Lo hizo Chanchi Estevez con Martín Cardetti, después de un fogoso Racing-River que decantó el título para la Academia de Mostaza Merlo tras 35 años de sequía, y Maxi tuvo la grandeza de ir a Fútbol de Primera esa noche a pedir disculpas. Chipi Barijho cometió el grotesco con Eduardo Tuzzio en un tremendo duelo copero de Banfield y River, cuenta la leyenda que esas artimañas eran parte del Estudiantes de Zubeldia ganador de todo en la década del 60.
Cuando se habla del famoso “Mundo Boca”, que las paredes hablan, su repercusión, etc. Hay que poner la lupa en Cristian Lema, futbolista próximo a cumplir 34 años, de dilatada trayectoria en el fútbol argentino: Guillermo Brown, Newell’s, Tigre, Quilmes, Belgrano, Lanús, con experiencias en Benfica, Peñarol, más el Damac de Arabia Saudita. Sin embargo, un mes en la primera de Boca lo convierte en noticia todos los fines de semana, lo transforma en figura para bien y para mal.
Va a la fortaleza granate para ser puteado por todo el estadio por la traición de irse a Boca, va al Monumental y se pelea con Paulo Díaz, también con un raramente agresivo Franco Armani, que lo golpea de atrás una vez finalizado el Superclásico, y a quien injuria y espera para pelear en el túnel. Un mes en Boca son 20 años en primera a nivel mediático.
La fortaleza de Lema es su buen rendimiento dentro de la cancha, el tipo demostró estar a la altura de la camiseta de Boca, cabecea, mete como un animal, contagia, esencialmente hace lo que el hincha de Boca espera de un zaguero central, tanto que ya nadie pide a Marcos Rojo en el elenco titular.
Eso es mérito de Cristian Lema, que a pesar de todo esto tuvo una mala noche en Lanús y Colidio lo sacó a pasear un par de veces por el Monumental, es decir, tampoco es Ruggeri, aunque algunos ya quieran hablar del nuevo Schiavi.
Lo que no debe hacer Lema es confundirse, la venta de humo garpa mientras rinda dentro de la cancha, Boca además te exige ser campeón, ganar la séptima Libertadores. No alcanza con clasificar a una copita o salvarse del descenso, la gloria es lo que va a llevar a ser ídolo del club no una pelea berreta con Armani, porque cuando viene la mala, el “Mundo Boca” te puede hundir y destruir con la misma velocidad que te lleva a la fama.