En los octavos de final ante Colombia, Harry Kane ya había conseguido, una vez más desde el punto de penal, la suma de seis tantos que lo transformó en el goleador del Mundial de Rusia 2018. Disputó tres partidos más después de ello, pero no pudo marcar ni ayudar a Inglaterra a merecer más que el cuarto puesto.

Fue doblete en el debut ante Túnez, tal vez su partido más influyente porque la victoria del seleccionado inglés se consumó recién en los minutos finales del encuentro.

Tres más llegaron en la goleada 6-1 ante Panamá, dos de ellos desde el punto de penal, y claro que la sensación fue que a Inglaterra le hubiera alcanzado con el goleador administrando balas.

Y el último de sus tantos fue para abrir el marcador ante Colombia, pero el empate de Yerry Mina y la definición en los penales la quitó también trascendencia.

Allí se terminó la pólvora de Harry Kane, que no pudo anotar en los tres partidos siguientes. Ni en los cuartos de final ante Suecia, ni en la derrota en semifinales ante Croacia, ni por el tercer puesto ante Bélgica.