Fue la búsqueda de una vida mejor, de ganar en paz y seguridad, lo que llevó a Iván Moreno de González Catán, en La Matanza, directo a Málaga. Demasiado atrás habían comenzado a quedar los tiempos de arquero en el ascenso profundo del fútbol argentino, donde defendió la valla del Deportivo Paraguayo y Centro Español. Lo había postergado, también, buscando la prosperidad económica que lo convirtió en un entusiasta vendedor de vehículos.

En España aprendió a convivir corriendo con los tiempos de soledad y para correr una maratón llegó por primera vez a Madrid, creyendo que era de paso. Pero una ruptura amorosa lo llevó a reacomodar las piezas y cuando la vuelta a Argentina empezaba a ser la opción segura, tomó el riesgo de vivir las experiencias que podía ofrecerle la capital.

Poco después, supo por las redes sociales que allí daba sus primeros pasos el Club Argentino de Madrid, fundado en 2023 por Adrián Varela, quien integró la comisión directiva de River durante la presidencia de Rodolfo D’Onofrio, y Gustavo Nomdedeu, de fuerte vinculación con Boca. Y nada más tuvo que escribir para que comenzara a contarse la historia que sueña coronar con un ascenso.

-¿Cómo llegaste al club?

-Llegue cuando estaban terminando la primera temporada del equipo en la Segunda División de Madrid (parte del sistema regional que hace a la última categoría del sistema de competiciones de la RFEF). Pero solo estuve entrenando hasta que terminó. Me apareció por Instagram. Empecé a mirar y viste cómo son las cosas que te aparecen, no sé si porque te escucha Google o qué, jaja. Pero me apareció el Club Argentino. Me animé y escribí para ver si podía acercarme. Lo tenía complicado por el tema del trabajo, en ese momento fue más por curiosidad que otra cosa. Pero me dijeron que sí, que me acercara, que me iban a ver. Así se fue dando todo bastante natural. Empecé a entrenar, a conocer a los chicos. Fue bueno ir viendo desde afuera cómo se desarrollaba esa primera temporada que estaba terminando. Gracias a Dios se dio la oportunidad de jugar la temporada siguiente (que está en curso).

-¿Y qué te encontraste?

-Me encontré con un club iniciándose, con todas las carencias que eso conlleva. Con un grupo nuevo que estaba acomodándose, porque venían de cambiar de técnico. La dupla técnica que está ahora recién estaba empezando. Eran muchos cambios y un poco de improvisación en el camino. Hasta el último segundo habían estado resolviendo situaciones para poder debutar en esa temporada. Con los chicos, con la ropa, con todo. Había bastantes carencias, pero muchas ganas. Muy poca gente tratando de armar algo que es enorme, como un club. La primera fue una temporada de aprendizaje en la que se intentaron hacer las cosas de la mejor manera, mientras aparecían otras nuevas o desconocidas que había que ir resolviendo en el camino.

-¿Qué cambió para la segunda?

-Ya la arrancamos con el pie derecho. un poco más asentados. Empezamos con camisetas propias del club, entrenamos todos con la misma ropa. Son cosas que cambian mucho, para el grupo y también a la vista de los demás. Todo está más organizado, como tiene que ser. La primera camiseta que habían tenido era toda celeste, sin nada. Ahora usamos la que tiene la banda, con el escudo.

-De los fundadores, se impuso el hincha de River ahí…

-Si, jaja. Es el que maneja todo. Fue dirigente de River también. Pero creo que la idea fue emular la ropa de los granaderos. La camiseta suplente es azul con la banda blanca.

-¿Cuál es la proporción de argentinos en el plantel?

-Hoy por hoy somos bastantes. Fichados creo que somos ocho para jugar. Al principio eran bastante menos, dos o tres. De a poquito nos fuimos sumando. Me sumé yo, Maxi (Torres) que llegó a mitad de esta temporada, Agustín y Rafael Álvarez, que son los hermanos de Julián… Ahí fuimos ganando un poquito de terreno.

-El hecho de ser el Club Argentino, de tener ahora a los hermanos de Julián Álvarez en el plantel, imagino que les habrá dado una repercusión especial. ¿Hay jugadores de la élite que sabés que los conocen?

-Sí, eso ayudó mucho a la visibilidad. Cae un medio nuevo a cada entrenamiento. También se vuelve un poco molesto que pase todo el tiempo, pero sabemos que ayuda al club para que se de a conocer. Lo que pasa es que también llegan medios que no tienen nada que ver con el fútbol, que aprovecharon la noticia y se mandaron. Pero para la visibilidad del club fue importante. Por lo menos los compañeros de Julián sabemos que nos conocen todos. El día que jugamos contra Naya, que fue el primer partido después de lo de El Scarso (Valentín Scarsoni, influencer que le dio gran visibilidad al club), donde explotó todo, nos fueron a ver Julián, De Paul y (Giuliano) Simeone. Fue el primer partido que jugamos de local. Notamos que nos conocen. Han pasado a visitar jugadores de River, como Lucas Beltrán. No dimensionamos eso, pero ya notás que vas a entrenar y hay gente que te mira el escudo, que por ahí no se anima a decirte nada pero te das cuenta que nos conocen como club.

