Los libros de historia del tenis tenían un lugar guardado para Emma Raducanu, la tenista nacida en Toronto en 2002, que se crió en Gran Bretaña -de hecho, es a quien representa- de madre china y padre rumano. En 2021 ganó el US Open y lo hizo tras llegar desde la clasificación previa, sin perder un solo set ni jugar un tie break. Eso nunca había sucedido ni en la WTA ni en la ATP.

Tras esa conquista, en la que venció a Leylah Fernández en la final, no volvió a tener buenos resultados. De hecho, sus mejores performances en los restantes grand slams no son muy buenas: en Australia y Roland Garros lo máximo que alcanzó fue la segunda ronda y en Wimbledon la cuarta. Por otro lado, todavía no ganó ningún otro título. Eso hizo que actualmente ocupe el puesto 279 del ranking de la WTA.

Su talento desconocido

En su cuenta de Instagram, en la que tiene 2,4 millones de seguidores, Emma Raducanu compartió un video en el que la se ve tocando el piano de gran manera. Dicha publicación conmovió a sus seguidores que destacaron su talento a la hora de tocar y -hasta el momento- tiene más de 125 mil likes. Por otro lado, días más tarde mostró otro de sus pasatiempos: la pintura, aunque no mostró qué es lo que estaba pintando.

Raducanu quiere volver a los primeros planos

Hace unos días, Emma Raducanu afirmó que se siente cómoda en polvo de ladrillo y eso se pudo ver en el torneo de Stuttgart, donde superó con claridad la primera y la segunda ronda. En octavos de final se verá las caras con Iga Swiatek, la número 1 del mundo. En la conferencia de prensa previa al duelo ante la polaca, a Raducanu le consultaron sobre su presente y dijo: “Estos dos últimos torneos me sirvan para sentirme mucho mejor, diría que tengo algo más de confianza en el servicio, que siempre es un arma, aunque todavía puedo mejorar mucho más mi juego”.

Raducanu en la Billie Jean King Cup ante Francia. (Foto: IMAGO).

Raducanu en la Billie Jean King Cup ante Francia. (Foto: IMAGO).

Además, agregó: “Al principio de año sentía que tenía que trabajar duro y ganar cada punto desde la línea de fondo, veía que eso era lo que marcaba la diferencia. Del mismo modo, siento que confío tanto en todo el trabajo realizado en los entrenamientos que ahora me cuesta menos confiar dentro de la pista. Lo mejor que estoy haciendo en estos últimos partidos es no pensar demasiado en el marcador, porque en cuanto empiezas a darle muchas vueltas a eso, se acaba metiéndote en tu cabeza y ya no sale”.

Claro está que el principal objetivo de Emma Raducanu, de apenas 21 años, será hacerse fuerte en Stuttgart e intentar llegar de la mejor manera a Roland Garros. En los grand slams se suman muchos puntos y la británica ya demostró que tiene condiciones para volver a estar en los primeros planos de la WTA.