Marcelo Bielsa es un especialista en dejar huella. Pese a contar con resultados variados a lo largo de su carrera, siempre se ha destacado por un punto: instalarse en la memoria de los jugadores que dirige como un maestro, un padre, un mentor. Mucho tienen que ver, más allá de sus conferencias o su incansable trabajo, su capacidad para extraer el 110% de cada futbolista. Y eso no es casualidad.
Por tercera vez en su carrera, dirige a una selección sudamericana, la de Uruguay. Sus pensamientos, ocultos tras el reflejo de sus característicos lentes, apuntan al largo plazo. A la Copa del Mundo 2026 y más allá.
Si no se sufre, no vale. Es una frase que puede aplicar a la vida misma, pero sobre todo a la vida futbolística de Uruguay. Prueba de ello fue la clasificación al anterior Mundial. Para noviembre de 2021, cuando Maestro Tabárez dejó el cargo luego de 15 años seguidos, el panorama era desolador.
La Celeste encadenaba cuatro partidos sin victorias, con un empate ante Colombia y derrotas frente a Brasil (4-1), Argentina (0-1) y Bolivia (3-0). Luego de tres ediciones consecutivas, todo indicaba que volvería a jugarse un Mundial sin Uruguay. Llegó Diego Alonso y accedió, pero el recorrido en Qatar finalizó abruptamente en fase de grupos. Era el momento de un cambio de rumbo.
La primera reunión con el Loco fue a inicios de febrero. El acuerdo se firmó a principios de mayo, más de 90 días después. Varios encuentros de por medio, para limar todos los detalles de un lado y de otro. “Empezamos a manejar el nombre de Marcelo a fines de enero, cuando se definió que las Eliminatorias comenzaban en septiembre. No hubo relación, por ejemplo, con la propuesta, que no llegó a ser planteada oficialmente, a Marcelo Gallardo”, le manifestó Jorge Casales, miembro del Comité Ejecutivo de la AUF, a Bolavip.
El inicio no pudo ser mejor: dos victorias en dos partidos con seis goles a favor y uno en contra. De paso, en el terreno Sub 20, Uruguay campeón mundial. Panorama ideal para empezar, poco a poco, a brindarle rodaje a algunos jugadores más jóvenes en la Mayor. Eso sí, el DT no tendrá relación funcional con las juveniles. “Más allá de que por sus características, su observación y análisis a esas categorías e inclusive menores va a ser permanente”, marcó Casales.
Bielsa estará afincado fundamentalmente en Uruguay. Rodó la posibilidad de que trabaje desde otro lugar, pero Montevideo será su hogar de ahora en más. De él y de su cuerpo técnico, conformado por Diego Reyes, Pablo Quiroga, Luis Oubiña, Carlos Nicola, Santiago Ferro, Diego Estavillo, Diego Bermúdez, Magalí Conde y Sara Bouzas. Con Reyes ha contado en el pasado durante sus pasos por Chile, Athletic Bilbao, Olympique de Marsella, Lille y Leeds.
Una cuestión que le preocupa a Bielsa está en la superficie y a la vista: el nivel promedio del torneo uruguayo. Sobre todo a la hora del salto a la competencia continental. Para poner en contexto, el país no tiene un campeón de Copa Libertadores desde 1988 y tampoco un finalista desde 2011. En la Sudamericana jamás contó con un ganador. Si bien requiere un esfuerzo mancomunado, ofrecer una mejor versión en el terreno de los equipos también aparece como prioridad para el rosarino. “Quedamos en trabajar para optimizar la competencia a partir de 2024. También pidió cambios menores dentro de la infraestructura ya existente en el Complejo Celeste. Algunos se ejecutarán a corto plazo y otros a mediano y largo”, expresó Casales.
En su ya histórica primera conferencia de prensa, Bielsa dejó una frase que le permitió conectar con el hincha uruguayo de entrada: “No tuvieron que convencerme para venir, diría que más bien lo contrario. Mi deseo de pertenecer a este proyecto tiene dos extremos muy convincentes: los jugadores que posee el país y el destinatario de esta selección, que es el ciudadano a pie”.
¿Qué sorprendió del entrenador en sus primeras semanas en Uruguay? El conocimiento en detalle de cada deportista con posibilidad de elección y la minuciosidad, dedicación e intensidad de sus entrenamientos, según cuentan desde la AUF. “En los últimos tiempos, si hay algo que ha tenido convocatoria y que ha hecho que los uruguayos no hayamos tenido divisiones, es la camiseta celeste. Ese objetivo estaba cumplido de antemano. Ahora su trabajo será mantener esa adhesión incondicional”, concluyó Casales.