• Perdió la final de la Supercopa Argentina frente a Talleres.
  • Eliminado en cuartos de final del Torneo Apertura ante Platense.
  • Eliminado en primera fase del Mundial de Clubes, en un grupo con Urawa Red Diamonds y Monterrey.
  • Eliminado en cuartos de final de la Copa Libertadores contra Palmeiras.
  • Eliminado en semifinal de la Copa Argentina frente a Independiente Rivadavia.

El 2025 de River es para el olvido. Y ni hace falta sumar caídas como ante Riestra y Sarmiento en el Monumental. No hay técnico que resista una racha así… salvo que se llame Marcelo Gallardo. Su etapa que lo transformó en estatua lo sostiene, pero poco a poco (o derrota a derrota) ese bronce se deteriora y se vuelve otra vez de carne y hueso.

Ese pasado, histórico e imborrable, es lo que sostiene al Muñeco. Pero en el fútbol se vive del presente y él lo sabe. Por eso quiere y necesita revertir este mal momento, pero no lo consigue. Desde la CD, a punto de modificar el mando pero no las ideas, no se plantea un cambio de timón para el equipo. Y Gallardo no querrá irse dejando esta imagen por más que haya dicho que evaluará en diciembre su continuidad.

Pero en el mientras tanto hace falta autocrítica y una rápida reacción porque si hay algo que no le puede pasar a este River es seguir acumulando golpes. En dos semanas visitará a Boca en la Bombonera en un superclásico clave para avanzar a los octavos del Clausura y para definir la clasificación a la Libertadores 2026 por la tabla anual.

Los responsables de este mal momento de River

Brito y Gallardo, en la presentación de los refuerzos de enero. Rojas y Tapia ya no están… (Foto: Prensa River).

Las culpas están repartidas. Poner porcentajes es muy difícil, pero sin dudas todos tienen su cuota importante: los jugadores, Gallardo y los dirigentes. Muchos futbolistas muestran un bajo nivel, desperdician oportunidades y hasta generan dudas sobre si están a la altura de lo que exige River. Pero para haber llegado al club y tener lugar entre los 11, hay un técnico que los pidió y que los pone. Ahí es donde el Muñeco junto con la CD son responsables.

Los dirigentes decidieron darle otra vez todo el poder a Gallardo cuando lo fueron a buscar para reemplazar a Demichelis. Libertad para elegir y sin reparos con la billetera. Lo que agrava el mal momento de este River es que no se armó con dos pesos y juveniles. Se gastaron millonadas en incorporaciones y se pagan contratos a nivel europeo para tener este plantel.

Entonces, hay jugadores que fallan. Sí. Pero también hay que decir que son los mismos que eligió Gallardo y avaló la CD.

¿La solución es cambiar de técnico?

Como se dijo al comienzo, si no se llamara Marcelo Gallardo, ésa ya habría sido la decisión. El famoso “es más fácil echar a un técnico que a 15 jugadores”. Y aunque se trate del Muñeco podría ser un camino a seguir el de buscar otro conductor. Pero hoy no es el plan y tampoco está mal. No hace falta repasar los pergaminos de Gallardo para confiar en que puede dar vuelta esta historia.

Incluso, en menos de dos meses tiene la chance de que se hable de un River campeón y clasificado a la Libertadores 2026 si se encarrila en el Clausura. Es su gran desafío. El camino deberá encontrarlo con los mismos futbolistas que hasta ahora suman frustración tras frustración. Debe volver a transmitir la energía, el convencimiento, el sacar lo mejor de cada uno de su etapa anterior. En definitiva, River necesita lo que generaba e imponía el Gallardo que se hizo de bronce para volver a brillar.