Hernán Clavito Godoy siempre es crítico con lo que pasa con las nuevas generaciones del fútbol chileno. El extrovertido entrenador dialogó con Bolavip sobre la situación de Damián Pizarro, quien hace todo para convertir con La Roja en los Panamericanos, pero la pelota no quiere entrar.

Clavito sabe que el delantero de Colo Colo tiene buenas condiciones físicas, se aplica en el ataque, pero que en el tema técnico le falta mucho trabajo, aunque no pierde la fe en que el artillero va a dar que hablar en el futuro.

“Es brutito, es brutito con el balón, anda a destiempo, choca con los arqueros. Yo tuve a grandes delanteros como Sandrino Castec, Juan Carlos Letelier y a todos los hacía trabajar en forma específica. A estos cabros les falta trabajo más allá del rondo, de los dos toque, tres toques“, dijo Godoy en Bolavip.

Igualmente, el ex DT de Santiago Morning es claro al manifestar que “a Pizarro le hace falta trabajar como un centro delantero y es ahí una de las críticas al trabajo en la parte formativa. El muchacho tiene que ir sumando cosas a su juego“.

Damián Pizarro recibe el tirón de orejas de parte de Clavito Godoy (Santiago 2023 vía Photosport)

¡Trabajo, trabajo, trabajo!

Clavito Godoy cree que Pizarro tiene buenas condiciones, que le puede sacar brillo a su talento en Colo Colo y la Selección Chilena, pero que necesita cambiar el switch respecto a su forma de hacer buen juego.

“Tiene buen físico, es fuerte, está siempre en el área, pero le falta trabajo. A (Juan Carlos) Letelier lo pescaba y lo hacía entrenar aparte con centros desde la derecha, desde la izquierda y uno siempre va al segundo palo. Él, no va atacar las pelotas, deja que la pelota lo ataque a él y ahí está su error“, añadió.

El histriónico entrenador le pide a Pizarro que “debe aprender a recibir pelotas desde las orillas, aparte de tener buena técnica, amortiguación y un control bien orientado. A veces, la para y se la da al contrario. Trabajando bien, las cosas se le van a dar al delantero, pero depende de él”.

De paleteado, Godoy le inculca que “él debe decir, querer es poder. No voy a bajar los brazos y no tiene por qué hacerlo. Su amor propio debe ser inclaudicable. Cuando sus compañeros se vayan a la ducha, él se tiene que quedar trabajando. Así no más va a mejorar“.