Que dos horas de la más absoluta libertad lo encuentren enfocado en la historia que le ofrece la pantalla o repasando minuciosamente las páginas de un libro que probablemente ya leyó no significa que su pasión sea distinta a la de un pueblo excesivamente futbolero. Diferente, sí, es la manera en que piensa ese juego que abrazó desde que tiene uso de razón. También todo lo que lo rodea y empezó a ver con el paso de los años. Menos divertido, más hondo. Detrás de la celebración de un gol, un título, un ascenso, hubo también una necesidad de frenar la pelota para entender cómo y desde dónde pararse. Apasionadamente crítico, Leonardo Di Lorenzo habló en exclusiva con Bolavip de su rol de scout independiente, repensó la contradicción del porro y la trompada, y explicó por qué es hincha de cada lugar en el que fue feliz.
-¿Cómo es tu actual trabajo de scout?
-Estuve dos años en San Lorenzo. Renuncié hace cuatro meses. Pero sigo en el mismo rubro, haciendo scout para intermediaciones. Voy a diferentes equipos en los que me dicen lo que van a buscar, los perfiles. Nosotros nos encargamos de buscar el perfil adecuado, de hablar con sus agentes, con el jugador e ir llevando la negociación.
-Como un freelance del scout…
-Algo así, sí. Me asocié a otra persona que ya hace esto. Brindo mi servicio como scout y conexiones que fui sembrando en todo este tiempo de carrera. Él tiene su mercado más fuerte y yo me estoy abriendo paso en otro, que en este caso es la MLS. Trabajamos con cuatro o cinco equipos, siempre como agentes externos.
-Has sido muy crítico del fútbol, pero te mantuviste siempre ligado. ¿Qué es lo que te sigue apasionando a pesar de todo?
-Yo juego al fútbol desde que tengo uso de razón. Que sea crítico con ciertas formas en general no significa que no sienta la pasión que siento por el deporte, por el juego. Es algo que hice toda mi vida, que me gusta hacer y me siento capacitado hoy para hacer otras cosas aunque no sea adentro de la cancha. Se dijo muchas veces, pero de verdad es muy difícil una vez que uno deja encontrar la veta. De un día para el otro no está más. Correrse de ese lugar es difícil. A mí me costó y todavía me cuesta. Me retiré en Temperley y estuve un año como director deportivo. No sentí que pudiera hacer lo que quería y renuncié. Busqué qué hacer y me interesó muchísimo esto del scouting, porque sigo mirando fútbol que lo miré durante toda mi vida. Lo hice en San Lorenzo durante dos años. Me sirvió para aprender, para entender el oficio y hoy sigo con esa profesión en otro lugar. No sé qué voy a hacer mañana, pero hoy voy por acá. Es una búsqueda constante.
-¿Encontraste en tu carrera a muchos otros jugadores que pensaban como vos pero prefirieron no decirlo o son los menos?
-Es difícil. Hay de todo. Diferentes pensamientos, opiniones, posturas. Es muy difícil expresarse en altos niveles de exposición. No es lo mismo jugar en el ascenso que en equipos grandes. Hoy, con el tema de las redes y la llegada de todos a uno, siempre va a haber gente a la que no le va a gustar lo que decís, o a la que no le vas a gustar vos. En el fútbol es difícil perder el cariño de la gente y creo que nos fueron convenciendo de que cuanto menos decimos mejor, menos problemas. Después está en cada uno. Yo me encontré en un momento de mi carrera y de mi vida en el que se ve que andaba con ganas de ser sincero cada vez que me preguntaban algo, de expresarme. Pero no es fácil ni tampoco es muy común.
-Dijiste hace algunos años que en el fútbol parecía ser más grave fumar un porro que darle una trompada a tu pareja. Desde tu retiro hasta hoy, se repitieron situaciones que invitaron a recordar esa expresión. ¿Por qué crees que el fútbol tarda tanto más en modificar conductas, pensamientos en los que la sociedad en general sí fue cambiando?
-No sé, porque el porro y la trompada también es un ejemplo. Va más allá y lo que quise decir con eso es que están muy mal balanceadas las cosas que nos ofenden y las cosas por las que nos rasgamos las vestiduras. El porro y la trompada pude ser el gesto de un jugador que deja expuesto al técnico y que provoca que lo separen del plantel. Algo que en definitiva pasó por un momento de calentura y se puede solucionar con una charla. Cuestiones que se castigan de una manera súper drástica. Y después tenés al club que contrata a un jugador que pegó esa trompada o que intenta tapar hasta último momento cuestiones súper graves porque le rinde. Eso está a la vista. No es que estoy diciendo algo inédito. Lo vemos todos los días. El porro y la trompada fue un ejemplo más. Yo no vengo a cambiar nada, simplemente es lo que veo.
