Probablemente no exista fanático del deporte argentino que no haya soñado con conocer a los grandes ídolos. Por su profesión, Alejandro Del Bosco se pudo dar ese lujo. El histórico reportero gráfico de El Gráfico le contó sus mejores historias a Bolavip.

Reportero gráfico, así me siento más cómodo. Todos tenemos una base en la fotografía y yo respeto a todo el mundo, pero los reporteros gráficos estamos nucleados en una asociación -ARGRA- y en lo personal yo tengo la credencial desde 1982”, así marca la diferencia entre fotógrafos y reporteros gráficos.

Del Bosco en medio de los papeles en la cancha de Racing post recibimiento en un clásico de Avellaneda. (Foto: Hernán España).

Del Bosco en medio de los papeles en la cancha de Racing post recibimiento en un clásico de Avellaneda. (Foto: Hernán España).

-¿Cómo arranca tu historia con la fotografía?

-Arranca de muy chico, mi papá compraba algunos diarios y también revistas. Y como él sabía que me gustaba mirarlos, me decía que me dejaba hacerlo solamente si me iba bien en el colegio. La Nación y El Gráfico traía principalmente, y en ese momento la revista no llegaba los lunes, como fue después. En el colegio no me iba del todo bien, así que a veces costaba tener la revista en mis manos. A mí me fascinaban las fotos sobre todo. Cuando era más grande, decidí dejar la carrera universitaria e hice un viaje y ahí me pude comprar mi primer equipo y entré en fotografía porque me gustaba el fotoperiodismo.

Del Bosco cubrió los Mundiales de Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Además del Sub 17 de Egipto y los Sub 20 de Qatar y Malasia

-¿Y en qué año empezaste?

-La credencial la obtuve en 1982, pero en realidad arranqué antes. A fines de los 70 ya hacía fotos y las vendía, pero no me daban la credencial porque había que trabajar para un medio y eso se dio para el 82 cuando entré en el diario Tiempo Argentino. Por ese entonces no hacía deportes, sino de todo.

-¿Ya apuntabas para el deporte o tenías otros intereses?

-Me gustaba hacer de todo, en ese momento quería aprender. Empecé en la última parte de la dictadura y luego seguí con el regreso de la democracia. Me gustaba mucho lo social y lo político. De deporte lo que me gustaba es que era más dinámico, o estaba la foto o no estaba.

Juan Román Riquelme y una de las fotos más icónicas de Del Bosco. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo).

Juan Román Riquelme y una de las fotos más icónicas de Del Bosco. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo).

-De pibe leías El Gráfico y después terminaste trabajando ahí, ¿qué sentiste cuando entraste?

-Era un objetivo que tenía, quería entrar a Editorial Atlántida, que tenía como una de sus publicaciones a El Gráfico. Yo venía trabajando con película en blanco y negro y en El Gráfico ya se trabajaba e diapositiva a color. Me fui a ofrecer, en ese momento estaba el Tano Forte y no entré de inmediato, pero para el 88 ya entré. Mi primera cobertura fue el casamiento de Pedro Troglio.

La revista El Gráfico fue un emblema para muchas generaciones y para Del Bosco un sueño a cumplir.

-¿Cuál fue tu primera gran cobertura?

-Bueno, uno al principio no arranca con coberturas de superclásicos o la Selección Argentina. En ese momento había reporteros gráficos más experimentados, pero lo que yo hacía era tomar cualquier cobertura con mucha responsabilidad y le ponía el mismo empeño a un equipo chico que a uno grande. La cobertura que me acuerdo que me marcó fue la del Mundial de Qatar 1995 con la juvenil de Pekerman.

Sorín, campeón del mundo Sub 20 en Qatar 1995. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo).

Sorín, campeón del mundo Sub 20 en Qatar 1995. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo).

-¿Cómo fue ese Mundial?

-Yo venía del Sudamericano de Bolivia y ahí conocí a algunos de los chicos. La relación con los jugadores era totalmente diferente a cómo es ahora que es más difícil acceder a determinados espacios. Estás ahí, hablás con los jugadores porque te los cruzabas y se generaba un vínculo. Muchos de ellos terminaron siendo cracks. Yo también estuve en el Mundial de Malasia dos años después.

