Para reforzarse de cara al 2018, Guillermo Barros Schelotto pidió expresamente a un solo defensor: Gustavo Gómez, conocido suyo en Lanús y de presente en Milán.

Las negociaciones se hicieron extensas entre Boca y el conjunto italiano. El Rossonero nunca quiso bajar sus pretensiones y la operación terminó por caerse más por capricho que por sentido común: siete millones de euros exigían desde Italia

Hoy, el defensor paraguayo no jugó ni siquiera un solo minuto en lo que va de temporada. En lo que va de año, solamente fue al banco de suplentes seis veces y, lógicamente, nunca entró.

¿Su último partido? Un amistoso (no oficial) en agosto del 2017: jugó menos de media hora contra el Betis al ingresar como suplente.

Con estos números, es difícil que Milán pueda venderlo por la cifra que quiere en el próximo mercado de pases.