Pedro Rodríguez Ablanedo es uno de los tantos futbolistas que de chico se fue de Argentina rumbo a Europa en búsqueda de nuevas oportunidades para crecer en su carrera. Surgido de las infantiles de River y con un paso por las inferiores de Vélez, el volante central ahora se desempeña en el Stade Nyonnais de Suiza.

En diálogo con Bolavip, el futbolista de 23 años hizo un repaso sobre su trayectoria, desde sus inicios en el Millonario hasta el momento en el que vivió en un hostel y en una pensión abandonada para conseguir club. Además, recordó la grave lesión que sufrió y el emotivo ascenso que consiguió en Italia. 

Los inicios en el fútbol 

En edad de Infantiles, Rodríguez llegó para jugar en la categoría 2002 de River, en donde compartió plantel con Giuliano Simeone, Santiago Simón y Franco Alfonso, entre otros. Tras su primer año de inferiores, quedó libre y pasó a Vélez por recomendación ni más ni menos que del ‘Cholo’ Simeone. 

Pedro Rodríguez junto a Giuliano Simeone en River. (Archivo personal).

-¿Cuándo llegaste a River?

-Arranqué en la escuela de River, en las inferiores más chicas, donde se forman los jugadores desde temprana edad. Ahí jugaba con Giuliano Simeone, que somos muy amigos desde chicos, compartíamos entrenamientos y partidos. Tuvimos una camada espectacular, con mucho talento y potencial, y nos llamaron a inferiores. Entré en julio de 2014, con 13 años, justo en el año del Mundial. Estuve dos años y medio, casi tres, completando infantiles y novena división, viviendo experiencias formativas que me marcaron. Tengo amigos de esa época con los que hablo hasta hoy, como en el grupo de la camada 2002 donde compartimos recuerdos y actualizaciones.

-¿Cómo se dio la salida de River?

Ese año quedé libre. Habíamos salido campeones en la Liga (jugábamos Liga y AFA), yo era titular en todos los partidos, contribuyendo al equipo. Me agarró por sorpresa, fue duro emocionalmente, porque no lo esperaba después de tanto esfuerzo. El fútbol a veces es cruel: te dejan libre de una manera fría, como si nada, con un simple aviso. No me lo esperaba para nada, y vi a compañeros llorando por la amistad que habíamos formado. Pero no hay mal que por bien no venga. 

-¿Se dio rápido tu llegada a Vélez?

-A los pocos días me probé en Vélez y me ficharon rápido, después de una prueba donde anduve bien y un amistoso contra Ferro. Me ayudó mucho una llamada del Cholo Simeone. Estaba deprimido en casa, tirado en la cama con dudas, y me llegó un número español. Era él: “Imagino que ya sabés dónde vas a ir”. Me dijo que Vélez era un club espectacular, que había salido de ahí y que no me iba a arrepentir. Me dio una motivación enorme, me levantó el ánimo y fui, empezando en 2017 en octava división.

Pedro Rodríguez en su paso por Vélez. (Archivo personal).

-¿Cómo fue tu etapa en Vélez?

En Vélez hice octava, séptima, sexta, quinta, y primer año de cuarta. Todo el camino de inferiores hasta llegar a entrenar seguido con primera, lo que me daba una visión de lo profesional. Fue espectacular, un gran club con instalaciones increíbles y un ambiente que fomentaba el crecimiento.

El salto a Europa

Con 18 años, el volante decidió abandonar Vélez y emigrar a Europa en búsqueda de nuevos horizontes. El camino no fue fácil, ya que en el medio tuvo pruebas fallidas, una lesión de gravedad y tuvo que vivir en un hostel por si situación económica. 

– Con 18 años, estando cómodo en Vélez y entrenando con primera, ¿por qué decidiste irte a Europa?

