Pablo Erbín, nacido en Buenos Aires, Argentina. De chico imaginó su futuro como futbolista y ¡no se equivocó! Su debut como jugador profesional fue en 1984, en el Club Atlético Temperley. Allí comenzaría su trayectoria.

 

Lo que vendría después sería simplemente extraordinario: en 1987 se transformó en jugador de River Plate, donde ganó la Copa Interamericana. Un año y medio después, el Millonario decidió no renovarle contrato, pero ¿quien apareció para "rescatarlo"? Boca Juniors, donde estuvo hasta 1989.

Arriba, a la derecha: Pablo Erbín posa al lado de Oscar Ruggeri en el River 1987.

Arriba, a la derecha: Pablo Erbín posa al lado de Oscar Ruggeri en el River 1987.

Un dia, luego de que la temporada del futbol argentino había llegado a su fin, el ahora entrenador de polo de 54 años, recibió un llamado de un exjugador de Cruz Azul para que vaya a jugar a la Máquina. Un segundo le bastó al Cabezón para tomar una decisión.

- ¿Qué recuerdas del momento en que surgió la posibilidad de jugar en Cruz Azul?

"Patricio Hernández, quien estaba en Cruz Azul y con quien había jugado en River, me llamó para comentarme la posibilidad de que podía ir a Cruz Azul. Yo estaba por terminar mi contrato con Boca, pero tenía la posibilidad de quedarme porque había llegado un entrenador nuevo como Carlos Aimar. Yo había jugado los dos últimos amistosos contra River y el no me dijo que no me iba a tener en cuenta, por lo que podía haberme quedado. Sin embargo, no lo pensé mucho, me casé y me fui a jugar a México, porque entendí que iba a un gran club y quería vivir una experiencia nueva".

- ¿Te costó adaptarte al futbol mexicano?

"Me costó al principio, sobre todo en mi primera pretemporada que la hicimos en un lugar de mucha altura. Después, obviamente, cuando ibas a jugar a estadios como el de Toluca se sentía el cansancio. Sin embargo, me adapté bastante rápido. De hecho jugué 40 de los 42 partidos.

- ¿Qué recuerdo se te viene a la mente de tu paso por Cruz Azul?

"Me acuerdo que cuando llegué, todos me recibieron muy bien. La gente fue muy cordial. Todavía tengo relación con las hijas de Víctor Garcés, quien era el coordinador. Me sume a un club impresionante, donde hice grandes amistades. Había un un equipo muy unido, con grandes jugadores como Jiménez, Esparza, Morales, Sosa. En la Liga arrancamos muy bien, pero después lamentablemente nos caímos".

 

El Cabezón figura junto al Cruz Azul del 90.

El Cabezón figura junto al Cruz Azul del 90.

- ¿El mejor jugador de Cruz Azul con el que jugaste?

"Hay dos: Pedro Duana y Luis Flores, quien tenía una técnica impresionante. Me sorprendían ellos dos. También tuve buenos compañeros, de los que también destaco la velocidad con la que jugaban. Los mexicanos eran rápidos y los ayudaba ser 'blanditos' de físico y no tan pesados. Lo que recuerdo también es que todos en el plantel sabían hacer la chilena, que no era habitual verla en Argentina".

- ¿Qué sensaciones tuviste cuando jugaste el Clásico Joven?

"Recuerdo que me impresionó bastante ver el Azteca con 120.000 personas de las dos aficiones. Lo mejor fue que los de Cruz Azul y los del América disfrutaban del espectáculo, incluso estaban juntos. Eso, en Argentina, por ejemplo, es imposible".

- Estuviste un año en la Máquina... ¿te hubiera gustado seguir?

"Me hubiera encantado seguir aunque sea un año más, pero viste cómo es el tema de resultados... La directiva decidió no renovarme contrato y ahí fue cuando volví al futbol argentino para jugar en Esudiantes de La Plata. Me llevé grandes recuerdos de Cruz Azul, fue una gran familia".

- ¿El mejor jugador que enfrentaste en el futbol mexicano?

"Uno era Jorge Arabena, de Puebla, que me impresionaba como le pegaba a la pelota. El otro era Jorge Campos, que estaba en Necaxa. Fue conocido porque era arquero en el primer tiempo y jugaba de delantero en el segundo tiempo. Creo que fue un adelantado, porque ahora los arqueros tienen que saber jugar con el pie".

 

 

- ¿El mejor estadio de México?

"Si tengo que elegir por estética, el Azteca. Ahora, si yo tengo que elegir un estadio para sacar una ventaja como jugador y debilitar al rival, me quedó con el de Toluca, porque hay una altura impresionante. Juegas ahí y necesitas un tuvo de oxígeno".

- ¿Te hubiera gustado jugar en el algún otro equipo azteca?

"No sé por qué, pero siempre me gustó Tigres, quizás por su camiseta y su club. Las veces que jugué contra ellos, me encantó. Su afición es muy fanática y lo sentía cuando tuve que ir a jugar a su estadio".

- ¿Te arrepientes de algo en tu estadía en el futbol mexicano?

"Para nada, siempre me entrené, siempre me cuidé. Si las cosas no salieron, fueron por qué no tenían que ser, pero tengo la consciencia tranquila y volvería a hacer lo mismo que hice en su momento".