Muchas veces las carreras de los futbolistas toman rumbos inciertos y pese a debutar bajo los flashes del estrellato, los destinos de la vida llevan a destinos impensados para los jugadores. Habiendo debutando en el equipo de Bianchi en 2003, la historia de este mediocampista que supo ser campeón es un claro ejemplo.
Luego de ganar la Copa Sudamericana 2004 bajo las órdenes del Chino Benitez, el volante Victor Ormazábal partió rumbo a Israel para jugar en el Maccabi Haifa. Un paso que dejaba atrás grandes momentos en el Xeneize: “Al principio imponen respeto, pero cuando va pasando el tiempo sos uno más. Uno debe saber que tiene que hacer las cosas bien para ganarse un lugar”.
Con el Pontevedra, el Cádiz y el Ceuta como sus equipos en el fútbol español, Victor tuvo un paso por Temperley y Almirante Brown antes de llegar al Erbil SC de Irak: “Cuando llegué, explotó el tema de la guerra. Eso hizo que estuviera un par de meses y volviera a mi país”, soltó en una nota con Infobae.
Con mucho miedo por lo que la guerra genera, el volante argentino tomó la decisión de rescindir su contrato por lo que podría llegar a pasar: “Cuando ingresaron los del Estado Islámico a la ciudad buscaban matarte, organizar un atentado u obligarte a ingresar al grupo terrorista. A los primeros que agarraban siempre eran a los extranjeros”, relató de manera estremecedora.
Por suerte para él, Ormazábal pudo salir de Irak y terminó jugando en el fútbol de Vietnam donde pasó por el Hà Nội T&T y el Hồ Chí Minh City. Equipos donde tuvo un buen rendimiento y pese a que tenía todo acordado para seguir en el país, los problemas de inscripción de la Liga lo llevaron a “tener un bajón anímico” ya que no pudo seguir.
Sin posibilidades de recalar en otro equipo, el oriundo de Buenos Aires comentó que se volvió al país ya que iba a ser padre y en ese entonces fundó una panadería (La nueva Reina de San Isidro) con un familiar.
Hoy, mientras labura en el mostrador admite que muy pocos hinchas Xeneizes lo reconocen aunque nadie podrá quitarle jamás aquellos consejos de Carlos Bianchi: “Haceme estas dos o tres cositas´, te decía. Te hablaba y salías a jugar relajado”, comentó sobre una gran época que guarda con cariño.