Estaba bien, cómodo después de cinco años en Vélez, llevándome bien con todos y con la suerte de entrenar seguido con primera. Pero empecé a ser realista, mirando la competencia: atrás venía la 2003 y 2004 muy fuerte, con jugadores como Maxi Perrone que hoy está en selección; arriba ya había consolidados. Sabía que iba a ser difícil llegar, con mucha competencia por el puesto. Preferí arriesgarme al ascenso europeo antes que quedarme peleando un préstamo al ascenso argentino, que no me entusiasmaba tanto. Siempre quise probar en Europa, era un sueño desde chico.

-¿Quién te llevó a Ourense, tu primer equipo en Europa?

-A través de un amigo y su representante me salió una prueba en el Rayo Vallecano B, el filial. Hice la pretemporada, el entrenador me quería firmar, estaba ncantado conmigo, pero el club tenía problemas graves: no pagaban sueldos, los jugadores querían irse, había un caos interno. Para mí, primera vez en Europa con 18 años, todo era nuevo y no me parecía normal. Decidí no firmar, no quería meterme en eso. Di varias vueltas por dos o tres clubes que no cerraban, y terminé en el Ourense, de tercera división española (quinta categoría nacional). Me ficharon, encontré un buen grupo humano, un equipo competitivo, y ascendimos a Segunda RFEF al final de la temporada. Pero tuve problemas: tardó tres meses en llegar el transfer, por lo que estuve sin jugar, lo que fue durísimo emocionalmente; después vino el COVID con restricciones, y solo jugué un mes y medio. Sobre el final me lesioné el hombro, sumando más complicaciones. Además estuve casi siempre solo, porque mi papá me acompañó al principio para la prueba en Rayo, me ayudó a firmar en Ourense, pero después seguí yo, manejando la soledad y la incertidumbre.

Pedro Rodríguez en su paso por Ourense. (Archivo personal).

-¿Qué lesión grave sufriste?

-Me rompí el labrum del hombro, se me salió de lugar. Pensé que era una boludez, algo menor, y viajé a Argentina para vacaciones un día después de la lesión. Pero los médicos me dijeron que había que operar: vi al de Vélez, al de River, cuatro o cinco especialistas en total, y todos coincidieron en que era complicado. Me operaron, estuve cinco meses fuera (me recuperé en tiempo récord, aunque me dijeron seis a ocho). Me dediqué full: triple o cuádruple turno diario, gimnasio, pelota con mi mejor amigo Mateo Pellegrino, que me acompañó entrenando después de sus sesiones en Vélez. Fue una locura de dedicación, pero me sirvió para madurar un montón, tanto física como mentalmente. Me quedé seis meses en Argentina recuperándome, mientras el club ascendió sin mí. Cuando volví a Europa, me soltaron la mano: el representante y el club me dejaron colgado, me dijeron que las puertas estaban abiertas pero no fue así. Me lo avisaron justo cuando estaba por arrancar la pretemporada, dejándome en una situación terrible de incertidumbre.

-¿Cómo seguiste durante ese tiempo en España?

-Volví solo, sin representante ni club, viniendo de seis meses sin competir pero entrenado físicamente. Viví dos o tres meses en un hostel en España, compartiendo habitación con ocho personas para ahorrar plata, en condiciones precarias. Me entrenaba solo en parques o canchas, comía ensalada y atún del supermercado, gastando mis pocos ahorros. No le conté a mis padres porque me hubieran mandado un pasaje de vuelta inmediatamente; estaba enfocado en conseguir club, llorando algunas noches pero determinado. Rechacé un club de tercera España por el sueldo bajo, que no me alcanzaba para vivir. Cuando estaba en las últimas, triste y desesperado, me salió una prueba en Promozione de Italia (sexta división). Al principio pensé: “¿Cómo pasé de entrenar con primera de Vélez a esto?”, pero fui desesperado por tener club, entrenar, jugar y que me alcance para vivir. Me pagaron el pasaje, lo que fue una ayuda enorme, y me prometieron departamento.

-¿Con qué te encontraste?

