La Roja vivió momentos álgidos, complicados y de mucha tensión hace 50 años atrás. Un clima crispado en Chile, a raíz de la dictadura militar, llevó a la Selección Chilena a disputar un partido ante la Unión Soviética en Moscú un 26 de septiembre de 1973. Un duelo que no tiene muchos registros y que, sin duda, marcó un antes y un después para los seleccionados.

Chile quería disputar el Mundial de Alemania en 1974 y debió ir a suelo soviético con un país en pleno régimen de Augusto Pinochet. Pese a todo, el equipo dirigido por Luis Álamos se plantó de igual a igual en el Lenin Central Stadium ante 50 mil espectadores. El partido no fue transmitido por la TV ni nadie que diera cuenta de ese lance.

La Roja tuvo en sus filas a Olivares en el arco; Machuca, Quintano, Figueroa y Arias en la defensa; Rodríguez, Páez en la contención. Más adelantados estaban Ahumada, Chamaco Valdés, Leonardo Véliz y Carlos Caszely.

Elías Figueroa -izq- y Juan Olivares en el arco jugaron para Chile en Moscú en uno de los pocos registros de la época (El Dato Futbolero / Partidos de la Roja)

“No pueden pasar”

Este partido no tuvo presencia de periodistas chilenos en Moscú. Sólo el que dirán, datos, algún video que corrió por ahí, sirvió para tener información, en un partido del que no se sabía mucho y recién se comienzan a saber cosas.

El periodista Edgardo Marín, en su libro “La Roja de Todos”, entrega algunos detalles según su investigación y como se vivió ese partido.

“Se jugaba el 26 de septiembre. En Moscú. Era 1973. Se encuentran los dos mariscales de Chile: Elías Figueroa y Alberto Quintano. La orden que reciben es una sola: los soviéticos no pueden pasar. Ambos son la última contención antes de Juan Olivares. Y los soviéticos no pasan“, indica el escrito.

Además, el extracto indica que “delante de los dos colosos, una cortina disciplinada y despierta; Machuca, Rodríguez, Páez y Arias. Y otra más adelante. ¿Atacar? Si se puede. No es lo importante. Quedan para el pique Caszely o Ahumada. El 0 a 0 era el premio en la silenciosa tarde moscovita. Chile podía esperar a los soviéticos en Santiago“.

La revista “Fútbol Hockey” de Rusia entregó un comentario sobre ese partido. “Nuestro realizó continuamente operaciones de ataque, el otro, el lado chileno, defendió desinteresadamente (…) Los atacantes, permaneciendo constantemente en territorio contrario, crearon sin embargo algunos momentos peligrosos, mientras que los defensores ni siquiera aprovecharon las posibilidades de contraataque y centraron toda su atención en golpear el balón lejos”.

La crudeza de jugar con un Golpe Militar en Chile

La revista “Deporte Soviético” en 2003 recogió algunos testimonios de varios jugadores e integrantes de la delegación de Chile. Uno de ellos fue Elías Figueroa, quien venía como crack del Inter de Porto Alegre.

“En esta tarde fría jugamos muy bien y nuestro portero Olivares estuvo simplemente brillante. La selección de la URSS tenía muy buenos delanteros, pero nosotros teníamos mejor organización. Creo que jugamos de tal manera que podríamos haber detenido a cualquier equipo“, expresó Elías.

Francisco Chamaco Valdés también dejó su registro desde el corazón lo que fue ese partido tan extraño, tan doloroso y tan complejo para Chile a sabiendas del crudo momento que se vivía.

“Fue muy difícil salir de Chile y dejar a nuestras familias en casa en este momento. Nos fuimos a Europa apenas una semana después de los famosos acontecimientos (…) El 24 de septiembre llegamos a Moscú y durante todo ese tiempo no tuvimos contacto con nuestros familiares. Todo el mundo estaba muy preocupado por esto. Y estábamos un poco preocupados por la recepción en Moscú. Antes del golpe, la URSS tenía muy buenas relaciones con Chile, pero el golpe lo cambió todo“, resaltó el ya fallecido Chamaco.

El afiche de ese partido entre la URSS y Chile (Archivo)

Finalmente, Chile va al Mundial del 74 y todo se decide en ese verano ante la negativa de la URSS de jugar la vuelta en el país. “La clasificación, tan laboriosamente trabajada en la cancha solo se produce en un hotel de Francfort el 5 de enero de 1974. Por 13 votos contra 5 y 2 abstenciones, se desestima la ultima ponencia de URSS y se incluye a Chile entre los finalistas del Mundial”, cuenta Edgardo Marín en su libro.