En John Wick 4, el asesino interpretado por Keanu Reeves se enfrenta a sus adversarios más letales. Con el precio en su cabeza cada vez mayor, Wick lleva su lucha contra la Mesa Alta Global mientras busca a los jugadores más poderosos del inframundo, desde Nueva York hasta París, Osaka y Berlín.
La cuarta entrega viene a expandir exponencialmente todos los aspectos de la saga . Todo lo que se propone lo hace bien, y lo logra de manera impactante. Definitivamente, no hay otra franquicia de acción, así de masiva y llena de una nutrida mitología, que logre lo que hace John Wick en la actualidad. Esta producción es evidencia de eso.
Partiendo por una historia llena de desafíos y consecuencias para el protagonista, que vienen cultivándose desde la segunda película. Eso sí, aquí no hay resumen para los rezagados, se pone de inmediato en movimiento, acelerando el motor de venganza y redención de Wick.
¿Cómo es John Wick 4, con Keanu Reeves?
Si bien la balanza siempre está inclinada hacia las secuencias de acción, la trama crece gracias a momentos de diálogos precisos que sustentan la estructura de lo que el director Chad Stahelski quiere proponer.
Tensas reuniones, interesantes reflexiones y más de una vuelta de tuercas sobre el impacto del comportamiento rebelde del asesino de Keanu Reeves en la jerarquía mayor que opera en las sombras, construyen un panorama idóneo para que las patadas, los combos y las armas se luzcan en un escenario con bases más sólidas que los films anteriores .
Establecido el argumento, las secuencias de acción simplemente son para no creer. Alta inyección de adrenalina en los ojos sin pudor, ni asco. La elaboración de las coreografías aquí opera a otro nivel, con tempo variable y desafiando la física, empujando todo hacia nuevos horizontes. Aquí no queremos un intercambio hiperrealista, sino acrobacias bien trabajadas y ágiles; esa meta está absolutamente cumplida y ¡de qué manera!
La ejecución de los stunts opera en comunión con unas cámaras de movimientos imposibles e intercambios deslumbrantes entre los actores. Y con ello despachan unos de los mejores planos secuencia del último tiempo. El combate con nunchaku, los enfrentamientos que involucran al perro, y una escena de seguimiento en toma cenital con Wick arrasando con los enemigos armado con una escopeta modificada en un edificio vacío, son simplemente para pararse aplaudir .
Otro aspecto que ha elevado su valor es sin duda la propuesta estética de colores saturados en neones, nutriéndose de un inspiradísimo diseño de producción y escenarios que son pura dulzura para los ojos. Una locación es más roba aliento que la otra. Y le añaden agua, y escaleras interminables, y la rotonda del Arco del Triunfo en París, más balas, más enemigos, más y más. Todo suma en esta oportunidad.
El todo se termina de pulir con la banda sonora de Tyler Bates, que comulga con diferentes estilos de música electrónica -big beat, down tempo, algo de house-, incidental y por momentos tintes de rock, terminan de cerrar un paquete absolutamente hipnotizante, como si no fuese suficiente todo lo que ya se ve.
John Wick 4 es todo lo que se espera de la saga de acción y más, al mismo tiempo que nunca es demasiado. Por eso se debe insistir: nada se le equipara en este momento. Y si este llega a ser el fin, lo que entrega es una conclusión tremendamente satisfactoria para el arco del antihéroe cinematográfico del momento. ¡Baba Yaga da su mejor combo y te vuela la cabeza a la vez!