-Llegué en octubre de 2022, cuando el campeonato ya había empezado. No hablaba italiano, el presidente tampoco otros idiomas, pero nos comunicamos como pudimos. Me llevaron a una pensión abandonada para diez personas, gigante pero destruida: comedor enorme, habitaciones rotas, solo la mía habitable, al fondo. Llovía y se inundaba por el techo roto, no había agua constante, tenía que bajar dos pisos a prenderla, usarla y cerrarla, era tenebroso. Llegué a las doce del mediodía, sin comer ni dormir, y a las dos y media tenía entrenamiento. Futbolísticamente era bajo, menos profesional que lo que conocía, pero me adapté.

Pedro Rodríguez en Castelvetrano. (Archivo personal).

-¿Cómo era la vida en la pensión?

-Vivía cerca del estadio, pedía pelotas al utilero y entrenaba solo por las mañanas. Siempre fui al gimnasio para diferenciarme, sabiendo que no me quedaría ahí. El gimnasio estaba a 3,5 km por ruta, sin transporte; pedí una bici al club y hacía 7 km diarios, a veces corriendo o caminando. A la tarde entrenaba con el equipo. Saqué fuerza extraordinaria, no sé de dónde, para superar esto; hoy dudo si la tendría de nuevo. Hice diferencia rápido, metí goles y en dos meses y medio me llamaron de Serie D, un salto semi-profesional con doble turno y más seriedad.

-¿Sentiste el cambio con el salto a la Serie D?

-En Serie D, en San Cataldo, de diciembre 2022 a junio 2023, fue otro nivel: tuve la suerte de jugar contra Catania con casi 20.000 personas, un ambiente impresionante. Me fue muy bien, cumplí en los minutos que tuve, rindiendo consistentemente. Pero un representante me complicó: me inventó una oferta, me hizo rechazar renovaciones y otras propuestas de Serie D porque no le cerraba su comisión. Faltando dos días para la pretemporada, me dijo por audio que se cayó todo. Pálido, le pregunté cómo, porque ya había rechazado lo demás. Me ofreció un equipo de Eccellenza (quinta división), Lyon Fortes, diciendo que era para ganar y pagarían bien. No me quedaba otra, confié de nuevo siendo joven e inexperto.

Pedro Rodríguez en San Cataldense frente a Catania. (Archivo personal).

-¿Cómo llevaste esta situación?

Me encontré con otra decepción: no era para ganar, sino para salvarse del descenso, un abismo de diferencia en ambición y recursos. Me prometieron una casa para vivir con dos o tres personas como máximo y terminé compartiendo con diez. Teníamos la cancha de pasto clausurada, hicimos pretemporada en tierra, como un potrero amateur, riesgoso para lesiones. Fue durísimo, como volver a la mierda después de escalar. Saqué fuerza de nuevo, peleé día a día; hice una pretemporada increíble por mi cuenta en verano, físicamente estaba bárbaro. Me enfoqué en el doble turno, gimnasio, sabiendo que no podía quedarme ahí. Con 20 años, habiendo venido de clubes grandes, no era lo soñado, pero podría haber terminado mi carrera si no lo superaba, como le pasa a muchos emigrantes. Individualmente rendí bien: segundo goleador con tres goles jugando de volante central, en un equipo desastroso en zona play-out. En diciembre llegaron más de 15 ofertas, con otra cabeza madura, sabiendo cómo funcionaba el ascenso italiano. Me manejé solo, evitando al representante.

Pedro Rodríguez en Leonfortese. (Archivo personal).

El buen momento en Italia y el ascenso

Tras los malos momentos que atravesó, Pedro Rodríguez pudo establecerse en Italia y consiguió un importante ascenso a la Serie D. Además, en la temporada y media en Vigor Lamezia, fue elegido dos veces como el mejor mediocampista de Calabria. 

-¿Por qué elegiste a Vigor Lamezia?

