El tenis argentino goza de muy buena salud con la nueva camada de jugadores que está dando que hablar. Pero previo a los Báez, Echeverry y Cerúndolo hubo otro grupo de jugadores -que actualmente rondan los 30 años- que supieron llevar al tenis argentino a los primeros planos y un embajador de ese grupo es Diego Schwartzman, quien en 2020 llegó a ser número 8 del mundo en el ranking de la ATP.
El Peque anunció que dejará la actividad profesional a comienzos de 2025 en el ATP de Buenos Aires. Recientemente, Schwartzman dialogó con Federico Coria, actual número 69 del mundo, que además de jugar está subiendo a su canal de Youtube videos con la intimidad del circuito y en su último capítulo mostró los entretelones del Masters 1000 de Roma y habló a corazón abierto con Diego Schwartzman.
La confianza en sí mismo, un factor clave de su carrera.
“En muchas charlas, Luis Scola habla mucho de lo que uno tiene que confiar en uno mismo y creerse muy bueno adentro. Yo, desde que empecé a jugar en Futures me empecé a creer que era bueno y empecé a dejar un poco de lado ese jugador del segundo o tercer pelotón, que era cuando era chico y poder saltar rápido de Futures a Challengers, es una etapa que mientras más rápido la pasas, más fácil es el camino después”, afirmó el Peque en una charla con Fede Coria en pleno comedor del Masters 1000 de Roma.
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¿Cuándo sintió que se podía mantener en la elite?
Uno de los factores determinantes para cualquier tenista es poder sostenerse en el top 100 y el Peque contó cómo lo logró durante muchos años: “Me pasó que a los que veía por tele, a los que después terminé compitiendo, los veía demasiado buenos, demasiado lejanos. Me empezó a pasar que cuando empecé a competir y a entrenar con ellos en el día a día no los veía tan buenos, empecé a ver un montón de debilidades”.
Diego Schwartzman. (Foto: IMAGO).
Una premonición que se hizo realidad
“A mí me pegaron los 30. De chiquito decía que iba a darlo todo hasta los 30 y después me iba a retirar. Creo que, porque el tenis me parece algo hermoso, es el deporte que elegí para jugar y para vivir y me fue muy bien, pero no es algo que esté completamente enamorado desde chico. Desde el día uno supe suplir por la pasión por entrenar, por tener buenos hábitos, cuidarme, alimentarme bien. Por dentro me daba cuenta que estaba haciendo un esfuerzo enorme y me puse en mi cabeza eso de hasta los 30 hago esto. No sé si conscientemente o no, pero después de los 30 empecé a ir para atrás, ja ”, concluyó el Peque Schwartzman.