Universidad de Chile empató 2-2 ante Palestino y se mantiene como único líder del Torneo Nacional. Sin embargo, ese hecho no quita que el técnico Gustavo Álvarez haya tenido su momento de autocrítica en la conferencia de prensa post partido. “Tenemos que trabajar cuando estamos ganando, controlar mejor el partido, que a mí parecer fue la asignatura pendiente del primer tiempo”, comentó el DT.
Da la casualidad de que en los tres encuentros que la U empató en el Campeonato, en los tres estuvo ganando. E incluso con superioridad numérica en el caso del choque ante los árabes.
Hoy los universitarios tienen dos caras: la del invicto y la del desgaste.
La primera cara es la que sostiene todo ante resultados y/o rendimientos individuales que no convencen. Porque tras nueve fechas los azules son punteros del torneo con 21 puntos, a tres de distancia sobre Palestino, su más cercano perseguidor.
Los laicos no eran líderes exclusivos del Campeonato hace siete años, cuando lo lograron en el Clausura 2017 y levantaron la copa con Ángel Guillermo Hoyos en la banca. Y entendiendo los sufrimientos por los que pasó el equipo en los últimos años, este presente es una linda novedad para sus hinchas.
Y la segunda cara tiene que ver con lo físico y lo táctico, ámbitos que se entremezclan. Porque en el juego de la U los laterales son fundamentales y los rivales parecieran haberle “sacado la foto”. Ponen jugadores que bloqueen la subida de Marcelo Morales y Fabián Hormazábal, y con ello complican al equipo.
¿Es razón esta para volver a línea de cuatro defensas de aquí en adelante? Debe ser uno de los temas a reflexionar para Gustavo Alvarez.
Porque con línea de tres defensas, laterales volantes y tres delanteros, el centro del mediocampo queda expuesto, por cantidad y calidad.
La falta de complemento para Marcelo Díaz en Universidad de Chile
Por Marcelo Díaz pasan todas las pelotas, con él en cancha la U gana en lucidez para generar juego, pero lógicamente el jugador de 37 años con el trajín de los partidos se cansa y su influencia va bajando con el pasar de los minutos.
Ante ello su complemento, su compañero en el medio tiene que ser alguien que no sólo quite pelotas, sino que también apoye a Díaz en su trabajo. Esa persona hoy no existe.
El capitán azul ha sido reemplazado en varios encuentros en el segundo tiempo y así el equipo pierde a esa persona que se recoge a buscar pelotas atrás y avanza para juntarse con los delanteros. Logra atacar eso sí con menos pases y de forma más directa, pero no es constante. Es más con ímpetu que con fútbol, y por ende, todo se diluye.
Si hay un partido que refleja todo esto es el 1-1 ante Coquimbo. Primer tiempo protagonista de la U con Díaz en cancha, y pese a que no anotó, tuvo chances para hacerlo. Antes de comenzar la segunda etapa entró Federico Mateos por Carepato, lo que dio un refresco al mediocampo. Se logró el 1-0, pero con el pasar de los minutos como los ataques se diluyeron el equipo se retrasó, el rival lo notó, adelantó sus líneas y así llegó el empate agónico.
¿Existe una fórmula perfecta? Claro que no. Lo cierto es que si Álvarez quiere seguir jugando con 3-4-3 sabe que no tiene margen de error, y ante ello una expulsión innecesaria como la de Israel Poblete aniquila cualquier chance de ser competitivo. En cinco minutos le dio vida a Palestino y pudo haber perdido. Tal como ante Cobresal y Coquimbo.
Y lo otro cierto es que si para el entrenador Marcelo Díaz es fundamental, tiene que rodearlo mejor, para ayudarlo a que brille más y por ende influya más. Como Jorge Almirón lo hizo con Arturo Vidal ante Universidad Católica. ¿Querrá? Veremos.