Año 2014. Presentando una lesión repleta de altibajos, Diego Costa, figura indiscutida del Atlético Madrid por aquel entonces, tenía decidido hacer todo lo posible para estar presente en la final de Champions League que se avecinaba ante nada más ni nada menos que el Real Madrid.
Sorprendiendo a propios y ajenos con su aparición en el terreno de juego siendo parte del equipo titular en aquel cruce, el atacante se vio forzado a pedir el cambio a apenas nueve minutos del inicio del compromiso. Cediéndole su lugar a Adrián López , el futbolista se retiró de forma directa al vestuario llorando desconsoladamente.
En diálogo con ESPN, Diego, confirmando que el tratamiento llevado a cabo en la previa para llegar en condiciones a la final efectivamente se hizo con placenta de caballo como siempre indicaron los rumores, afirmó: “Me sometí a ese tratamiento, aunque mientras me ponían electroshock el médico se fumaba dos cigarrillos. Las sesiones eran de dos horas. Era tan doloroso que cuando corría después no sentía ningún tipo de dolor. Fue uno de los momentos más tristes de mi carrera“.
Explicando el motivo que lo llevó a exigirse al máximo para estar presente en el compromiso por La Orejona en cuestión, Costa confesó: “Para mi no había otra cosa en ese momento que no fuera la final de Champions“.
Catalogando aquel partido en Lisboa como “uno de los momentos más tristes” de su carrera, el futbolista del conjunto Colchonero, rememorando dicha jornada para el olvido, recapituló:”En el salto antes de saltar al campo ya noté un calambrazo y no lo podía creer. Intenté aguantar pero no podía seguir y a los 10 minutos tuve que salir“.