Treinta horas, ida. Treinta horas, vuelta. A primera vista, es imposible disfrutar sesenta horas de vuelos y escalas en cuestión de días. Para Nelson Bonilla, sin embargo, sobraron los motivos para que semejante aventura valiera la pena. Por volver a casa acompañado de su familia, que impulsa y da fuerzas en el lejano sureste asiático; por tener oportunidad de volver a representar a la selección de su país después de un año y tres meses; por el privilegio de ser investido con la cinta de capitán. Pero lo que no pudo parar de pensar durante las treinta primeras horas que lo llevaron de Tailandia a El Salvador fue que una vez llegado a destino, en el mítico Estadio Cuscatlán, iba a tener la oportunidad de enfrentar a Lionel Messi. De dejar salir de una vez por todas las palabras que se le habían quedado atragantadas hace nueve años.

En 2015, el delantero fue titular en el partido amistoso que la Selección de El Salvador disputó ante la Argentina de Tata Martino en el FedEx Field de Washington, donde hacía tiempo se habían agotado las entradas anunciando la presencia de Lionel Messi. Pero aunque La Pulga salió a la cancha, ovacionado y vestido para jugar, permaneció siempre en el banco de suplentes, sin disputar ni un solo minuto a causa de una lesión. Bonilla hizo contacto visual con él y, aunque reconoció en diálogo exclusivo con Bolavip que pensó en pedirle una foto, en decirle unas palabras, no se animó. El pasado 19 de enero, tuvo revancha en su tierra al regresar a La Selecta justo para enfrentar a Inter Miami en el primer amistoso de pretemporada para los dirigidos, otra vez, por Gerardo Martino. Pudo decir lo que tenía que decir. “¡Claro que valió la pena!”, aseguró Bonilla, que emprendió la vuelta a Tailandia con su trofeo: la camiseta del que define como “el mejor jugador de la historia”.

-Qué manera de justificar tan largo viaje…

-¡Cómo no! ? Yo tengo 10 años jugando fuera de El Salvador. Estos viajes son algo normal. La única diferencia es que ahora ya tengo un niño, viajé con mi familia a El Salvador para que vieran el partido. Entonces te agota un poco más ir con el niño que andar solos. Además, como se está jugando la Copa de Asia, las ligas están paradas hasta febrero. Yo estuve un año y tres meses sin ir a la Selección con el entrenador anterior. Da la casualidad que la vuelta se me da para el partido con Inter Miami y un nuevo cuerpo técnico para nosotros. En mi caso, para que me conozca personalmente. Fue un viaje muy positivo en todos los aspectos.

-El marco del partido ya era atípico, porque se da entre una selección y un equipo. Pero también de alcance mundial, por la presencia de Messi, Suárez y compañía. ¿Cómo fue la experiencia?

-Fue una experiencia muy positiva, porque realmente se compitió. Después de los malos resultados que habíamos tenido, yo se que la prensa extranjera, incluso la nacional, decía que nos iban a meter una goleada. La verdad se preparó bien el partido. Sabíamos que el mayor respeto que le podíamos tener a ese equipo con Lionel Messi, el mejor jugador de la historia, era competirles, hacerles un buen partido para que también a ellos les sirviera de preparación para lo que están buscando. Ellos van a jugar la Concachampions y quieren percibir lo que es el fútbol de Centroamérica. Obvio que nos sirvió a nosotros también. Jugar contra campeones del mundo, de América y la Eurocopa. La verdad que era motivante. Pero la mejor manera de que nos respetaran era haciendo lo mejor de nosotros. Creo que el primer tiempo fue un bonito partido, de ida y vuelta, en que los dos equipos tuvimos chances de gol. Ya después, cuando se hicieron varios cambios, el partido cayó un poco. Pero igual tuvo un final entretenido. En lo personal, estoy satisfecho con lo que se hizo.

Nelson Bonilla en acción ante Inter Miami.

Nelson Bonilla en acción ante Inter Miami.

