"Resultados no prometemos, pero sí mucho trabajo. Cada equipo que juegue con la U tiene que saber que se van a enfrentar a un equipo fuerte", fueron las primeras declaraciones de Diego López para el sitio web de la Universidad de Chile. El día 6 de junio era presentado junto al presidente de Azul Azul, Michael Clark y al gerente deportivo, Manuel Mayo.

Todo bien hasta ahí, trabajo de intertemporada, doble turno con concentración. Había tranquilidad y esperanza en lo que venía. El primer partido por Copa Chile ante General Velásquez fue un pálido triunfo y el segundo un sufrido empate en Santa Laura, pero de todos modos la clasificación a la siguiente fase. Alegría, pero ahí hubo el primer cruce.

El plantel había pedido "comida chatarra" tras el cotejo a través de la nutricionista de la institución, fue ahí cuando Diego López se enteró, prohibió ese alimento y ordenó el consumo rápido de carbohidratos, algo que no cayó muy bien y se negaron a consumir. Días más tarde en el triunfo frente a Unión La Calera ocurrió lo mismo. En ambas ocasiones, la comida tuvo que ser repartida a personal de seguridad.

Por otra parte, agosto fue complicado y el trabajo de doble turno empezó a hacer ruido. La planificación semanal entregaba dos dias de doble jornada a la cual los “referentes” solicitaron efectuar solo una y en horarios con ventanas largas. El cuerpo técnico no aceptó y siguió el mismo método que había efectuado en Europa, con doble jornada con turnos cortos, almuerzo y descanso en el CDA, situación que molestó ya que varios preferían ir a sus casas para almorzar y volver a posterior. También hubo un día en que se realizaría doble jornada y se tuvo que suspender porque hubo un asado de algunos futbolistas. Agregar la medida que rompió Sebastián Miranda en su anterior interinato y que venía de la era Santiago Escobar que fue juntar el camarín, que no fuese uno para los grandes y otro para los juveniles. López continuó con la medida definida por su ayudante.

Previo al Clásico Universitario, también hubo otra incomodidad para el charrúa. Durante la semana no se entrenó con jugadores citados al microciclo de la sub 20, el DT planificó el partido de una manera, pero en la víspera de este, sí aparecían entre los titulares y quienes habían entrenado - muchos de ellos de los grandes del plantel - se enojaron, porque creían que estarían en el once inicial. A eso sumar que un importante jugador del plantel, terminó fuera de la táctica porque daba indicaciones contrarias a la del entrenador, algo que López notó y se enfureció mucho.

Tan solo 94 días estuvo Diego López al mando de la U (Agencia Uno)

Por último, lo bullado de las declaraciones en un programa de televisión de la pareja de un jugador y que no cayó muy bien en el uruguayo. Si bien las cosas se conversaron, el entrenador no habló más con ese futbolista. 

 


Y finalmente, la conversación de Diego López con un importante dirigente de Azul Azul, quien le entregó todo el respaldo a su gestión y la promesa de que el técnico armaría el plantel para la temporada 2023, donde el charrúa tenía en mente a jugadores como Marcelo Díaz, Cristián Lema, Jesús Trindade y Emnanuel Giglioti, entre otros. No se producirá aquello. Fueron los complicados tres meses de López en La Cisterna, algo que de seguro tratará de olvidar.