En una jornada que fue verdaderamente emotiva para el equipo femenino de Universidad de Chile, tras igualar de manera agónica ante Independiente Santa Fe y que les permite a las nacionales clasificar a los cuartos de final de la Copa Libertadores, hubo instantes de aquellos que ojalá, erradicar de las canchas de fútbol.
Y es que la barra del cuadro santafereño mostró actos que fueron totalmente indignos y que desde luego, provocó la reacción de la propia Confederación Sudamericana de Fútbol.
Pue bien, durante el segundo tiempo y cuando Natalia Campos, la portera de la U, se aprestaba a ejecutar un saque de meta, desde los aficionados colombianos vino un grito, muy al estilo de la hinchada de la selección mexicana.
“Hija de P…” era el irracional grito que venía desde los seguidores de Las Leonas colombianas y que provocó que la Conmebol tomase cartas en el asunto de manera instantánea.
Fue así, como la locutora del estadio, tuvo que hacer un llamado a la afición por altoparlante para que evitasen hacer esos gritos, ya que de hacerlo, se exponen a castigos, como también no decir nada que pueda entenderse como un acto racista o discriminatorio y que incluso, pudo haber llevado el compromiso a la suspensión.
Las jugadoras colombianas fueron a calmar a sus hinchas
El compromiso estuvo detenido por unos instantes, mientras se entregaba el aviso antes mencionado y fueron las propias jugadores del Independiente Santa Fe, quienes tuvieron que ir a calmar a sus seguidores.
Fue Gabriela Huertas, la ex jugadora azul y actual capitana de las monarcas cafetaleras, quien se acercó a su hinchada que estaba ubicada en el sector de tribuna andes – haciendo el símil con el Estadio Nacional – para pedirles que no gritasen más vulgaridades.
¿Qué ocurrió en los anteriores partidos?
La triste situación vivida por la portera mundialista chilena no pasó inadvertida, ya que no fue la única que sufrió dichos insultos.
Tanto la golera de Olimpia Gloria Saleb, cómo Annie Del Carpio la portera de Universitario sufrieron los improperios de la grosera barra del Independiente Santa Fe, que lejos de ser un tema muy folclórico de lo que es el fútbol, es simplemente, la vulgaridad que no debe existir en ningún recinto deportivo.