Sin dudas, Ronald Koeman no llegó en el mejor momento de Barcelona. Una situación ejemplefica todo esto: Lionel Messi, después de muchísimos años y por primera vez en su vida, se intentó ir del club. Es más, después declaró que no lo dejaron partir, que le mintieron. Sí, se siente un rehén en el club al que le dio todo, al que lo hizo más grande. 

En este contexto está trabajando el entrenador, a quien, de entrada, también le dijeron que le tenía que decir a Luis Suárez que no iba a ser prioridad en el equipo. Lucho continuó su carrera en el Atlético Madrid de Diego Simeone y dejó en claro que la decisión fue de la dirigencia. 

Después de la derrota de Barcelona del último sábado ante Getafe, a Koeman le preguntaron cómo vio el rendimiento de Messi y no dudó: "Podría ser mejor". Igual, rápido, sabiendo lo duro que sonó la frase, reflexionó: "Leo está feliz, quiere ser el capitán del equipo y está mejorando".

Con estas declaraciones, en El Chiringuito se armaron una fiesta. Un profesor en comunicación que, supuestamente, entiende de gestos analizó las declaraciones de Koeman y sus movimientos. Y no dudó: "Koeman elige las palabras para no molestar a Messi porque sabe que se puede meter en un lío".

El conductor, Josep, cerró: "Digamos que él está incómodo por la pregunta, por la realidad al sentir impotencia en ver que Messi no está en el rendimiento que él espera".