El que las hace, las paga. Así parece ser el destino de Alberto Salazar, el otrora todopoderoso entrenador cubano estadounidense, de 63 años, por cuyas manos pasaron varios de los mejores fondistas del mundo. Ganador en tres ocasiones seguidas del Maratón de Nueva York, entre 1980 y 1982, fue el responsable máximo del extinto Oregon Project. Uno de los grupos más prestigiosos para fondistas patrocinado por Nike, entre quienes se encontraban Galen Rupp, Matt Centrowitz y Mary Cain. Además fue entrenador del somalí nacionalizado británico Mo Farah (cuatro veces campeón olímpico). El Oregon Project surgió a mediados de 2000 con el objetivo de devolver a Estados Unidos a los primeros planos del fondo mundial, un lugar que supo dominar en la década del `80 con el mismísimo Salazar como uno de sus abanderados.

Ahora, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ratificó la suspensión de cuatro años que le impuso, en 2019, la Corte norteamericana de arbitraje, tanto a Salazar como al endocrinólogo Jeffrey Brown. Los acusados habían pedido su anulación, al tiempo que la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA) solicitaba no aumentarla.

Tras cuatro años de investigación, hace dos años, la USADA confirmó las sospechas que durante mucho tiempo pesaron sobre Salazar y Brown por sus métodos de entrenamiento que habían despertado las sospechas del mundo del atletismo porque se decía que violaban las reglas antidopaje. En ese momento, el presidente de la USADA, Travis Tygart, dijo: "Los atletas en este caso encontraron el coraje para hablar y revelaron la verdad". Según la USADA, más de 30 testigos informaron cómo fue la trama secreta del dopaje sistemático en la que estaban envueltos mientras trabajaban en el Oregon Project. Todo, a cargo de Salazar. "Mientras actuaban en conexión con el Proyecto Nike Oregon, Salazar y el doctor Brown demostraron que ganar era más importante que la salud y el bienestar de los atletas que habían jurado proteger", afirmó Tygart.

En suma, el Oregon Project implosionó el 3 de junio de 2015, cuando el programa Catch Me If You Can, emitido por Panorama (BBC) y en colaboración con la web ProPública señaló a Salazar como encubridor permanente para inducir a sus atletas a prácticas de dopaje. Se lo sindicó como responsable de suministrar medicamentos a Rupp y Cain, dos de sus mejores atletas. Según el programa, el entrenador proveyó a Rupp de testosterona, una sustancia prohibida bajo la regulación de la USADA. El documento mostró, además, un sospechoso análisis de sangre a Rupp, en el que se pueden ver los valores alterados. Ese informe, la punta del iceberg, a partir de donde todo empezó a ver la luz, contó con la participación de Steve Magness, ex colaborador de Salazar, y de David Epstein, periodista de Sports Illustrated especializado en dopaje (fue quien reveló al diario francés L'Equipe las pruebas iniciales en el caso Lance Armstrong). Magness, además, describió cómo Salazar llevaba a cabo testeos con su hijo Alex, hasta detectar los límites donde se revelaban las anomalías en el consumo de las sustancias dopantes. Salazar y Brown experimentaban para acceder a la denominada "zona gris", allí donde era imposible detectar la sustancia en los controles. Según Magness, los laboratorios del Oregon Project funcionaban como un “escenario perverso”, donde tanto Salazar como el jefe médico del equipo, Loren Mhyre –que murió en 2013–, llevaban a cabo sus prácticas.

Vale recordar que Mo Farah, al tiempo que se suspendía a Salazar, declaró: “Dejé el Nike Oregon Proyect en 2017, pero como siempre he dicho, no tolero a nadie que rompa las reglas o cruce una línea". Farah se desvinculó de Salazar en 2017, pero negó siempre que la decisión estuviera relacionada con las acusaciones de dopaje que pesaban contra el Oregon Project y Salazar, quien siempre rechazó los cargos que pesaban en su contra. Si bien no fue involucrado directamente, Farah, en 2011 y 2012, se saltó dos controles: uno por "no estar en casa" y el otro porque no escuchó el timbre.

Luego de varios procedimientos internos para ratificar o no la sanción, que se prolongaron extraordinariamente por la pandemia por coronavirus, el TAS afirmó que Salazar incurrió en posesión de testosterona, complicidad con Brown en el uso de métodos prohibidos y manipulación de los controles antidopaje. Mientras que en relación a Brown, el TAS consideró suficientemente probada su complicidad con Salazar en la posesión de testosterona, el tráfico de esta sustancia para proporcionársela al entrenador, además de administrar un método prohibido para manipular y pasar los controles antidopaje.

Al momento de darse a conocer la sanción sobre Salazar en 2019, el entrenador se encontraba en el Mundial de Atletismo de Doha pero debió abandonar la cita porque le retiraron la acreditación.