Con sus 191 centímetros de altura, Héctor Bracamonte nunca pasó desapercibido y menos en sus inicios en Boca. Pero no solamente lo hizo un distinto, sino su forma de ser, su personalidad, su interés por la cultura y nunca dejar de aprender. Cuando todos se iban a jugar a Rusia por un corto período con la sola misión de ganar dinero, Braca se quedó casi una década y allí aprendió idiomas y conoció casi toda Europa.
Una lesión aceleró el final de su carrera, pero él se mantuvo bien cerca del fútbol y también del rock. Tras tener experiencias en Inferiores y también como ayudante de campo y entrenador principal de un equipo de Uruguay, desde comienzos de 2024 que Héctor Bracamonte se desempeña como DT del equipo femenino de Racing.
Además de formar parte de un proyecto vinculado al scouting de jugadores, pero desde el lado de la difusión, mediante una revista que se llama El Ojo Clínico, la cual analiza a las grandes promesas del fútbol argentino. Pero antes de llegar a su presente, Popi -así apodan algunos a Héctor Bracamonte- hizo un largo recorrido por diversos lugares del fútbol, siempre con una guitarra colgada al hombro, ya que el rock siempre fue su gran pasión, junto al fútbol, claro está.
Debut, paso fugaz por Boca y salida a préstamo
Si bien hizo Inferiores en Estudiantes de Río Cuarto, Héctor Bracamonte se terminó de formar en Boca y allí hizo su estreno en Primera División de la mano de Carlos Bianchi en 1998, pero con apenas un partido en Primera se fue a préstamo. Primero pasó por Los Andes y luego por Badajoz de España, equipo que por entonces tenía como dueño a Marcelo Tinelli.
En diálogo con Infobae, Popi contó cómo fue su experiencia en España: “En ese momento, el club era propiedad de Marcelo Tinelli y fueron dos años hermosos. Cuando llegué, era el segundo año de su gestión y viajamos varios jugadores de Boca, pero después se lo vendió a Javier Tebas, que actualmente es el presidente de La Liga de España, y cuando me fui el club terminó en manos de un portugués”.
Vuelta a Boca y salida a Rusia
Luego de su paso por el fútbol español, Braca regresó a Boca y en esta oportunidad tuvo más chances de mostrarse. Disputó 39 partidos, marcó 17 tantos y para 2003 fue vendido al fútbol ruso. Es cierto que Popi no tuvo una extensa trayectoria por el Xeneize, pero con lo que hizo le alcanzó para ganarse el corazón de los hinchas, quienes en la actualidad siguen escribiéndole a través de las redes sociales y demostrándole su cariño.
Entre 2003 y 2012, Héctor Bracamonte jugó en el fútbol ruso y allí vivió grandes experiencias en los tres equipos que representó -FC Moscú, Terek Grozny y Rostvo- y durante ese tiempo se vinculó con varios jugadores argentinos, así se lo contó a Infobae: “Estábamos con Maxi López, Maxi Moralez, el Pitu Barrientos, el Chavo Pinto y antes de irme se sumó Oscar Ahumada. También nos juntábamos con Clemente Rodríguez, que estaba en el Spartak. Teníamos una linda banda. En Moscú y en Chechenia, donde tenía una casa con parque, era el encargado de organizar los asados, pero la verdad es que yo no los hacía”.
Regreso a Argentina para el tramo final de su carrera
Para el segundo semestre de 2012 decidió regresar al fútbol argentino y lo hizo para jugar en Rosario Central, aunque lamentablemente una lesión en el tendón de Aquiles le jugó una mala pasada y tuvo que permanecer por varios meses fuera de las canchas. De hecho quiso volver en Sarmiento de Junín, pero no pudo hacerlo y terminó dejando la actividad profesional.
Inferiores, ayudante de Guiñazú y experiencia en Uruguay
Una vez que dejó la actividad profesional, Héctor Bracamonte siguió vinculado al mundo del fútbol, pero desde otro lado. Entre 2015 y 2019 trabajó en las Inferiores de Boca, entre 2020 y 2021 hizo lo propio en Huracán, pero ya en la segunda mitad de 2021 se sumó al cuerpo técnico del Cholo Guiñazú como ayudante de campo en Atlético Tucumán. En 2022 tuvo su primera experiencia como entrenador principal, fue entre abril y agosto de 2022 en Cerro Largo de Uruguay.
Rock y un proyecto referido al scouting
Desde chico a Héctor Bracamonte le gustó la música, principalmente el rock. De hecho, él mismo contó -y se pudo ver en alguna publicación en sus redes sociales- que en una habitación de su casa tiene algunas guitarras colgadas a la pared y también una vitrina con varias camisetas de fútbol. Además, está involucrado en una revista digital que trata sobre scouting de jugadores y cuenta cómo son las promesas que se vienen.