Fueron días tumultuosos, sin embargo, dice que los vivió con mucha tranquilidad. Por su forma de ser y también por la relación que mantiene con Diego Martínez, el reluciente entrenador de Boca. “El nos iba diciendo si era real o no. Manejé la ansiedad muy bien”, dice Cristian Pedro Bardaro quien el martes posó por primera vez con la indumentaria xeneize en el primer entrenamiento en el predio.

La tranquilidad del predio de Ezeiza les permite, al menos en estos primeros días, estar enfocados en el trabajo únicamente, sin la locura que el Mundo Boca ofrece a cada uno de los que deciden habitarlo. Por eso se toma un rato para atender el teléfono a Bolavip Argentina y relatar estas primeras horas vestido de azul y oro.

La primera foto del cuerpo técnico completo. Foto Boca Oficial.

La primera foto del cuerpo técnico completo. Foto Boca Oficial.

Es un club muy grande, la repercusión es muy grande, lo sabemos. Estoy muy contento, es un sueño personalmente estar acá y lograr estar en este lugar”, cuenta el extremo que surgió de la cantera de Vélez y supo compartir un Sub 23 con Juan Román Riquelme. De hecho, llegaron a jugar juntos un partido en 1999.

Ambos formaron parte de la preselección argentina que José Pekerman armó en la previa del Preolímpico para Sydney 2000, Juegos a los que finalmente no pudo clasificarse. En aquella despedida del público local, en Salta, tanto Bardaro como Román -capitán del equipo- jugaron desde el arranque y fue 1-0 ante Bolivia con gol de Pablo Aimar.

“Con Román tuvimos dos charlas normales, re contra bien. Ya había jugado con él en un Sub 23, así que habíamos tenido una relación previa. Pero las veces que nos vimos fue todo sobre nuestro trabajo, muy normal, sólo escuché de lo que hablaron”, relató. Seguramente, mate de por medio, aparecerán las anécdotas de aquel equipo de cracks que compartieron.

En aquellos tiempos Bardaro ya estaba lidiando con las lesiones que marcarían su carrera futbolística. De ser un delantero habilidoso, explosivo, que impactaba con sus gambetas, pasó a ser un luchador del fútbol. De haber debutado con Marcelo Bielsa en Vélez allá por 1998, en cuatro años debió afrontar nada menos que tres roturas de ligamento cruzado casi de manera consecutiva.

Un registro de aquellos tiempos compartiendo equipo con Riquelme y otros cracks. Foto Futbol retro TV

Un registro de aquellos tiempos compartiendo equipo con Riquelme y otros cracks. Foto Futbol retro TV

A los meses de su debut sufrió la primera, siempre en la pierna izquierda, y su regreso se recuerda por dos goles a Boca en el José Amalfitani, para el 3-1 que le propinó el equipo de Julio César Falcioni al de Carlos Bianchi, en aquellos años de gloria. Hacía un mes que había vuelto a las canchas y su retorno no podía ser más auspicioso.

En esos tiempos llegó su citación al equipo de Pekerman pero en marzo de 2000 otra vez la rodilla le dijo que no. Volvió un año después, pero en nueve meses otra vez estaba de paso por el quirófano: su tercera lesión consecutiva fue justamente en un partido ante Boca, el 9 de diciembre de 2001. Otra vez debió esperar 11 meses para volver a las canchas.

La perseverancia en mi carrera fue clave, sufrí muchas lesiones pero nunca bajé los brazos. Siempre con mucho sacrificio, me adapté a lo que me tocó, me esforcé para poder recuperarme. Trabajé mucho el aspecto humano para volver a ser ese futbolista”, cuenta. Será por eso que tiene arraigada esa cuestión humana en su trabajo y conforma un cuerpo técnico que le presta mucha atención a eso.

Somos un cuerpo técnico de perfil bajo, que trabaja mucho en la parte humana, que es muy importe, más allá de lo futbolístico”. Por eso quizá es que además de contar con otros dos ayudantes de campo –Adrián González y Gustavo Rodríguez- cuenta con Patricio Ciavarella, que es coach ontológico y estudia Psicología en la UBA, además de ser profe de educación física.

No deja terminar la pregunta cuando se le consulta sobre su trabajo: “Me encanta, me siento cómodo”, dice rápidamente. También que ni piensa en ser cabeza de grupo como entrenador en solitario, aunque tiene el título. Entró al cuerpo técnico hace dos años cuando Juan Manuel Sara se abrió.

Con Diego nos conocíamos de Vélez, él es 78 y yo 77, aunque no compartíamos categoría entrenábamos muy cerca. Después él vino a jugar a Villa Real un club de baby en el que estaba yo. Nos unían además muchas amistades en común que sabían que yo estaba sin cuerpo técnico y él estaba buscando un ayudante de campo. Y se dio”. Se sumó para trabajar en Tigre, justamente la última camiseta que vistió en su carrera.

Tigre fue el último equipo en el que jugó. Se lesionó y decidió retirarse a los 33 años.

Tigre fue el último equipo en el que jugó. Se lesionó y decidió retirarse a los 33 años.

Dice que ser ayudante es lo que más se parece a ser jugador y será por eso entonces que le gusta tanto. “Es lo más parecido porque estamos en el campo, la cancha, los botines, el vestuario, transmitirle a los chicos lo que uno vivió, cosas que son muy similares al futbolista”.

“Los cuatro trabajamos de la misma manera, en ese sentido estamos todos todo el tiempo con todo. Hay muy buen diálogo en el grupo“, explica a Bolavip sobre el trabajo entre Diego Martínez y sus colaboradores. Admite, sin embargo, que de todo lo que más le gusta es ser el nexo entre jugadores y cuerpo técnico. “Soy muy pacífico, me gusta unir, buscar lo mejor, consensuar”, agrega.

Su gol a River

Tiene dos grandes recuerdos ante River: con la camiseta de Vélez, logró quebrar una racha de 13 años sin ganar en el Monumental, allá por el 2003, con el gol de Roberto Nanni. Y con la camiseta de Tigre, un gol que quedó en el recuerdo del Matador: metió el tercero a los 48 del segundo tiempo para cerrar un 3-1 histórico en Victoria y mantener al equipo en la lucha del torneo 2008, que se definió en un triangular final (y que fue para Boca).

Con Pato Ciavarella, otro colaborador de Martínez. Foto IG.

Con Pato Ciavarella, otro colaborador de Martínez. Foto IG.

Aunque ya pisó muchas veces la Bombonera, ahora sabe que lo hará con la nueva pilcha y eso ya cambia las cosas. En especial, cuando toque un Superclásico en el Templo: “Me gustaría vivirlo, debe ser maravilloso”.

Como jugador pasó por Vélez, Barcelona de Ecuador, Olimpo, Banfield, Danubio de Uruguay y Tigre. Se retiró a los 33 años para darle paso a su carrera como entrenador, dando sus primeros pasos en las Inferiores de Deportivo Español. Pasó por Godoy Cruz, fue campeón en el 2018 con Platense y lo ascendió a la B Nacional con Fernando Ruiz como entrenador principal, para luego acompañarlo a Chile, en Club de Deportes Valdivia. De regreso en Argentina, se sumó al cuerpo técnico de Martínez para acompañarlo en Tigre y ahora dar el salto nada menos que a Boca. Un sueño cumplido.