-¿Se pudo entonces empezar a generar hinchada?

-Se está armando también. Nos bancan a full. De local y visitante. En el último partido que jugamos de visitante había mucha más gente nuestra que del equipo local. Lo de El Scarso fue el punto de inflexión porque antes iban los padres y la abuela, eran diez personas en total. Pero a partir de ahí empezamos a jugar con gente que nos banca, que canta, que lleva banderas. Es una locura. Tenemos el apoyo y se genera esa identificación por ser el club que representa a los argentinos en España, por más que sea la última categoría.

-Vi que también sus músico y runner…

-En Argentina ya tenía mi banda de rock, jugaba al fútbol, hacía un poco de todo. Acá en España se me dio por correr. No tenía demasiados amigos, eramos mi ex y yo para trabajar, no había demasiado tiempo para otra cosa. Lo único que podía hacer solo era correr y se me dio por eso. Es algo que podés hacer tranquilo, a cualquier hora. Me gusta, sigo corriendo. El día de partido con Naya, a la mañana estaba en Sevilla corriendo Maratón, haciendo mi mejor tiempo, y a la tarde fui a jugar contra el puntero.

-Menos mal que sos arquero…

-No me dicen nada, no sé. Tuve la maratón de Ibiza y no me tuvieron que decir nada, solito me bajé. Al principio estaba la premisa de la rotación, que íbamos a alternar con el otro arquero. Pero cuando viene El Scarso y te mete 250 mil seguidores, te empiezan a mirar, a llevar cámaras, ahí empieza la presión y todo cambia. Puede ser la última categoría pero sabemos que hay mucha gente pendiente de nosotros y que es otra la responsabilidad.

-Me hiciste acordar al reality de Atlas…

-¡Y si jugué contra ellos! Es algo así que ahora sufrimos, que lo sabemos. Además de lo que atrae el club, las cámaras, los seguidores. Te empiezan a hablar por Instagram distintos influencers. Llama mucho la atención y también somos el Club Argentino, entonces nos van por ahí. Se ponen picantes los partidos a veces.

¿Tenés referentes en tu puesto?

-Para mí uno de los mejores y referente de personalidad es Chilavert. Un fenómeno. No soy de Vélez, pero hay que reconocer que era un animal, súper competitivo, que ganó con Vélez una Intercontinental, una Libertadores, representó bien a la Selección de su país. Eran él y su equipo. Siempre los defendió. En la actualidad, El Dibu Martínez me parece que es una bestia. También por el lado de la personalidad. No te va a cruzar la cancha para patear un tiro libre o un penal, pero tiene una personalidad increíble.

-Provocadores que después respaldan adentro de la cancha y que aceptan cuando toca el cachetazo…

-Tiene que ser así. Ellos sacan su mejor versión en las malas, en las difíciles. No les importa nada. Están metidos en el papel de malos y les gusta. Les gusta que los puteen, jaja.

-¿Vos vas por ahí?

-No, no. Yo trato de no meterme con la gente de afuera. Para mí está pintada, no existe. Con los rivales trato de respetar y que me respeten. Después pasan cosas adentro de la cancha que tratamos siempre de salir mejor parados que ellos. Pero no soy de provocar ni nada de eso. Sí que nadie nos vaya a querer pasar por encima de guapo.

El sueño del ascenso

A falta de tres jornadas por disputarse en una Segunda División Regional de Madrid que otorga dos ascensos para los primeros de la clasificación, el Club Argentino lidera con 62 puntos, dos más que Naya que es segundo y con 5 de ventaja sobre Meco, que está tercero y de momento fuera de ese privilegio.

-Ya no queda nada…

-Estamos a un pasito. Estamos a cinco puntos de ventaja del tercero, llevamos 13 partidos ganados de manera consecutiva, en mis últimos tres (el último no atajó por rotación) con el arco invicto. Tuve la suerte de atajar un penal contra Daganzo. Se nos tiene que dar. Tengo mucha fe.

-¿Te sentís importante para el equipo?

-Hoy por hoy sí. Fue algo que se fue formando. Siempre vuelvo al partido contra Naya porque fue el punto de inflexión. A mí me tocó jugarlo porque se había lesionado el otro arquero y atajé muy bien. A partir de ahí jugué casi todos los partidos. Solo falté en dos porque viajé a correr, a Barcelona y Roma. Después jugué todo.

-Cuando en Argentina planeabas irte a España, ¿pensabas vivir algo así?

-Ni lo contemplaba, porque al fútbol lo tenía de lado. El club a mí me está regalando una temporada de ensueño. No lo puedo creer. Tengo 35 años, pensaba que no había nada más. El Club Argentino me está regalando esto y la estoy disfrutando como si fuese la última, que espero que no.