“Boca me dio valores que aplico en mi vida, los bosteros tienen una forma de ser bastante marcada y yo comparto mucho de eso. En lo deportivo es tratar de meter huevo e ir para adelante, siempre”.
Las palabras salen de la boca de Manu Andújar, quien hace poco más de un mes revalidó lo hecho en 2021 y ganó su segundo Rally Dakar, la carrera más exigente del mundo, en la categoría Cuatriciclos.
En diálogo con BOLAVIP, reconoció que a sus 27 años todavía no entró en la mejor etapa de su carrera, y habló sobre su lado más desconocido: su pasión por el fútbol, por Boca y por la Selección Argentina, colores que porta con orgullo en cada etapa del Dakar.
Todo comienza donde su memoria le permite recordar, allá por inicios de siglo, cuando su padre lo introdujo en ambas pasiones: “Voy a la cancha desde que tengo 3 años. Mi viejo consiguió unas plateas poco antes de que yo naciera y vamos siempre, me gusta compartir eso con él”.
Casualmente, es la misma edad en la que recuerda haberse subido a un cuatri por primera vez: “Mi familia siempre fue de los cuatris”. Sin embargo, no todo fue color de rosa, y dar el salto de un hobby a algo más serio costó mucho. “Ellos nunca se interesaron por las carreras, así que no fue fácil cuando les dije que quería empezar a correr”. “Comencé a competir un poco tarde, con 15 años, y a los 20 me la jugué y fui a correr mi primer Dakar. Por suerte mi viejo siempre me apoyó en todo”.
Su primer Dakar y la ayuda de unos pescadores
Los colores no se negocian.
Veinte años… Manu pasó de empezar “tarde” a correr carreras de cuatri a ser uno de los deportistas más jóvenes en toda la historia en inscribirse a la carrera más demandante del mundo. Sin apenas experiencia, Manu se embarcó en una odisea de algo más de 8.000 kilómetros a través de desiertos y picos de más de 3.800 metro. “Al menos en mi caso, te puedo decir que uno no dimensiona lo que es un Dakar hasta que lo corre. Es importante entender que el Dakar te aleja de todo lo que conoces, de una cama cómoda, de una comida hogareña, de una ducha caliente“.
Aquel primer Dakar lo cambió todo. Manu pasó de ser un piloto rápido de QuadCross (una modalidad de carreras estilo Motocross), a sufrir desde el primer momento en que se subió al cuatri en Perú. “Yo venía agrandado, de correr Quadcross en Estados Unidos, pero cuando llegué, el Dakar me agarró, me pegó dos cachetadas y me hizo darme cuenta que tenía que aprender todo devuelta“.
“Cuando corrí mi primer Dakar fue la primera vez que sentí sueño de verdad, fue la primera vez que tuve hambre de verdad, no podés comer porque vomitas. Te hace replantearte un montón de cosas y, o salís fortalecido, o salís hecho mierda. A mi me ha hecho crecer y madurar, tanto como persona y como piloto. Entendí lo que es la disciplina, comer bien, el sacrificio de verdad.”
Manu Andújar rumbo a la conquista de su segundo Rally Dakar en Arabia.
En aquel primer Dakar es cuando surge una de las anécdotas más increíbles en la carrera deportiva de Manu, y fue directamente en la primera etapa. “Rompí el cuatri a los 200 kilómetros, pero esperé a que me traigan un repuesto, tardé cinco horas en arreglarlo y todavía me quedaban otros 250 kilómetros y yo sólo quería llegar. Pensé: ‘si voy a razón de 100km/h, hago lo que me falta en 2 horas y media’, pero no podía estar más alejado de la realidad”.
“Me perdí mal. Se hizo de noche, me estaba quedando sin nafta, tuve que parar el cuatri y ponerme a ver si escuchaba algo. Estaba en el medio de la nada. Terminé encontrándome con unos pescadores que me ayudaron a volver al rumbo correcto. Me había abierto como 16 kilómetros, estaba en cualquier lado. Al año siguiente les agradecí y los hice venir conmigo como asistentes“.
El secreto de Manu Andújar para pasar de ser último en el Dakar a ser dos veces campeón
Los colores de Argentina y Boca, en lo más alto, tras ganar el Dakar.
¿Cómo pasó de ser aquel que sólo pudo terminar gracias a la ayuda de unos pescadores, a transformarse en dos veces campeón de la carrera? Pues mucho tuvo que ver esa primera experiencia. Ese proceso de crecimiento y maduración como persona y piloto que él afirma haber tenido tras completar ese Dakar.
“Lo aprendí a las malas, pero hay tres cosas fundamentales para poder rendir en un Dakar: ser rápido, saber navegar y tener una buena alimentación“.
“Lo primero ya lo tenía, después tuve que aprender a navegar y cuando empecé a visitar a una deportóloga que me ayudó con la alimentación y el entrenamiento, todo se alineó. Antes largaba bien, era muy bueno en la primera parte pero después, cuando se me terminaba la glucosa, me fundía”, agrega, revelando así los tres grandes puntos por los cuales su carrera cambió por completo.
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Manu corrió dos Dakar en Sudamérica, cuando la carrera todavía se disputaba por estos lares. Sin embargo, en aquel entonces aún no estaba para ganar. Su turno llegó recién unos años después en Arabia.