-Elegí Vigor Lamezia por estabilidad y seriedad, aunque rechacé Serie D. Fue la mejor decisión: club organizado con historia, hinchada bárbara que me amó desde el día uno, pidiendo fotos en la calle como un rockstar. En seis meses, del cuarto lugar terminamos segundos, ganamos playoffs de Calabria y llegamos a semifinal nacional, con un camino futbolístico increíble. Me quedé otro año para intentar el ascenso, con la espina clavada. Lo conseguimos: temporada increíble colectiva e individual. Gané dos veces el premio al mejor mediocampista de Calabria, en ambas temporadas.

-¿Cómo viviste el ascenso?

El ascenso fue muy emotivo: mi papá estaba ahí, nos abrazamos y lloré, viendo los festejos de la gente en la cancha. Fue el desahogo, la satisfacción por todo lo pasado; él y mi familia saben realmente las adversidades. Valieron la pena los tres o cuatro años remando, superando hostels, pensiones abandonadas, todo. Me formó como hombre, madurando física y mentalmente a los 23 años.

Pedro Rodríguez en el ascenso de Vigor Lamezia. (Archivo personal).

La actualidad en Suiza

Luego de este ascenso, el mediocampista argentino logró su objetivo de reinsertarse en el fútbol profesional para jugar en el Stade Nyonnais de la segunda división de Suiza. Allí se enfrentó a grandes potencias nacionales y eliminaron al Zurich en la Copa de Suiza. 

¿Cómo llegaste al fútbol de Suiza?

-Después del ascenso quería dar el salto profesional, sintiéndome listo. Por casualidad, Juan Guía (compañero de Vélez) ya estaba en Suiza. Habló con representantes, me consiguieron la prueba. El director deportivo vio mi perfil y quiso verme en vivo, por lo que me pagó el pasaje. Vine, hice un amistoso contra Annecy (Ligue 2 Francia), con un seleccionado de jugadores de buen nivel. Me fue muy bien, hice un gol; estaban el entrenador, director y presidente. Me ficharon. Nunca había pensado en Suiza, un fútbol no tan visible en Argentina, pero aproveché la oportunidad inesperada.

-¿Cómo es tu actualidad allá?

-Estamos en Challenge League, la segunda división. Son 10 equipos, 36 fechas (cuatro veces contra cada uno), partidos intensos de ida y vuelta. La mayoría arma para salvarse; nosotros, equipo joven, tenemos el objetivo de salvarnos sin sufrir. Estamos séptimos, bien en general aunque tuvimos una racha negativa reciente. No te podés relajar; da visibilidad para ascenso o scouts de otros países. En Copa Suiza eliminamos al Zürich (primera división), partido histórico con ambiente increíble; caímos en octavos por penales contra otro de segunda. Es linda la copa, con buena exposición contra primeras.

Pedro Rodríguez en Stade Nyonnais. (Archivo personal).

-¿Cómo es tu día a día fuera del fútbol?

Vivo con mi novia. Es tranquilo, rutinario: entrenamiento, gimnasio. Suiza es increíble, pero al no conocer mucha gente, no salimos tanto. Mi novia trabaja, así que los fines de semana libres o fecha FIFA viajamos: fuimos a Parma a visitar a Mateo Pellegrino, a Estambul. Viajar es fácil y cómodo acá. Los chocolates son una tentación increíble, nos dieron de regalo en el club; complicado cuidarse, pero un permitido cada tanto no hace mal. La familia pide que traiga cuando vuelva, más que camisetas.

– ¿Cuáles son tus proyectos a futuro?

-Me abrió la cabeza estar acá: veo mercados que antes no consideraba como Austria con sueldos buenos y juegan Champions, también Dinamarca por compañeros que contaron experiencias positivas. Mi objetivo cercano es rendir al máximo estos seis meses, intentar ascender a Super League (primera Suiza), donde la diferencia es mínima en amistosos. Es factible. Si no, analizaré propuestas de otros países. Estoy cómodo y quiero dar ese paso.