre en la industria del tenis. Luego, el caso de dopaje, las denuncias y una carrera rodeada tanto de éxitos como de escándalos.
Martina Hingis, la irrupción de una estrella
Hingis parecía estar predestinada a ser una estrella ya que nació en lo que hoy es Eslovaquia en el seno de una familia ligada al tenis con la ex jugadora Melanie Molitor como su madre y el profesor Karol Hingis como su padre. Ambos, amantes del deporte, la bautizaron con el nombre de Martina, en honor a Navratilova y desde los 5 años le colocaron una raqueta entre sus manos.
Esa escuela diaria dio sus frutos porque antes de cumplir 15 años, bajo nacionalidad suiza a mediados de la década del 90, la joven ya era una profesional dentro del circuito y en su segunda temporada, 1996, comenzó a ganar títulos.
Las estadounidenses Mónica Seles y Jennifer Capriati fueron dos de sus primeras víctimas en las finales previas a conquistar el abierto de Australia en 1997, año en el que llegó a ser número 1 de ranking con apenas 16 y 182 días, siendo la tenista más joven en alcanzar la cima, récord que se mantiene hasta hoy en día. A tal punto su éxito llegó tan rápido que en uno de los primeros torneos que ganó, como premio se llevó un auto Porsche, pese a que todavía no tenía edad para tener licencia de conducir.
Desde ese momento, los triunfos continuaron porque en ese año, 1997, ganó también Wimbledon y el Abierto de los Estados Unidos, nada menos que ante la norteamericana Venus Williams. Mientras que en Roland Garros fue finalista y cayó ante Iva Majoli.
En total, acumuló cinco títulos de Grand Slam individuales, ya que en 1998 y 1999 repitió la corona en Australia. Pero a esos hay que sumarle 13 trofeos de los grandes en dobles y otros 7 en dobles mixtos. Es decir que en total ganó 25 Grand Slam, más que Novak Djokovic, Roger Federer o Rafael Nadal, si se incluyen las tres modalidades.
Además su tenis inspiró al propio Roger, quien era un niño cuando Hingis irrumpió en el circuito: “Martina fue en parte quien me mostró cómo se hizo todo. Fue genial para Suiza tener a alguien de su calidad. Tuvimos mucha suerte. Siempre he sido fan de ella y siempre lo seré”, declaró Federer en el retiro definitivo de Martina en 2017.
Escándalos y un juicio millonario
Lo que parecía ser una carrera destinada a batir todos los récords para Martina Hingis se estancó apenas un par de años después por culpa de las lesiones. A los 22 años ya había pasado dos veces por el quirófano y los problemas físicos parecían tenerla más afuera que adentro de las pistas.
No había una explicación racional a por qué una chica con tanto talento y buen trabajo padecía tantas lesiones y ella y su entorno decidieron responsabilizar a la firma italiana Sergio Tacchini, que le había proporcionado el calzado deportivo entre 1996 y 1999, y que ella usaba de niña. Así inició un juicio por 40 millones de dólares.
“Según la demanda judicial, Tacchini le proporcionó zapatillas «defectuosas» que en opinión de Hingis eran «inutilizables en competición», lo que le impidió participar en varios torneos. En septiembre de 1998, refiere la demanda, Hingis sufrió una lesión durante el Abierto de Estados Unidos que, examinada por un médico especialista, fue achacada a un defecto de las zapatillas”, informó el diario español ABC en 2001.
Finalmente, poco más de un año después los tribunales estadounidenses no le dieron la razón a Hingis quien incluso fue terminó siendo demandada por la compañía de ropa deportiva. Tras esto, y en medio de más problemas ligamentarios, en 2003 Hingis decidió retirarse del tenis.
Regreso y escándalo por dopaje
En enero de 2006, Hingis volvió al circuito con 25 años y sumó otros tres títulos individuales, Roma, Calcuta y Tokio, además de dos cuartos de final en Australia y uno en Roland Garros. Pero ya no era la misma después del juicio.
Lejos de su mejor nivel, se reencontró con el deporte que amaba y cuando parecía que empezaba a tomar ritmo, llegó un nuevo golpe: un dopaje positivo en cocaína en Wimbledon 2007 y una sanción de dos años alejada del circuito.
“Di positivo pero nunca tomé drogas y me siento 100 por ciento inocente“, declaró en ese momento al leer un comunicado ante la prensa para anunciar que además se retiraba definitivamente: “No tengo ningún deseo de pasar los próximos años de mi vida reducida a la lucha contra el dopaje”.
Hingis bajó los brazos en esa lucha de la que siempre se dijo inocente y en 2013 volvió para jugar algunos torneos en modalidad de dobles hasta su retiro, esta vez sí definitivo, en 2017.
“Siempre he pensado que he sido mejor jugadora en dobles que en individuales. Mi primer gran título fue jugando en dobles con 15 años de edad. Disfruté jugando en equipo con otra compañera. No es por cansarme menos, pero siempre disfruté jugando con otra persona ya que es mucho más divertido que jugar sola”, analizó en su última charla como profesional en 2017.
Hoy, alejada de su madre, con quien batalló una pelea interna por las exigencias que le imponía de niña, y en un nuevo rol como entrenadora de jóvenes talentos, Hingis se ha alejado de la escena público pero el público nunca se olvida de ella.