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-¿Y por qué el hincha lo acepta si en otros ámbitos quizás lo castiga?
-No le encuentro demasiada explicación. Imagino que porque en Argentina el fútbol tiene una repercusión súper grande. Pero no sé. Sería hablar sin saber. Evidentemente pasa. Pareciera que si un jugador sirve, el resto no importa o no es tan grave. Pero también hay clubes en los que se expresan en contra de la llegada de ese jugador o tienen protocolos. Clubes que hacen más hincapié en eso y otros a los que les interesa menos.
-¿A vos te gustaría dirigir o no cambiarías tu tarea actual en el fútbol para asumir en algún club?
-Tengo el curso hecho y es algo que siempre tuve como opción, pero nunca me decidí. No estoy seguro si quiero hacerlo. Hoy estoy bien haciendo esto, no sé el día de mañana. Sí que es algo que me llama la atención, me atrae y siento que es algo que puedo hacer. Pero quiero seguir aprendiendo en mi rol actual, abriendo puertas y conociendo gente.
-Dijiste que la MLS es un mercado que conocés. ¿La llegada de Messi hizo que muchos más jugadores quieran ir o fue siempre un destino atractivo?
-Como destino, año tras año se volvió más atractivo por los jugadores que fueron llegando, por la plata que se invirtió, por los equipos que se fueron armando y por la repercusión que fue teniendo. Es una liga que creció muchísimo y que con la llegada de Messi, obviamente, aceleró eso aún más. Hizo crecer muchísimo la repercusión y puso los ojos de todo el mundo en la MLS. Hoy lo mira cualquier hincha porque está Messi.
-Lo bueno es que el fútbol en Estados Unidos parece tener con qué bancarse que los ojos del mundo lo observen. Algo que tal vez no pasa en Arabia, por ejemplo…
-Sí, porque la MLS es una liga que ya tiene muchos años, equipos que tienen su historia y que siempre tuvo una mirada de desarrollo para ese crecimiento, con la idea de competirle a sus otros deportes como el básquet, el béisbol, la NFL… En Arabia fue todo mucho más repentino y solo a fuerza de dinero. No digo que en la MLS el dinero no haya sido una parte importante, pero tiene otras cosas detrás que me parecen muy interesantes, como las academias, y que explican por qué es más atractiva que estos torneos en Medio Oriente.
-Hablando de la inversión, de la inyección económica para el progreso, ¿dónde te posicionas en el debate sobre las Sociedades Anónimas en el fútbol argentino?
-En Argentina me parece que no tienen lugar, por cómo son los clubes, por la historia que tienen y lo que significa el socio, el hincha, para cada equipo, para cada barrio, para cada ciudad. Me parece que equipos que en Argentina tengan un dueño, que sean una empresa, van en contra de lo que es el fútbol acá. Ahora, en Estados Unidos son todos propietarios y funciona. Pero es otra cultura, otra historia, otro país. No sé qué es mejor y qué es peor. Pero sí creo que en Argentina no me gustaría que alguien sea dueño del equipo del que soy hincha, del que soy socio. Definitivamente no.
-¿Y si no fuera que la empresa se mete en un club sino que funda un equipo?
-A mí el modelo directamente no me gusta. Sé que el modelo actual tiene millones de defectos y de cuestiones que son muy difícil de solucionar así como están. Pero creo que hay alternativas y mucha gente en posición de pensar soluciones a los problemas de los clubes y del fútbol en general. No creo que gente con mentalidad empresaria pueda tener la solución para los problemas del fútbol argentino. No es por ahí.
-¿También lo sentís con Argentina como país?
-Estoy totalmente convencido que no es por ahí. Lo vemos todos los días. Es cuestión de salir y ver la calle. Nunca fue por ahí. Las veces que estuvimos bien se eligieron caminos completamente opuestos. Me parece que es a través de un Estado presente y protector por donde tendría que ir la cuestión, con lo poco que se de política y de gestión. Me parece que es básico, que es el Estado el que te va a proteger y no una empresa que lo único que busca es un rédito financiero. Es mi manera de verlo.
A diez años del primer ascenso con Temperley
-¿Qué lugar ocupa el ascenso al Nacional B de 2014 entre los logros de tu carrera?
-Podría estar arriba de todo. También con el título ganado con Montreal, porque fueron donde más participé, donde me sentí importante. En los títulos con San Lorenzo era muy chico, participé poco. El primer ascenso con Temperley, ese año, esa final y cómo se dio todo, para mí es lo más destacable en cuanto a felicidad y alegría en mi carrera.
-¿La diferencia con el título en Canadá la marca lo que generó en los demás?