Entre los Pekerman Boys se destaca la presencia de Lionel Scaloni, quien fue campeón del mundo en Malasia 1997.

-Y en Malasia ya estuvo Scaloni, ¿recordás algo de él en esa época?

-Sí, pasó algo muy lindo en Malasia. Allá viajé con un compañero -Leo Burgueño- y en ese Mundial estuvo la particularidad que viajaron muchos familiares de los chicos. Entre ellos los familiares de Lionel Scaloni, los padres y la hermanita. Entonces, en los ratos libres, se armó un lindo grupo con los padres y yo tenía muy buena relación con el papá de Lionel. Él le hace el gol a Brasil y cuando termina el partido, entra su hermanita a la cancha y yo le hago la foto con ella para la revista.

-Pasó el tiempo y Scaloni estaba jugando en Estudiantes. Yo fui a cubrir un Independiente contra Estudiantes y desde la platea me gritan y era el papá de Scaloni que me regaló la camiseta de la Selección Argentina del Mundial. Todavía la tengo esa.

Lionel Scaloni con la bandera de su pueblo. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo).

Lionel Scaloni con la bandera de su pueblo. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo).

-De toda esa camada de José, ¿ya veías a cracks?

-Sí, había jugadores extraordinarios como Sorín, Ibagaza, Irigoytía, el arquero. Bueno, en la otra selección estaban Riquelme, Cambiasso. Lo que destaco es que no había grupitos, estaban todos muy unidos, se hacían bromas entre ellos, nos hacían bromas a nosotros.

Aimar, Cambiasso, Pekerman, Placente y Riquelme. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo).

Aimar, Cambiasso, Pekerman, Placente y Riquelme. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo).

-Por esos años, Maradona estaba en la etapa final de su carrera, ¿recordás alguna anécdota?

Diego siempre fue muy particular, él sabía todo. Vos llegabas y si le pedías la foto estaba todo bien, siempre te decía ´Fiera´. Lo que le molestaban eran las fotos a traición. Me acuerdo una vez que teníamos que hacer unas fotos y él mismo llamó, se vino al edificio de Torneos -Balcarce y Venezuela- e hicimos las fotos.

Diego Armando Maradona había regresado al fútbol argentino en 1993, primero jugó en Newell´s y después en Boca.

-Después me acuerdo de otra espectacular. Fue siete veces seguidas tapa de El Gráfico y teníamos que hacer una producción y después de un partido fuimos con Daniel Arcucci al famoso departamento de Devoto ahí en Segurola y La Habana. Diego tenía una tele enorme para la época y nos recibió relajado en el sillón, ahí cerca estaba Claudia con las nenas haciendo la tarea del colegio. Diego estaba relajado y mandó a pedir 100 pesos de pizza, que en ese momento eran muchísimas, él quería que nos quedemos a comer, pero con Daniel tuvimos que volver a la redacción porque ya cerraba. Diego tenía eso, era muy humano, lo que no le gustaba era que lo invadan.

Diego Armando Maradona en la redacción de El Gráfico. (Foto: Alejandro Del Bosc – @adbringo).

Diego Armando Maradona en la redacción de El Gráfico. (Foto: Alejandro Del Bosc – @adbringo).

-¿Y otros ídolos populares con los que tengas historias así?

-Bueno, son muchos. Ahora se me viene a la cabeza el Flaco Traverso. Fuimos a hacerlo a Pinamar y en esa producción la idea era una foto jugada, no la típica sentado en un sillón y se lo comunicamos al Flaco. No dudó, agarró un cuatriciclo y fuimos a los médanos y salieron fotos espectaculares.