-¿Tocó el orgullo toda esa previa durante la que el resto del mundo tal vez menospreció a El Salvador? ¿O se entendieron las reglas del juego?

-Se entienden las reglas del juego, claro. Quieras o no, en el fútbol el pasado inmediato cuenta mucho. El de nosotros no era el mejor, todavía tenemos muchos partidos sin ganar. Se entiende lo que pasó. Siento que al fin y al cabo no es menosprecio, sino la realidad. Y uno de cara a lo que viene tiene que ir cambiando esa imagen, volviendo a ser una Selección que compita de igual a igual. Yo viví etapas en Selección en las que se buscaba jugar con nosotros por distintos motivos. Por ejemplo en 2015, contra Argentina. Hemos jugado con Brasil. Y en este caso Inter Miami buscó un rival de Centroamérica para prepararse para la Concachampions. Competir de la forma que lo hicimos, pese a terminar en empate, fue una victoria para nosotros porque no se venía compitiendo en el último año. Creo que la percepción de la afición al final fue buena, porque se le compitió al equipo del mejor de la historia.

-Ya lo dijiste dos veces. No tenés dudas que Messi es el mejor de la historia…

-Para nada. Messi es mi ídolo. A mi me gusta el Barcelona y lo he seguido desde sus inicios. He ido a verlo a Barcelona, a Madrid y estuve también en el último Mundial viendo tres partidos de la Selección Argentina. La verdad que para mí era un sueño poder enfrentarlo. Cuando jugué en 2015, contra Argentina, él estuvo en el banco…

-¡Y nunca entró!

-Claro, porque yo recuerdo bien que él venía lesionado, por contrato o algo por el estilo. Yo le decía a mi esposa que tuve la oportunidad de sacarme una foto con él y no sé qué me pasó por la cabeza. Hacía mucho frío aquella tarde noche en Washington. No sé si fue la vergüenza a esa edad, porque era mucho más joven. No lo hice y siempre me quedé pensando ‘no sé si voy a volver a tener esa oportunidad’. Finalmente tuve la oportunidad de que venga como campeón del mundo, poderle estrechar la mano, decirle que es el mejor. Y en la casa de uno, con mi familia ahí presente. Poder decirle que él es el mejor para mí fue un sueño que no voy a olvidar nunca.

-Se nota que le decís algo en el saludo de capitanes. ¿Fue eso o fue simple cordialidad?

-Le dije que era el mejor del mundo. La verdad que le dije ‘sos el mejor de la historia’. Y si me podía cambiar la camiseta. Él se rio y me dijo ‘sí, la cambiamos después’. Él entiende perfectamente el entorno en el que está, lo que genera. Que todo el mundo va a querer su camiseta, que todo el mundo va a querer una foto. Lo asume con mucha naturalidad. Yo quedé muy agradecido, porque se tomó el tiempo de saludar también a la gente. Entiende todo lo que genera y para nosotros fue un privilegio tenerlo en El Salvador, como campeón del mundo, con su octavo Balón de Oro. De aquí a muchos años se va a hablar que vino Messi a jugar a El Salvador.

-¿Qué vos ibas a pedirle la camiseta ya estaba charlado con tus compañeros? ¿O aprovechaste la capitanía y que ibas a ser el primero en poder pedírsela?

-Todos queríamos la camiseta de Leo. Pero como te decía, para mí fue volver después de mucho tiempo y fue una sorpresa que los jugadores, el cuerpo técnico, me eligieran para volver a ser el capitán. Entonces, cuando me dijeron eso, lo primero que dije es ‘voy por la camiseta de Messi’, jaja. Ya no me importaba nada, fue lo primero que se me vino a la mente sabiendo que me lo iba a cruzar primero. Al final, pude conseguirla.

-Messi jugó un solo tiempo, lo que equivale a una sola camiseta. Pero también es verdad que siempre hay varias preparadas en utilería. ¿Te dio la que usó?

