Mediados de 2014. Ramón Díaz decide irse por la puerta grande, como campeón. Cualquier entrenador que llegara se iba a encontrar con una buena base, pero con una tarea difícil por delante: sostener las expectativas en relación al DT que se acababa de ir.

Hablamos de menos de diez años atrás, pero con todo lo que sucedió en el Ciclo Gallardo aquello parece la prehistoria. Muñeco demoró solamente dos partidos en encontrarle la vuelta al funcionamiento para alzarse con la Sudamericana –eliminación de Boca incluida- y le faltó profundidad de plantel para quedarse también con un torneo local que se le escapó a manos de Racing (giros del destino: Miguel Borja metió el gol con el que Olimpo le empató a River y lo complicó).

Si Ramón había dejado la vara alta, qué se puede decir sobre Marcelo GallardoSu etapa parece irrepetible hasta por la probabilidad de que los hechos se desarrollen de forma similar. El mejor colchón que podía tener un nuevo entrenador era que el punto más bajo del rendimiento se dio en 2022. Martín Demichelis aceptó ese duro desafío, al que hay que matizar con las ventajas que (casi siempre) implican dirigir a River por el material futbolístico a disposición.

Las características de los jugadores, por delante de la idea del DT

“A mí me gusta jugar 4-3-3”, dijo Demichelis en reiteradas oportunidades. Lo repitió incluso tras algunos partidos en los que su equipo mostró muy buen rendimiento con otro dibujo. Fue su idea madre, le dio rodaje un par de partidos y después cambió, pese a que los resultados no habían sido del todo malos. Lo que supo leer el cuerpo técnico era que el funcionamiento no había sido el mejor. No es sencillo no dejarse engañar con los triunfos. Después de la derrota ante Arsenal en el Monumental apareció el 4-1-3-2 que puede mutar en 4-2-2-2 o 4-2-3-1 sin extremos.

Equipo de volantes, chau a los extremos

River es un equipo que se ordena en la presión a partir de la pelota y lo mismo le sucede cuando ataca. Sus mediocampistas se mueven en función del pase y no por posicionamientos estáticos. Los wines te sirven para abrir al rival y tener espacio por adentro, pero si no tenés jugadores que conecten en esa zona, de nada te sirve abrir al rival. Hoy el equipo encuentra mucho caudal de juego a partir del toque corto, del movimiento por sorpresa y de liberar los callejones externos para la subida de los laterales o la aparición esporádica de alguien que llega, no que está ahí. Ha mejorado notablemente su faceta ofensiva. Respecto a lo defensivo, todavía con algunas lagunas, también ha mostrado avances.

Lo de los nombres propios no es casualidad: cada vez que se lo rodea bien a Enzo Pérez, crece su influencia, su nivel y el de todo el equipo. Cada vez que aparece más desprotegido, a River le cuesta hacer pie. Para eso ha sido importantísimo lo que Demichelis consiguió con Rodrigo Aliendro como ladero del mendocino. Le permite alternancia en la salida y cobertura de espacios sin duplicar funciones que podría hacer uno solo. Al ex Colón le falta, aún, pisar el área con mejores resultados, más allá de su estreno en la red con la banda roja vs Gimnasia.

Esequiel Barco y José Paradela son dos grandes noticias para River por cómo han mejorado su rendimiento. Acostumbrados a ser extremos con Gallardo, Demichelis los ha centralizado y los ha rodeado mejor para que puedan explotar su desequilibrio en zonas más peligrosas. También ese cambio les permitió no tener que apelar casi siempre a la gambeta al disponer de conexiones más cercanas.

El principal matiz que tiene la versión actual pasa por la posibilidad de sacar a un punta y sumar a un volante, repartiendo en el resto del mediocampo la obligación de llegar para poblar el área rival. En ese caso, el 4-2-3-1 igualmente tiene a sus intérpretes cerrados, lejos de la obligación de la raya.

Encontró la defensa, le falta variante

Después de Angileri, River no había encontrado quién hiciera el trabajo de lateral izquierdo zurdo con capacidad para desbordar. Casco, diesto, se suele cerrar. Elías Gómez no mostró el nivel necesario. Para eso llegó Enzo Díaz. Pero Demichelis, que desde su presentación dijo que lo podía pensar como central izquierdo, lo puso inicialmente de seis ante las lesiones de Mammana, Paulo Díaz y Héctor David Martínez. El rendimiento del ex Talleres en ese puesto no fue el mejor y además desperdició todo lo que podía dar como lateral. El DT lo corrigió con el ingreso de Paulo Díaz.

Casco se tuvo que mover a la derecha, Enzo Díaz de marcador de punta izquierda y quedaba la cuestión de los centrales. El chileno no ha mostrado desde su regreso la solidez que supo tener –más allá de su tendencia a sobrar alguna jugada por partido- y Jonatan Maidana padeció la cobertura de un terreno tan amplio. El que dio un paso al frente fue Leandro González Pirez, que ganó en solidez, en aplomo y fue de lo más regular del fondo del equipo. Con varios nombres a disposición, Demichelis decidió no pedir un central. Lo necesitará para la segunda parte del año.

Arriba probó y eligió

Miguel Borja empezó el ciclo como titular. Salomón Rondón llegó para ser alternativa como nueve. El que quedó relegado a un tercer escalón fue Lucas Beltrán, que había cerrado un buen 2022 y hasta se había destacado en la pretemporada 2023. Hoy, es el argentino el inamovible de una formación titular. Hizo muchos méritos para eso, no solo por los goles que marcó sino por cómo se inserta en el circuito de juego. Pasar de extremos a los volantes es otro elemento que lo fortaleció.

Dentro de los factores que no le terminan de rendir a Demichelis está la presencia del venezolano Rondón. Es una apuesta que, por ahora, no le está saliendo. A la vez, el colombiano Borja, cuya virtud es la afinidad con el gol, se ve relegado sin demasiados argumentos. Por otro lado, la presencia de Pablo Solari parece ser que únicamente se puede dar si va de wing. No lo ha usado más centralizado, con diagonales de adentro hacia afuera, con excepción del segundo tiempo ante de Sporting Cristal, con un jugador menos, en el que ex Colo Colo brilló.

En poco más de veinte partidos entre amistosos, liga y copas, Martín Demichelis y todo su cuerpo técnico han mostrado muchas cosas valiosas. El equipo marcha puntero, por momentos desfila, el arquero aparece en las difíciles, el factor suerte se suma, la cantidad de jugadores que llegan al gol es grande (15  y cuando debe mostrar personalidad, lo hace.

El inicio del ciclo Micho tiene cartas para mostrar.