Por el lente de Alejandro Del Bosco pasaron verdaderos próceres del deporte argentino…

No me quiero olvidar de Fangio. Yo estaba en Tiempo Argentino y fuimos a un local de Mercedes en Montes de Oca y nos recibió él, nos mostró el lugar y charló con nosotros. Otra anécdota que tengo es con De Vicenzo, cuando él ya estaba grande. Fuimos a exhibición en Palermo, que iba a hacer unos hoyos, pero se desmayó y yo saqué esa foto. Volví preocupado y lo hablé con Ricardo Alfieri -uno de los mejores reporteros gráficos de todos los tiempos- y se comunicó con él y me dijo que no me preocupara que estaba todo bien. Años más tarde pude charlar con él sobre esa anécdota.

El gran Nicolino Locche en el lente de Del Bosco. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo)

El gran Nicolino Locche en el lente de Del Bosco. (Foto: Alejandro Del Bosco – @adbringo)

-¿Qué paralelismo encontrás entre estos ídolos del deporte argentino?

-Que son tipos terrenales, como cualquiera.

-¿Del mundo del boxeo tenés algún recuerdo?

-Sí, hay una historia muy buena con el Roña Castro en Mar del Plata. Fuimos con Carlos Irusta a cubrir la exhibición con Mano de Piedra Durán, pero no tuvo nada de exhibición, se pegaron fuerte. Una vez que termina la pelea, Irusta me dice de ir a desayunar con el Roña al día siguiente. Yo pensé que era un chiste, cómo íbamos a ir a desayunar con él si acaba de pelear. Carlitos me dice que era verdad y que a las 7 de la mañana teníamos que estar en su casa. Fuimos a comprar facturas e Irusta me manda primero a mí por un pasillo y cuando abre la puerta, el Roña se queja por el horario y que no lo dejábamos dormir. Yo le dije que venía con Irusta, le tiré el fardo a él. Fue una mañana divertidísima donde nos contó muchas anécdotas.

Durante varios años, Carlos Bilardo trabajó físicamente en el mismo edificio donde estaba la redacción de El Gráfico y Del Bosco recuerda algunas historias del Doctor, a quien denomina como un terremoto.

-A Bilardo lo conociste bien, ¿qué recordás de él?

-Claro, él estaba en uno de los programas que se hacían en Torneo y ahí estábamos nosotros con El Gráfico. Bilardo era un terremoto, me acuerdo que teníamos que hacer una producción en la que él tenía una escuela de fútbol y había chicos y no se quedaba quieto, nos terminamos riendo todos, porque era un terremoto. También me acuerdo de su época como entrenador de Boca, íbamos a cubrir los entrenamientos y él les pedía los centrales que imiten a los rivales, era muy gracioso todo.

-Para cerrar el trío de técnicos campeones del mundo con la Selección Argentina, ¿cómo era Menotti?

-Me acuerdo de cubrir bastante su época en Independiente. Era interesantísimo quedarse en las conferencias, se generaban charlas y él era muy cercano. Te miraba a los ojos y pareciera que le importaba lo que vos puedas decir o pensar.

En enero de 2018, a poco más de un año de cumplir 100 años, la revista El Gráfico sacó su última edición papel y para Del Bosco fue un duro golpe.

-¿Qué sentiste cuando salió la última edición papel de la revista El Gráfico?

-Bueno, la revista estaba por cumplir 100 años. Fue un golpe durísimo, en 20 minutos se tomó la decisión y digo 20 minutos porque fue lo que tardaron en despedir a quince compañeros. No les interesaba más, había otras formas para hacerlo. Fue muy triste porque se cayó un monumento, con todo respeto a otros medios.

Alejandro Del Bosco en el Mundial de Brasil 2014. (Foto: Javier Garcia Martino).

Alejandro Del Bosco en el Mundial de Brasil 2014. (Foto: Javier Garcia Martino).

-¿Cómo observás el contexto actual, en el que muchos influencers cubren eventos como si fuesen reporteros gráficos?

-Se va creando una mediocridad total producto de esta mutación y se ve en la calidad del producto. No es lo mismo una triste copia levantada de internet que una foto profesional con la ubicación correcta, en la posición que corresponde y con equipos adecuados. Yo creo que esto se está desarrollando, va a entrar en una meseta y se va a empezar a evaluar la calidad del contenido.