Ayer no fue un día más para Soledad Jaimes. ¿El motivo? La futbolista selló la firma en Nápoli, su nuevo club. Justo el mismo día, un 16 de septiembre, pero de 1984, Diego Armando Maradona debutaba en el club napolitano. Fue derrota 1-3 ante Verona. Pero más allá de esa caída, ese día marcó un antes y un después en la historia del genio del fútbol mundial. “Quiero convertirme en el ídolo de los pibes pobres de Nápoles, porque son como era yo cuando vivía en Buenos Aires”, dijo ese día Diego, el nuevo Dios del club del sur de Italia que trascendió sus fronteras para convertirse en un mito absoluto. Acaso, en una de las geografías más pobres y postergadas del país europeo, Diego encontró el mejor refugio que luego se convirtió en un calvario por el acoso que lo llevó a dejar la tierra, su tierra, prometida.

La jugadora que aprendió a jugar al fútbol “en la calle y con los hombres” y que encontró seguridad, experiencia y estabilidad cuando emigró al exterior, ahora se pondrá la casaca del Napoli (usará otra vez la 99, número que la acompaña desde que jugó en Santos). “Brasil me sacó de ser amateur a ser profesional. Me brindó muchas cosas como acceder a la facultad, poder ocuparme en entrenar, trabajar en blanco y una estructura maravillosa, lo que es difícil en fútbol femenino en Sudamérica”, contó en una entrevista con el programa radial Zona Mixta, de su ciudad.

El nexo entre Soledad Jaimes y Maradona es indudable. De un lado, los potreros de Villa Fiorito en los que Diego soñó con alguna vez con ser campeón mundial. Del otro, los de Nogoyá donde Jaimes empezó a patear una pelota cuando apenas tenía 10 años y nadie, ni sus hermanos, querían verla dentro del campito. Pero ella, contradiciendo los mandatos (hoy obsoletos) se imponía y se ponía a patear como una más del grupo. “Siempre jugué con los muchachos en la calle. Yo aprendí a jugar al fútbol en la calle y con los hombres. No porque no me gustara ir con las chicas, sino porque ellas no querían saber nada con el fútbol directamente”, explicó.

Sole Jaimes, en la puerta de su casa en Nogoyá (Gentileza Gonzalo Cornago, Zona Mixta)

Sole Jaimes, en la puerta de su casa en Nogoyá (Gentileza Gonzalo Cornago, Zona Mixta)

La vida de Jaimes no fue fácil. A los 15 años y con los pocos pesos que había en su casa, se pudo comprar unos botines para irse a probar a Boca que, en ese entonces (en 2004), estaba probando jugadoras. Viajó, claro, llena, llenísima de ilusiones y expectativas. Cuando llegó le informaron que no había pruebas. Uno de sus hermanos, que vivía en Buenos Aires, la cobijó y le dijo que en lo suyo no quedaba otra que seguir adelante y no bajar los brazos. Por eso, agarró una guía telefónica y llamó a todos los números del club que encontraba. Insistió en uno, y otro, y otro, y otro hasta que logró su cometido. La probaron para empezar su historia. Tiempo después, apenas habían pasado unas semanas, la citaron para el seleccionado argentino Sub 20. Luego vinieron River, volvió a Boca, Foz Cataratas, Sao Paulo, Santos, Dalian (China), Olympique de Lyon, Changchun Zhuoyue (China). En el equipo de Pelé, es ídola y la máxima goleadora en la historia de club. En Brasil tuvo un reconocimiento reservado para pocas: fue la primera mujer en obtener la “Bola de Prata”, un premio que se entrega desde 1970 y que ganaron jugadores de renombre mundial como Zico, Ronaldinho o Neymar.

En 2018 participó en una de las Ligas económicamente más poderosas y fuertes del mundo. En Dalian Quanjian, de China, se vistió de goleadora y campeona para despertar el interés de Olympique de Lyon. En Francia jugó una temporada para, el 18 de mayo de 2019, convertirse en la primera futbolista argentina en ganar la UEFA Women's Champions League; además, dio dos vueltas olímpicas más, una en la Liga de Francia y otra, en la Copa de Francia. Ese mismo año regresó por apenas seis meses a Santos para luego partir otra vez a China para firmar con Changchun Zhuoyue. Luego del Mundial de fútbol femenino disputado en Francia con el seleccionado argentino volvió, una vez más, a Santos para seguir al compás de “goles son amores”. Por eso, a los 32 años, y muy lejos aún de pensar en el retiro, Jaimes reforzará las filas de Napoli, que pudo asegurar su permanencia en Serie A en la última fecha luego de empatar 2 a 2 con Roma.

Sole Jaimes, la misma cuyo ídolo es Juan Román Riquelme. La misma que también idolatra a Maradona y ahora va tras sus pasos en Nápoli.