-Sí, es la que usó. La sudada. Yo le di mi camiseta a Busquets antes que fuera al vestuario. Y cuando él salió, la de Messi estaba toda mojada. Creo que Alba le dio una nueva a otro compañero. Es distinto. Ya va enmarcada con la transpiración de Messi. Está en proceso, porque le voy a poner dos fotos cuando la enmarque. La del saludo de capitán y la que me tomaron mostrándola. Ya le elegí lugar, en una pared enorme que tengo en la entrada de mi casa. Ahí lo estamos discutiendo con mi esposa, jaja. Tengo que poner algún cuadro ahí para decorar. ¡Y qué mejor cuadro!

El Estadio Cuscatlán vibró con el partido entre El Salvador e Inter Miami. Foto: la Selecta Oficial.

El Estadio Cuscatlán vibró con el partido entre El Salvador e Inter Miami. Foto: la Selecta Oficial.

-Quien estaba como capitán de El Salvador al momento de la votación para los premios The Best no dio ningún punto a Messi. Quedó claro que lo considerás el mejor de la historia. Pero si hubieses sido el capitán en ese momento, ¿lo hubieras votado también como el mejor del año?

-Hubiese votado por Messi, siempre. Hasta que se retire votaría por Messi. Es que no hay comparación, la verdad. Cómo entiende el fútbol, no solo en el tema de los goles. Cómo hace jugar a los demás, cómo asiste, cómo gambetea. En mi forma de pensar, es totalmente diferente a los demás. Tiene todas las facetas del juego y es lo que sorprende. Tanto tiempo en la cima, difícilmente lo vamos a ver en otro jugador.

-Vi una foto en la que estás con tu esposa, vos con la camiseta del Barcelona y ella con la del Real Madrid…

-Fuimos cuando yo estaba jugando en Portugal. Tuve vacaciones y había un clásico el 23 de diciembre (2017). Nos fuimos para Madrid y yo compré esa camiseta el mismo día. Uno está acostumbrado a Centroamérica, como en Sudamérica, que las aficiones te putean y yo había escuchado que en España no pasaba nada con las camisetas del rival. Pero cuando llegué al Bernabéu me hicieron poner el sweater, para que no mostrara la camiseta de Messi. Valió la pena. Ganó el Barcelona 3-0, con un gol de penal de Messi. Siempre que lo he ido a ver, lo he visto ganar. He tenido suerte con eso. La buena es que no nos ganó a nosotros. Podemos decir que el equipo de Messi no nos ganó.

-¿Y así están repartidos los fanatismos en la casa?

-Sí, ella es más de Cristiano Ronaldo. Lo ama. Como no estamos tan lejos de Arabia y estamos en receso, me dice si vamos a ir a ver el partido de Messi contra Cristiano. Pero ella sabe quién es el mejor de la historia y pudo comprobarlo en la Copa del Mundo, jaja.

Nelson Bonilla junto a su esposa en el Bernabéu.

Nelson Bonilla junto a su esposa en el Bernabéu.

-¿Al Mundial fuiste a ver Argentina?

-La vi contra Polonia, el último partido de fase de grupos. Contra Australia y contra Holanda. Tenía planeado ir a ver las semifinales y ver si conseguía entrada para la final. Pero justo firmé con mi anterior equipo y me dijeron que tenía que llegar el 11 de diciembre, así que lastimosamente no pude llegar a la final. Igual me quedo con el partido de Holanda, que por poco me da un infarto. ¡Qué partidazo!

-Tenés 33 años. Con Messi ya cumpliste. ¿Habrá oportunidad de buscar la camiseta de Cristiano para tu esposa?

-Ojalá. Estaban diciendo que iban a llevar a Al Nassr a jugar a El Salvador. Ya me está diciendo que tengo que agarrar esa camiseta. La vamos a negociar.

-¿Quiénes crees que perfilan como sucesores de Messi y Cristiano, que dominaron toda una época?

-Creo que va a ser una disputa temporada a temporada. Haaland el año pasado metió muchos goles y todo, pero este año no es el mismo. A ese nivel, de ellos dos compitiendo y dándose con todo cada año, va a ser bien difícil encontrar sucesores. El año pasado decían Haaland y Mbappé. El Madrid compró a Bellingham y se metió en la conversación. Y así puede ir variando cada año. Mbappé perdió foco, pero lo puede recuperar si va al Real Madrid.

