Este lunes, se va a subir a un avión rumbo a Porto Alegre. Cuando llegue, se dirigirá rumbo al predio de Inter en donde se instalará durante 10 o 15 días. No necesita hospedarse en un hotel ni mucho menos, pensar que durante años durmió sobre un colchón al lado de la parrilla del quincho de Chacarita Juniors. Ya pasó mucho desde aquel entonces.

Walter Aciar tiene 46 años y es conocido como el “gurú” del césped argentino. En su larga carrera ha trabajado en clubes como Racing, Banfield, Independiente y Chacarita, además de un breve paso por Venezuela de la mano de José Pekerman. Ahora, recibió el llamado de Eduardo Chacho Coudet, quien sólo confía en él para tratar la grama de Inter de Porto Alegre, en la previa del inicio del Brasileirao.

“La relación con el Chacho Coudet nace por medio de Ariel Broggi, que estaba laburando en Banfield en la Reserva y siempre conversábamos. Hicimos una linda amistad y se dio que el Chacho fue a jugar un partido en la cancha de Chacarita y le gustó, después vino a Banfield y estaba yo de nuevo. Cancha que le gustaba cancha que estaba yo, entonces arranqué con él en Racing, cuando era el DT”, contó Aciar en diálogo con BOLAVIP.

Desde entonces, ha entablado una gran relación con el Chacho: “Yo ya estuve con él en Atlético Mineiro unos meses. Él me mandaba a preparar las canchas, es un loco del césped, sabe y le gusta, no le podes mentir. Me acostumbré a sus estilo y es como a mi también me gusta“.

El pasado de Walter Aciar como arquero

Walter Aciar se formó en Europa como caanchero

Walter Aciar se formó en Europa como caanchero

En 1977 el departamento sanjuanino de Caucete sufrió un terremoto que mató a 60 personas, dejó más de 300 heridos y derribó la mitad de las construcciones de adobe. Meses después, la joven Norma dio a luz a su primer hijo.

El pequeño Walter, que se crió viendo trabajar a su padre, Hugo, en la construcción y a su abuelo labrar la tierra de su huerta, tenía el sueño de triunfar en el fútbol. Si bien lo iba a lograr, y con creces, nunca esperó que mediante este rol.

Yo era arquero”, recuerda antes de partir hacia Brasil. Y por ese sueño se subió a un micro rumbo a Buenos Aires: “Tenía 14 años, me la jugué. Tenía acá (en Buenos Aires) a mi abuela Olga y me vine. Conocí a un tío, Tony, que era utilero de Chacarita y él me llevó al club“.

Si bien en el Funebrero no tuvo mucho espacio, y tampoco en Platense, el que le abrió las puertas fue Colegiales: “Estuve dos años ahí y fui campeón con la categoría 78 y Lemme lo subió a primera cuando colegiales estaba en B Metropolitana”. En ese entonces, se escribía cartas con sus padres a diario y fue su madre quien le pidió que volviera a San Juan.

En su provincia natal forjó su carrera: “Siempre me prestaban a clubes del Federal como Desamparados, Alianza San Juan, Peñarol. Siempre me buscaban como refuerzo y así estuve hasta 2003, pero ahí hablé con mi tío Tony para volver a Buenos Aires. En ese momento la situación económica era muy mala en San Juan, era la época de los Patacones y Lecops. Y yo ya quería dejar de jugar para laburar. Mi viejo no pegaba un ladrillo y se complicaba”.

Walter Aciar, de casero a canchero

A finales de 2003, se unió a Chacarita Juniors como entrenador de arqueros de infantiles y casero: “Les hacía falta alguien que viviera en el predio”. Allí instaló su colchón en uno de los quinchos, cerca de la parrilla, y por las noches convirtió ese comedor comunitario en un hogar.

“A la mañana estaba ahí y a la tarde eran los entrenamientos de infantiles, cuyo coordinador era (Eliseo Jorge) Petrocelli, campeón con Chaca de 1969, y trabajaba con él. Un día se acercó el ingeniero Alejandro Di Giacomo, que le había faltado el canchero, y me pidió que le de una mano. Ahí empecé a ayudar con eso, a él le gustó cómo trabajaba yo y ahí arrancó mi oficio“.

Walter Aciar se convirtió en un gurú del césped

Walter Aciar, experto en césped

Walter Aciar, experto en césped

En Chacarita dio sus primeros pasos como canchero y pronto varios clubes se fijaron en él. En 2007, pasó a Independiente: “Me llevó Borrelli y me instalé en la pensión así que conocí a muchos juveniles y jugadores. Estaban Ruso Rodríguez, Dibu Martínez, Rolfi Montenegro, Lucas Pusineri, Fabián Assman, Germán Denis… A Mancuello le enseñé a manejar el tractor. Además yo trabajaba en Villa Domínico e íbamos día por medio a arreglar el estadio que estaban haciendo nuevo”.

Mientras se desempeñaba en Independiente, consiguió un trabajo también en Dock Sud y allí se dio cuenta que era hora de crecer. Renunció al Rojo y lanzó su propia empresa, Walter Aciar mantenimiento de Campos Deportivos, que hoy tiene 24 años.

Entre sus clientes, se destacaron Banfield e Independiente, que lo buscó nuevamente porque extrañaban su labor. En el Taladro fue Matías Almeyda el que le abrió las puertas: “Él me dijo, ‘acá vinieron muchos ingenieros, pero yo confío en vos'”.

Al mismo tiempo que su compañía crecía, Aciar se formó en Europa, en donde hizo cursos en Inglaterra para entender más sobre el césped y poder mejorar las canchas del fútbol argentino. Fue así que su nombre se convirtió en un sinónimo de confianza y hasta José Pekerman lo llevó a Venezuela para trabajar en los campos de la selección. Así también Coudet lo llamó para Racing, luego lo llevó a Mineiro y ahora a Inter de Porto Alegre.

No sé si me siento cómodo con el apodo de ‘gurú’, soy un apasionado de lo que hago, me gusta mucho el fútbol, pasa por ahí, no siento que sea un trabajo, lo disfruto”.

El césped del fútbol argentino

En Brasil tienen mejor calidad que nosotros porque tienen una grama híbrida, nosotros usamos una nativa. Los últimos años Argentina ha crecido un montón, yo hablo mucho con mis colegas y nos compartimos información. Antes en el ascenso no se sembraba y ahora sí, se hace riego, hemos evolucionado bastante, No estamos a la altura de España porque el 90% por ciento de sus canchas son híbridas, como en River”

“Acá hay dos sistemas de híbrido, River tiene el cocido, que para mí es el mejor, y Estudiantes y Vélez tienen un híbrido pero distinto, como si fuera una alfombra de sintético y arrba arena más la semilla y demás. Para mí el que tiene River es el mejor, incluso tiene una de las mejores canchas de Sudamérica en todo sentido, en el híbrido, en el paquete constructivo, el riego, las bombas de napas, todo. Tiene como si fuese una losa radiante para medir la temperatura del suelo. Impresionante“.