El importante triunfo de Boca ante el puntero Atlético Tucumán en La Bombonera por 2 a 1, para variar, no estuvo exento de polémica.

Ya con el tiempo cumplido, con los tucumanos absolutamente volcados al ataque en búsqueda de la igualdad, llegó la jugada que seguramente será objeto de análisis y debate durante toda la semana.

Ignacio Maestro Puch ingresó al área y llegó a conectar un remate de derecha, pero Carlos Zambrano le aplicó un terrible codazo que dejó al delantero de Atlético tirado en el piso con gestos de dolor.

Pero increíblemente, y mientras todos los que estaban viendo el partido esperaban la correspondiente revisión y la sanción del penal, el árbitro Fernando Espinoza ni siquiera fue llamado por la cabina del VAR y decidió seguir el partido como si nada hubiera pasado.

De esta forma, el VAR y el arbitraje argentino se anota un nuevo poroto en la eterna lista de polémicas que vienen salpicando a la Liga Profesional. Sin ir más lejos, horas antes, en Junín, Gimnasia La Plata también había sido perjudicado notoriamente luego de un clarísimo penal ignorado sobre Franco Soldano en el cierre del encuentro.