-Ya que hablamos de los mejores, también porque estuvo en el partido contra Inter Miami, ¿qué significa Mágico González para el futbolista salvadoreño?

-Es lo mejor que hemos tenido. Una cosa que lo realza todavía más es que en su momento Maradona dijo que solo uno era mejor que él y era el Mágico. La forma de jugar, su sencillez. Incluso al día de hoy, porque yo he tenido oportunidad de verlo jugar ya retirado y te das cuenta que tiene algo especial. Yo lo logré ver bien poco, ya en sus últimos años como profesional. Nuestra generación no ha tenido un jugador de ese calibre, de esa magnitud.

La camiseta de Messi quedará enmarcada en la casa de Bonilla.

La camiseta de Messi quedará enmarcada en la casa de Bonilla.

Jugar al fútbol en Tailandia

Habiendo iniciado su carrera en Alianza, uno de los equipos más grandes de El Salvador, y tras hacer experiencia en el fútbol europeo con Viitorul de Rumania, Zira de Azerbaiyán, Nacional y Oliveirense de Portugal y Gaziantep de Turquía; Nelson Bonilla recaló en 2018 en e fútbol de Tailandia, donde ha permanecido hasta el día de hoy haciéndose fama de goleador letal en cinco clubes diferentes. Actualmente milita en Sukhothai, el mismo que le había abierto las puertas de un destino exótico para la amplia mayoría de los fanáticos del planeta y cada vez más habitual para él.

“Cuando vine tenía el mismo desconocimiento que todos. Pensás que el fútbol es lento, no sabes qué tan bueno o qué tan responsables son en el pago. Pero me llevé una sorpresa muy grande. Hay cuatro o cinco equipos bastante grandes, que económicamente manejan cifras de transferencias de un millón de dólares, que tiene estadios en perfectas condiciones, centros de alto rendimiento. Hay muy buena competencia y en la Selección igual. Asia es un continente bastante amplio. Imaginate que tiene a Japón, tiene a Corea, Irán, Arabia Saudita, China… Países que económicamente son más fuertes. En el sureste asiático, Tailandia es dominador. También es como un trampolín para las ligas de esos países. Se disfruta. Yo vine en 2018, voy para seis años y me siento muy bien en todos los aspectos. No existen los problemas de la mayoría de los países de Latinoamérica con los pagos y cosas así. Se desconoce, se engloba como liga exótica, pero se sorprenden cuando vienen y lo viven”, le explicó el salvadoreño a Bolavip.

¿Y si te llama Román?

Nelson Bonilla aseguró haber crecido viendo fútbol argentino y romantiza hasta la actualidad al implacable Boca de Carlos Bianchi que fue múltiple campeón nacional e internacional. Un emblema de aquellos años fue sin dudas Juan Román Riquelme, quien actualmente ejerce como presidente del club. ¿Y si llamara algún día a Bonilla?

Si me llama Román voy corriendo y le corto el pasto a La Bombonera. Lo que quieran. Nosotros en El Salvador crecimos con el fútbol argentino. Creo que mi generación viene de la escuela argentina. Del juego, pero también de meter, del cuchillo entre los dientes. Vimos mucho Boca Juniors en la época de Bianchi. Lo tengo bien marcado a eso. Veíamos el programa Fútbol para Todos, que llegaba por Fox Sports. Mirábamos todo. Crecimos con el fútbol argentino. Y al día de hoy yo miro todo. Sé todos los problemas que pasan en Boca. Cuando fui al Mundial me hice amigo de dos barras de La 12. Me mandaron la camiseta de Cavani, que la tengo aquí en Tailandia. Aprovecho a mandarles saludos. Siempre me dicen que vaya. Tengo muchas ganas de visitar Argentina, nunca tuve la oportunidad de ir, y ver un partido en La Bombonera. Es una locura total”.