-Sí, totalmente. Por eso digo que por cómo se dio todo a lo largo de ese año, ver las imágenes de la gente llorando y entender lo que significa lograr un ascenso con un equipo. Es una sensación única, diferente a la de salir campeón. Cuando salís campeón sentís que sos el mejor de todos. Cuando ascendés con tu equipo sentís que le estás cambiando la vida al club. Eso a mí me resultó algo muy fuerte. Después tuve la suerte de volver a ascender enseguida. Creo que en mi paso por Temperley fue una cosa atrás de la otra, años de muchas alegrías que dejaron recuerdos importantes en lo personal.
-¿Uno se hace hincha después de vivir tantas cosas, tanto tiempo?
-Total. Uno queda pegado al club y siempre está mirando cómo sale, cómo le va, más allá que no se pueden ver todos los partidos porque hay que laburar. Lo mismo me pasó con Montreal, que lo fui siguiendo todos estos años en MLS. Es inevitable y me pasa con la mayoría de los clubes en los que pude dejar algo o la pasé bien.
-Imagino que con Temperley habrás apretado puñito contra River…
-Sí, sí. Claro. Fue una de esas épicas bien características del club, de pelearla siempre, hasta el final. Ir de punto. Un poco fue el resumen del Temperley de los últimos años y fue una alegría volver a sentirlo.
Canadá, Scaloneta y la Copa América
-En Montreal estuviste hace no mucho…
-Estuve hace un mes y en este último viaje también fui. Es uno de los equipos en los que siempre tengo la puerta abierta por lo menos para ir a presentar lo que uno hace.
-¿Se percibió el clima de Copa América?
-La verdad que no tanto. Fui por una semana, ellos están en el medio del torneo, porque no paran. Entonces medio que de refilón se palpitaba. Sí estaba la Euro muy presente, porque ya había arrancado. Montreal es una ciudad muy cosmopolita, donde hay comunidades de prácticamente todo el mundo y en este tipo de eventos la gente sale mucho a la calle a ver los partidos y está presente. Me vine justo antes que arranque la Copa América, pero imagino algo similar.
-Canadá sorprendió para bien. ¿Cambió mucho el fútbol desde que estuviste?
-El cambio fue gradual, pero desde que jugué yo hasta hoy la diferencia es muy grande. En aquel momento, los tres equipos de Canadá que hoy forman parte de la MLS jugaban en una suerte de Segunda División Americana. Tanto Vancouver, como Toronto y Montreal. De la mano del crecimiento de esos tres equipos fue el crecimiento del fútbol canadiense en general. Más que nada las academias, los chicos. Todavía es una etapa bastante corta de ese crecimiento, pero viene avanzando un montón.
-¿Y cómo viste el partido con Argentina?
-Es muy difícil plantear un partido contra Argentina siendo Canadá. Hay que ponerse creativos y laburar bien lo táctico, la concentración y tratar de hacer un partido lo más cercano a lo perfecto, que no existe. Creo que se planteó bien, que estuvo bien parado e intentó lastimar cada vez que pudo. Hizo un buen partido. Cuando la brecha es tan grande en los niveles de una selección y otra, lo difícil es poder sostener eso a lo largo de todo el partido. Creo que eso es lo que se vio y Argentina lo termina doblegando por capacidad, por intensidad, por un montón de cosas.
-Se habló y se elogió mucho a la Selección Argentina de Scaloni. ¿Con qué virtud te quedás vos?
-Es verdad que está todo dicho, pero destaco que es un equipo que formó un grupo súper fuerte, con un funcionamiento muy claro y con el que se sienten súper cómodos y representados. Todavía se los nota queriendo más, que es algo muy difícil. Hay chicos muy jóvenes que ya ganaron todo y siguen con ese hambre de gloria, de victorias. Y juegan contra Canadá y lo sostienen como si estuvieran jugando contra Uruguay o contra Brasil. Eso es súper meritorio y habla de un grupo y una forma de trabajo que ya es sólido hace rato.
Pipi DT
-De San Lorenzo sos hincha, ¿pero te dejó amistades tu paso por el club?
-Amistades no, pero sí muy buena relación con mucha gente, con varios compañeros. Con Pipi (Romagnoli) hicimos inferiores juntos, tenemos la misma edad y más allá de que no seamos amigos nos conocemos de chiquitos, vivimos muchas cosas juntos y compartimos un montón de momentos. Siempre me mantengo en contacto con él. Es una persona que quiero mucho y que como hincha me ha dado muchas alegrías. Volver a San Lorenzo me reencontró con él.
-¿Te fuiste antes que asumiera como técnico?
-Sí. Él estaba en la Reserva y una de mis tareas era seguir al equipo. Me vi todos los partidos, lo vi trabajar a Pipi. Hizo un trabajo enorme promoviendo el crecimiento de chicos que hoy están empezando a tener lugar. Ese regreso me hizo reencontrar y conocer otra parte del club, de Pipi y de un montón de gente que hace mucho tiempo no veía.