Parece que será Esteban Andrada, que no juega desde que la cabeza del defensor de Cruzeiro Dedé, el 19 de septiembre, le provocó una fractura de mandíbula y que tendrá como única prueba previa el duelo de este sábado ante Patronato por la Superliga.

Parece que será Andrada justo en el momento de mayor firmeza de Agustín Rossi, arquero que pagó muy caro algunos errores concretos del pasado y que perdió la titularidad desde el primer que llegó el ex-Lanús. Tan poca confianza recibió en el último tiempo Rossi que incluso Boca fue a buscar a Carlos Lampe como refuerzo de emergencia.

Parece, entonces, que Guillermo Barros Schelotto está incurriendo en un error desde las semanas previas al partido final de Copa Libertadores entre sus dirigidos y River, el clásico rival, que el 24 de noviembre tendrá lugar en El Monumental.

Es que si ataja Andrada, arriesgará mandando al campo de juego a un jugador que llega sin ritmo previo de partidos al que tal vez sea el partido más importante en la historia de Boca. Sabiendo, además, que un error suyo se pagará más caro que el de cualquier otro compañero.

Pero si ataja Rossi, como indica la lógica, el error de Guillermo habrá consistido en no haberlo hecho sentir nunca el dueño del arco de Boca, manteniéndolo con la incertidumbre hasta último momento y privándolo de esa confianza que necesita recibir cualquier jugador, y principalmente cualquier arquero, a la hora de salir a afrontar un partido de tamaña trascendencia.