César Luis Menotti fue el principio de todo. Él creo lo que hoy conocemos como la Selección Argentina. Antes había buenos jugadores, muchos títulos, pero no un equipo como representación de AFA.
En 1975 dirigió ¡cuatro seleccionados! durante su primer año completo como entrenador en la Albiceleste y, con el paso de los años, conformó el plantel que terminaría siendo campeón del mundo por primera vez en nuestro país durante el Mundial de 1978.
Si bien podemos destacar su claridad a la hora de hablar, desarrollar conceptos o de su manera de interpretar los partidos, creo que hay un aspecto relacionado a la organización, el sentido de pertenencia y la identidad que no ha sido valorado de la forma en la que lo merecía.
Este año se van a cumplir 50 años desde la llegada del Flaco al seleccionado. Su vigencia se plasmó hasta el día en el que pasó a la inmortalidad, siendo el director nacional de Selecciones en AFA. Fue Menotti el que convenció a Chiqui Tapia de que en Lionel Scaloni había un proyecto junto a Aimar y Samuel. Le debemos mucho.
Ya casi no hay referencias en el fútbol argentino
Diego murió en 2020, Sabella también por esas fechas. Carlos Bilardo por suerte se está recuperando, pero hace mucho no lo escuchamos. Hoy lo tenemos como consultor, un maestro, un consultor permanente. Ahora murió el Flaco. ¿Cómo vamos a llenar ese vacío?
Está el archivo, los videos, las notas, cosas que no tienen fecha de vencimiento, pero nos estamos quedando sin referencias. Siempre apelamos al “¿qué hubiera opinado Maradona?” sobre tal tema, “¿qué nos diría Menotti o Sabella?” sobre cierta situación. O, sin ir más lejos, las frases de Sabella como el reconocimiento al Vélez que le compitió hasta el final.
Menotti, presente en la final de la Copa de la Liga
Qué hermoso que fue el aplauso de los hinchas de Estudiantes en el entretiempo de la enorme final contra Vélez. Aquí me detengo para resaltar lo bravísimo que fue el partido, algo extraordinario, bien del fútbol argentino. Trama, giros, incertidumbre, ir a pelear la pelota como la última, maravilloso espectáculo.
Pero lo que vimos en el entretiempo por parte de la gente de Estudiantes a modo de agradecimiento, teniendo en cuenta la rivalidad entre Menotti y Bilardo -más fogoneada por lo de afuera-, nos hace creer que no todo está perdido.
Que descanses, Flaco. Usted se lo merece. Gracias por todo.