Manu siguió corriendo porque, según explica, era más accesible correr el Dakar de Arabia que el de Latinoamérica, por las facilidades que daba la organización. Y luego de su primera experiencia en tierras orientales, decidió hacer el cambio que marcaría su carrera a fuego. “Me dediqué a entrenar navegación. Fue todo un año de entrenamiento personal. No fue casualidad que saliera campeón del Dakar por primera vez ese año”.
Sus cascos de Boca, Argentina y sus anécdotas con Carlos Sainz y Fernando Alonso
Algo muy característico de Manu es su pasión por Boca y Argentina, específicamente relacionado con el fútbol, y eso lo lleva en cada competencia en la que se presenta. Los diseños de sus cascos remontan a los mejores momentos vividos con el Xeneize y con la albiceleste. Un claro ejemplo es el casco celeste y blanco con una Copa del Mundo dibujada, el cual mandó a hacer tras la conquista del Mundial Qatar 2022.
Los cascos, diseñados por Nico Affin, que llevó a Dakar 2024.
“Los cascos me los hace Nico Affin, los diseño con él y él los transforma en realidad. A veces los vamos discutiendo un poco, pero este año le dije quiero esto, esto y esto, y cuando me mandó el primer boceto me fascinó. Tengo cuatro de Argentina y dos de Boca, este año me llevé uno y uno al Dakar. La gente dice que Nico diseña cascos, pero para mi es un artista”, cuenta Manu.
Y si bien 27 años no son nada, especialmente en el Mundo Dakar, Manu ya tiene anécdotas para contar durante varias horas. Dos que se le han quedado grabadas a fuego fueron sus curiosos encuentros ni más ni menos con dos de los mejores pilotos de la última era. “Estar en un punto de reabastecimiento, bajé del cuatri a mear y de la nada aparece Fernando Alonso, me tira un ‘está dura la cosa’, y se pone a mear al lado. Al rato me da una palmadita y se va.”
De un encuentro con un campeón de la Fórmula 1 y una de las caras más reconocidas del deporte motor en el mundo, a otro cruce con un español. Esta vez con el cuatro veces campeón del Dakar en autos, Carlos Sainz, quien ostenta uno de los récords de más Rally Dakar disputados en la historia, por detrás de Stephane Peterhansel. “Este año también me pasó algo muy loco, en la Crono de 48hs en el desierto. Era de noche, hacía frío y la organización nos había dado unas latas de Pollo al Curry para cenar. Me la puse a hacer en el fuego y cuando empiezo a comer digo ‘Qué comida de mierda’. En eso escucho ‘Sí, la verdad es que es una mierda’, me doy vuelta y era Carlos Sainz, cocinando la misma lata que tenía yo”.
“Son cosas que te pasan que en el momento lo tomás con normalidad porque somos todos pilotos, pero después, cuando las recordás, te das cuenta lo loco que fue ese momento”.
Su anécdota con Riquelme y el reconocimiento que le hicieron en La Bombonera
Ahora bien, Manu no es un extraño en La Bombonera porque lleva casi un cuarto de siglo visitando El Templo de los Xeneizes. “Me atrajo mucho el Mundo Boca en todo sentido, su gente, el respeto al club, a los hinchas”, reconoce y cuenta que el portar los colores y escudo del Xeneize en su traje y casco no es casualidad.
Antes de ganar su primer Dakar, Manu cerró un acuerdo con Boca para poder llevar al club en su indumentaria del Rally Dakar. Afortunadamente, en aquel 2021 conquistó el Rally Dakar por primera vez y esto lo llevó a ser reconocido por el club. “Fue espectacular, no me lo olvido más”, recuerda Manu. “Después de ganar el Dakar, el club me hizo un reconocimiento. Fue la primera vez que pude entrar a La Bombonera por donde entran los jugadores, ver la cancha llena desde ese lugar, y sentir lo que es estar ahí“.
Además, contó una curiosa anécdota que data de hace apenas unos años y que tiene a Juan Román Riquelme como principal protagonista. “Aclaro que no conozco a Román personalmente”, anticipa Manu, antes de relatar lo sucedido en lo que parecía ser un día normal de cancha. “Estaba yendo a la cancha con mi viejo, estacionamos e íbamos caminando por donde siempre. De golpe la Policía se pone en el camino y nos cierra la calle a nosotros y varios hinchas. No nos dejaban pasar y el partido estaba por empezar”, cuenta. “En eso aparece Román, cruzando la calle y nos ve a todos frenados. Agarra y le dice a la policía ‘¿Qué hacen muchachos, no ven que somos todos hinchas?’ Se corrieron, nos dejaron pasar y entramos todos a la cancha con él.”
Con 27 años, Manu ha cumplido los objetivos que tenía cuando se subió al cuatri por primera vez y cuando decidió embarcarse en esta travesía que es el mundo Dakar. Aún así, sabe que todavía tiene mucho por crecer y aunque ahora se va a disfrutar de los médanos y las playas de Cariló y Villa Gesell, a administrar su equipo en el Enduro del Verano -el cual no correrá- y a pasar tiempo de calidad comiendo asado con sus amigos y familia.
En abril ya se pondrá una vez más en “modo Dakar” y comenzará la preparación para buscar el bicampeonato y su tercer título del mundo, como siempre, con el celeste y blanco y el azul y oro grabados en él.