El 10 de julio de 2011 la Selección Mexicana hizo historia en el mismísimo estadio Azteca. Ante casi 100 mil espectadores, el conjunto nacional venció a Uruguay por 2-0 y se coronó como el Campeón del Mundial Sub-17 por los goles de Antonio Briseño y Giovanni Casillas. Mucho de este título tuvo que ver un tal Julio Gómez González.

El mediocampista se ganó el apodo de "Momia" en el encuentro ante Alemania por las Semifinales, el cual lo finalizó ensangrentado y con una venda en la cabeza. Lejos de intimidarse por el duro golpe que tenía en su cabeza, fue el gran héroe de la tarde al marcar el gol de la victoria (3-2) en el último minuto y de chilena para poner al Tri en la gran final.

Luego de la coronación azteca, la FIFA lo premió con el Balón de Oro por ser el jugador más valioso del campeonato. De esta manera, Julio Gómez prometía ser una gran joya del futbol mexicano, pero esto no fue así. El canterano de Pachuca no logró asentarse ni en los Tuzos ni en Chivas de Guadalajara, por lo que deambuló por el Ascenso MX sin encontrar un lugar.

Ahora, se encuentra jugando en la Liga de Balompié Mexicano y ayer fue su gran debut con Real San José. La Momia hizo su gran aparición con la 10 en la espalada y dio que hablar en las redes sociales, aunque lamentablemente no fue por su juego o por una maniobra espectacular como en el 2011.

Los aficionados liquidaron al jugador de 26 años en Twitter y Facebook, señalando su mal estado físico y asegurando que ha cambiado por completo, al punto de estar irreconocible. Su equipo, finalmente, venció por 1-0 a Morelos con tanto de Omar Rosas. ¿Podrá la Momia recuperar el nivel que lo llevó a ser catalogado el "futuro" de México?