Este martes, bajo la órbita del encuentro de ida de los octavos de final de la UEFA Champions League, Paris Saint-Germain, uno de los principales candidatos al título en el mencionado certamen continental, dio un paso en falso en torno a su objetivo de seguir con vida en la Orejona. Y lo hizo en casa, jugando en el estadio Parque de los Príncipes.

Es que los encabezados estratégicamente por Christophe Galtier se encontraron frente a frente con otro peso pesado como Bayern Munich y la pasaron realmente mal. De hecho, los teutones dominaron por completo el primer tiempo y gran parte de la etapa complementaria. Y así fue como cosecharon una victoria de oro por la mínima diferencia.

Kingsley Coman, un viejo conocido de la casa y también un verdugo habitual, fue el encargado de amargar a todos los hinchas del equipo de la capital francesa. Sucedió cuando transcurrían jugados ocho minutos del segundo período: el reciente subcampeón del mundo con el seleccionado de Didier Deschamps decretó el único festejo de la noche.

Por su parte, Lionel Messi, que había presentado algunas complicaciones físicas previamente, fue titular y jugó todo el partido en el líder que tiene la Ligue 1 de Francia. De todas maneras, el crack argentino de 35 años de edad no pudo desequilibrar en medio de un contexto bastante complejo, con un PSG sin ideas ni vuelo futbolístico.

Para colmo de males, cuando ya se jugaba el tiempo adicionado, el nacido en Rosario, provincia de Santa Fe, tuvo en sus pies una acción de sumo riesgo para Bayern Munich. Sin embargo, cuando se metía en el área, Benjamin Pavard, defensor francés del equipo alemán, le propinó una patada brutal y fue expulsado de forma correcta.