Llegó a Boca en 2016 procedente de Instituto, que lo vendió por 600 mil euros que desembolsó el Xeneize. Debutó ese mismo año, pero sería en abril del 2017, de la mano de Guillermo Barros Schelotto, que tendría su mejor partido: gol y figura contra Arsenal en la Bombonera. Al año se marchó a préstamo a Talleres para ganar minutos, pero fue el comienzo de su despedida.

 

En el medio se marchó a Europa: se fue cedido a la Sampdoria, que firmó con una opción de compra de quince millones de dólares. Al mismo tiempo, jugó el Mundial Sub 20 y se consagró subcampeón del Sudamericano de Chile. Hoy el futuro de Gonzalo Maroni, con 21 años, es realmente una incógnita.

El club italiano no hizo uso de la opción de compra y el lunes estaba citado para regresar a los entrenamientos. No obstante, según el Diario Olé, el representante del jugador habría avisado a la dirigencia de Boca que se iba a ausentar. ¿Por qué? En diez días podría confirmarse un nuevo préstamo con Sampdoria u otro equipo de Europa: ese su objetivo.

Realmente una incógnita en el Xeneize, ya que Miguel Ángel Russo lo iba a seguir de cerca en los entrenamientos e iba a analizarlo para decidir si iba a ser parte del primer equipo. No obstante, ahora al no presentarse, ha perdido bastante terreno para ello. Era su oportunidad de volver a jugar en el club, más sabiendo que en poco más de un mes el equipo jugará por Libertadores y el fútbol argentino podría reanudarse a finales de septiembre.

 

 

Era el único jugador del plantel con rodaje, ya que el 1 de agosto terminó su vínculo con Sampdoria, que disputó la reanudación de la temporada 2019/20. Con la obligación de rotar jugadores después de un parate de más de cinco meses, Russo habría tenido en él a alguien que no estuvo tanto tiempo sin jugar. Iba a tener minutos casi de manera garantizada. Una pena.